USA/UK, 2010. 140m. C.
D.: Ridley Scott P.: Russell Crowe, Brian Grazer & Ridley Scott G.: Brian Helgeland, basado en un argumento de Brian Helgeland, Ethan Reiff & Cyrus Voris I.: Russell Crowe, Cate Blanchett, Max von Sydow, William Hurt F: 2.35:1
En el recientemente publicado 2000 años de cine, el airado protagonista Mostrenco, en una agria discusión con el director Ridley Scott, pone en evidencia el secreto de su éxito profesional: el responsable de Gladiator es un maestro en el arte de facturar películas que no son buenas, sólo lo parecen. Por si cabía alguna duda, su última producción lo confirma. Robin Hood resulta intachable desde un punto de vista técnico: la oscura, rayante con el blanquinegro, fotografía que retrata la época difícil y miserable en la que transcurren los hechos; el diseño de producción que recrea de manera harto verosímil dicha época; el cuidado en el vestuario, glamourosamente sucio; la enfática banda sonora, que sirve tanto para dinamizar la acción como para subrayar el dramatismo. Ridley Scott, perro viejo ya en este tipo de superproducción, sabe hacer su trabajo y sacarle alto rendimiento al competente equipo que tiene a su disposición. De esta manera, el film resultante es un producto bien fait, pero cuyo seguimiento del libro de estilo de "cómo-hacer-una-película-comercial-de-prestigio" resulta demasiado evidente. Imágenes como los planeos aéreos que cruzan los verdes valles siguiendo al ejército comandado por Robin Hood; Robin cabalgando en medio de la batalla y recibiendo un arma de un soldado de a pie; o el travelling subjetivo de una flecha resultan tan espectaculares como predecibles. Robin Hood acaba resultando tan aparente como obvia, tan mecánica como carente de pasión.
El acercamiento a la leyenda de Robin de los bosques del director de Blade Runner denota su condición de hija de su tiempo. Mirada desmitificadora del mito, Robin Hood sacrifica la épica en favor del realismo histórico. El comienzo del film es prueba de ello: Scott muestra el lado más tétrico de Las Cruzadas: una sangrienta carnicería cuyo objetivo principal nada tiene que ver con la fe, sino con la riqueza. De igual manera, el rey Ricardo Corazón de León es presentado como un soberano acabado, degradado como ser humano y a quien sus hombres odian. El regreso a Inglaterra, y a Nottingham en particular, incide en esta visión, centrándose en los problemas del pueblo en unos tiempos marcados por el hambre. Unas bases realistas sobre las que, en doloroso contraste, se levanta el estereotipo: las conspiraciones palaciegas, el romance entre Robin y Marian, el descubrimiento del protagonista de su olvidado pasado. Robin Hood acaba allanado el lugar común del folletín de aventuras pero vaciándolo de emoción en su ánimo de trascendencia.
Finalmente, Robin Hood se confirma como un artefacto postmoderno, una especie de precuela que busca explicar los hechos y sucesos que dieron lugar a la popular leyenda. La batalla final, una recreación en clave medieval del desembarco de Normandía de Salvar al soldado Ryan, denota la imposibilidad del cine de gran aparato holywoodiense de escapar de su propia sombra: todo acaba resumiendose en un enfrentamiento final entre dos ejércitos, confuso y atropellado. Si para algo sirve Robin Hood es para confirmar la habilidad de Hollywood para construir aparatosos parques temáticos: la detallada pero artificial ambientación y su plano ánimo didáctico resultan tan aburridos que sólo pensamos en subirmos a la montaña rusa.
El acercamiento a la leyenda de Robin de los bosques del director de Blade Runner denota su condición de hija de su tiempo. Mirada desmitificadora del mito, Robin Hood sacrifica la épica en favor del realismo histórico. El comienzo del film es prueba de ello: Scott muestra el lado más tétrico de Las Cruzadas: una sangrienta carnicería cuyo objetivo principal nada tiene que ver con la fe, sino con la riqueza. De igual manera, el rey Ricardo Corazón de León es presentado como un soberano acabado, degradado como ser humano y a quien sus hombres odian. El regreso a Inglaterra, y a Nottingham en particular, incide en esta visión, centrándose en los problemas del pueblo en unos tiempos marcados por el hambre. Unas bases realistas sobre las que, en doloroso contraste, se levanta el estereotipo: las conspiraciones palaciegas, el romance entre Robin y Marian, el descubrimiento del protagonista de su olvidado pasado. Robin Hood acaba allanado el lugar común del folletín de aventuras pero vaciándolo de emoción en su ánimo de trascendencia.
Finalmente, Robin Hood se confirma como un artefacto postmoderno, una especie de precuela que busca explicar los hechos y sucesos que dieron lugar a la popular leyenda. La batalla final, una recreación en clave medieval del desembarco de Normandía de Salvar al soldado Ryan, denota la imposibilidad del cine de gran aparato holywoodiense de escapar de su propia sombra: todo acaba resumiendose en un enfrentamiento final entre dos ejércitos, confuso y atropellado. Si para algo sirve Robin Hood es para confirmar la habilidad de Hollywood para construir aparatosos parques temáticos: la detallada pero artificial ambientación y su plano ánimo didáctico resultan tan aburridos que sólo pensamos en subirmos a la montaña rusa.
12 comentarios:
¿Un 1?, buff, no se no me pareció gran cosa, pero tampoco creo que sea tan mala.
Mi principal problema con este ROBIN HOOD es el aburrimiento casi terminal que me provocó. Nada de lo que pasaba me parecía interesante. De hecho, llegó un punto en el que no entendía nada, las acciones de los personajes me parecían totalmente desconcertantes.
Desde luego, qué tremenda decepción. Yo sí creo que es una mala película, por el simple motivo de que carece de mensaje: Los personajes no emocionan, no te implicas ni con ellos ni con la historia, el desarrollo es aburrido y sin ritmo... Y para colmo, la batalla final es una mezcla de tópicos mal colocados sin sentido que no hacen más que destrozar el acabado final.
En otras palabras, es una película de la que te olvidas a los dos días.
Creo que tanto Brian Helgeland como Ridley Scott se han obsesionado tanto en huir de la espectacularidad de este tipo de proyectos y construir algo así como una verosimilitud histórica que han sacrificado por el camino la emoción, el romanticismo y la épica que uno espera en una cinta de aventuras.
Gracias por los comentarios
¿¿¿Verosimilitud histórica??? ¿Te pareció verosímil esa espantosa batalla final con Robin Hood llegando de la nada capitaneando como si nada las tropas inglesas y con su señora a caballo y armadura escoltada por la chiquillería que ni pincha ni corta en el tema?
¿¿Eso era verosímil?? ¡Pero si el problema es que era cualquier cosa menos eso!
No. No digo que el resultado sea una película verosímil, sino que creo es evidente que Scott y Helgeland han querido huir de las espectacularidad (e, incluso, la fantasía) propia de estas películas y se han centrado en crear una reconstrucción realista: anteponer la realidad a la leyenda.
Precisamente, y esto lo indico en la reseña, esa batalla final en la que sí se cae en los lugares comunes del género evidencia como, finalmente, ROBIN HOOD tiene que rendirse a su condición de blockbuster.
Sí, es justo ese el problema: El intentar negar algo y tener unas pretensiones falsas para acabar mostrando una barrabasada sin gracia, emoción, ni sentido.
Parece que, por fin, nos hemos entendido ;D
Pues a mi me encantó la verdad, lo pasé muy bien con esta Robin Hood Begins.
Eso si no dejáis de tener mucha razón en vuestros comentarios
Pues fíjate que al amigo con el que vi la película también se le ocurrió ese título, ROBIN HOOD BEGINS, y en un principio pensé en incluirlo en el texto hasta que vi que lo habías utilizado ya en un post tuyo, así que lo olvidé para que no me acusaras de plagio :)
Jeje cuando lo he leído me he reído fui yo el que dijo también lo de BEGINS, coincido con la falta de emoción en toda la película visualmente me ha gustado
Efectivamente, el sr. Olahf suele ser mi acompañante habitual en mis contadas incursiones en las salas cinematográficas y esta es una de las pocas ocasiones en que estamos de acuerdo, aunque yo sea más radical.
La solvencia visual de ROBIN HOOD no me parece un mérito teniendo en cuenta: 1)la experiencia de Ridley Scott en este tipo de superproducciones 2) el más que competente equipo técnico que maneja y 3) el más que generoso presupuesto con el que cuenta. Si con todo esto no se consigue unos mínimos asegurados de calidad técnica, apaga y vámonos.
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