(Snatch) UK/USA, 2000. 104m. C.
D.: Guy Ritchie
I.: Jason Statham, Benicio Del Toro, Brad Pitt, Alan Ford
El comienzo de Snatchs. Cerdos y diamantes nos muestra a un grupo de rabinos que se dirigen a las oficinas de un banco. La cámara los sigue mientras éstos entran, pasan el puesto de seguridad, cogen un ascensor y tras recorrer una serie de pasillos, finalmente llegan a su destino. Por el camino, uno de los rabinos les cuenta a sus compañeros su teoría acerca de como una ligera modificación a la hora de traducir las sagradas escrituras puede marcar toda una religión. Cuando llegan a la oficina, los rabinos demuestran no ser lo que parece: tras el disfraz se esconde un grupo de atracadores cuyo objetivo es un diamante. Contado así, este comienzo puede parecer el típico de cualquier thriller, pero atendamos ahora al modo en que se visualiza la acción: el recorrido de los rabinos se nos muestra a través de las múltiples pantallas que conforman el puesto de seguridad. El atraco se fracciona en en un montaje muy corto, con la cámara moviéndose todo el rato en un frenético encadenado de zooms y giros imposibles. No se puede decir que Snatchs. Cerdos y diamantes no deje las cosas claras desde un principio.
Como ya nos avisa esa multiplicidad de pantallas, el film de Guy Ritchie se compone de un crisol de imágenes, de contínuos saltos (de personajes, de escenarios e, incluso, cronológicos) para conformar un complicado (que no complejo) puzzle cuyas partes no son más que un "más-difícil-todavía" que intenta ocultar la vacuidad del todo. Es decir, que Snatchs. Cerdos y diamantes nos cuenta de la manera más retorcida y manierista posible una historia tan simple como previsible.
La conexión Ritchie-Tarantino-Coen
En su momento, Guy Ritchie fue comparado con Quentin Tarantino. Esto demuestra hasta qué punto el fenómeno Tarantino estaba formado por una asimilación tan equivocada como simplista del discurso del director de Pulp Fiction. Ritchie coge lo más notorio de Tarantino (los personajes prototípicos de la literatura pulp, la violencia excéntrica, la estructura fragmentaria, elaborados diálogos y monólogos tan banales como definitorios de caracteres) pero vaciado de esa mirada entre cínica y respetuosa, sentimental y reflexiva, que dé entidad a lo que sino no deja de ser más que un catálogo estéril de referencias y guiños.
Más próxima está Snatch. Cerdos y diamantes al universo de los hermanos Coen (otros ejemplares de las postmodernidad) a la hora de retratar un universo absurdo habitado por una serie de excéntricos perdedores incapaces de manejar las consecuencias de sus actos. Pero Ritchie es incapaz de conferir al film ese tono de ironía existencial que empapaba de gravedad películas como Fargo o la reciente Quemar después de leer. Los caracteres del director de Lock and Stock son recortables, figuras planas que mueve de un lado a otro de manera caprichosa. De las contínuas idas y venidas que conforma el film únicamente una escena, la pelea amañada que disputa Mickey, el gitano de jerga incomprensible incorporado por Brad Pitt, consigue transmitir esa emoción necesaria que dé validez a lo que no es más que un catálogo de fuegos de artificio: tan bonitos como efímeros.
D.: Guy Ritchie
I.: Jason Statham, Benicio Del Toro, Brad Pitt, Alan Ford
El comienzo de Snatchs. Cerdos y diamantes nos muestra a un grupo de rabinos que se dirigen a las oficinas de un banco. La cámara los sigue mientras éstos entran, pasan el puesto de seguridad, cogen un ascensor y tras recorrer una serie de pasillos, finalmente llegan a su destino. Por el camino, uno de los rabinos les cuenta a sus compañeros su teoría acerca de como una ligera modificación a la hora de traducir las sagradas escrituras puede marcar toda una religión. Cuando llegan a la oficina, los rabinos demuestran no ser lo que parece: tras el disfraz se esconde un grupo de atracadores cuyo objetivo es un diamante. Contado así, este comienzo puede parecer el típico de cualquier thriller, pero atendamos ahora al modo en que se visualiza la acción: el recorrido de los rabinos se nos muestra a través de las múltiples pantallas que conforman el puesto de seguridad. El atraco se fracciona en en un montaje muy corto, con la cámara moviéndose todo el rato en un frenético encadenado de zooms y giros imposibles. No se puede decir que Snatchs. Cerdos y diamantes no deje las cosas claras desde un principio.
Como ya nos avisa esa multiplicidad de pantallas, el film de Guy Ritchie se compone de un crisol de imágenes, de contínuos saltos (de personajes, de escenarios e, incluso, cronológicos) para conformar un complicado (que no complejo) puzzle cuyas partes no son más que un "más-difícil-todavía" que intenta ocultar la vacuidad del todo. Es decir, que Snatchs. Cerdos y diamantes nos cuenta de la manera más retorcida y manierista posible una historia tan simple como previsible.
La conexión Ritchie-Tarantino-Coen
En su momento, Guy Ritchie fue comparado con Quentin Tarantino. Esto demuestra hasta qué punto el fenómeno Tarantino estaba formado por una asimilación tan equivocada como simplista del discurso del director de Pulp Fiction. Ritchie coge lo más notorio de Tarantino (los personajes prototípicos de la literatura pulp, la violencia excéntrica, la estructura fragmentaria, elaborados diálogos y monólogos tan banales como definitorios de caracteres) pero vaciado de esa mirada entre cínica y respetuosa, sentimental y reflexiva, que dé entidad a lo que sino no deja de ser más que un catálogo estéril de referencias y guiños.
Más próxima está Snatch. Cerdos y diamantes al universo de los hermanos Coen (otros ejemplares de las postmodernidad) a la hora de retratar un universo absurdo habitado por una serie de excéntricos perdedores incapaces de manejar las consecuencias de sus actos. Pero Ritchie es incapaz de conferir al film ese tono de ironía existencial que empapaba de gravedad películas como Fargo o la reciente Quemar después de leer. Los caracteres del director de Lock and Stock son recortables, figuras planas que mueve de un lado a otro de manera caprichosa. De las contínuas idas y venidas que conforma el film únicamente una escena, la pelea amañada que disputa Mickey, el gitano de jerga incomprensible incorporado por Brad Pitt, consigue transmitir esa emoción necesaria que dé validez a lo que no es más que un catálogo de fuegos de artificio: tan bonitos como efímeros.
5 comentarios:
Dedico esta reseña al Sr. Fer quien, aunque no estará de acuerdo con mi valoración, amablemente me prestó su edición en DVD para este visionado.
Si "RocknRolla" es tan parecida a "Snatchs" es porque es un run for cover en toda regla después del fracaso estrepitoso que fue "Barridos por la marea" al servicio de su ex Madonna.
Bueno, como no podía ser de otra forma no puedo por menos que no esta de acuerdo, claro esta, yendo por partes:
- Los fuegos artificiales son bonitos, el espectáculo, el saber dar espectáculo, tiene su ciencia, y Snatch da espectáculo, mucho espectáculo.
- Por otra parte Snatch no es solo “artificio vacuo”, es un thriller magníficamente contado, con personajes fascinantes y presentados con brillantez y elegancia, con un ritmo que no te da tiempo a respirar y con giros y regiros arguméntales llenos de inteligencia y atrevimiento (lo de Brad Pitt al final es sublime, lo del perro es simplemente genial, Tyrone es el puto amo y Vinnie Jones parece haber nacido para interpretar personajes así).
-Ritchie, Tarantino y los Coen, bueno si hubiera que juzgar a Ritchie solo por esta película, no dudaría en ponerlo al lado de estos, pero claro, viendo su trayectoria, Snatch se torna más en flor de un día que otra cosa, Tarantino y los Coen han demostrado un talento brutal en cada película que han hecho (luego las pelis pueden gustar más o menos, pero el talento esta ahí), Ritchie....no, la verdad es que no, de hecho su ultima peli Rocknrolla (a falta de ver su Sherlock Holmes) apenas es una burda imitación de Snatch, y claro cuando uno ya se copia a sí mismo de esa manera tal vez es que no tenga mucho más que ofrecer.
En fin peliculón con todas las de al ley, cinco estrellas sin duda.
Pd: corrijo la errata, xd.
Estoy de acuerdo con fer. Que la peli sólo sea lo que se ve no la desmerece. Vale que sólo tiene un nivel, pero esta esta tan bien, es tan puro, que no creo que sea efímera.
La peli se recuerda siempre como algo que se disfrutó mucho. Lo único malo es que su simpleza la agota pronto. No soporta muchos videados.
Siendo objetivos y realistas, esta película es buena. Tiene magníficas actuaciones y por ello creo que Cerdos y Diamantes es una película que no te puedes perder.
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