(Cosa avete fatto a Solange?) Italia/Alemania, 1972. 103 m. C.
D.: Massimo Dallamano
I.: Fabio Testi, Christine Galbo, Karin Baal, Joachim Fuchsberger.
En un principio, ¿Qué habéis hecho con Solange? cumple todos los requisitos para ser considerado un giallo en estado químicamente puro: un asesino misterioso, de negro y enguantado; un grupo de sospechosos a cual más pintoresco; los asesinatos en primera persona del singular; un arma blanca como objeto de agresión; la protagonista, tras ser testigo accidental del crimen, guardará el recuerdo en su memoria convenientemente fragmentado, escapándosele esa pista que servirá para desenmascarar al asesino; la acción acontece en una escuela femenina. Pero el film de Massimo Dallamano parece quere decirnos algo más.
El protagonista, Enrico Rosseni, es un profesor de gimnasia (e italiano) que imparte clases en la misma escuela cuyas alumnas están siendo asesinadas. Mantiene una relación en secreto con una de esas alumnas. El ambiente católico de la escuela crea un ambiente opresivo, de sensualidad reprimida. Enrico es el único profesor joven y guapo del claustro. Mientras en casa mantiene una relación de tensión y contínuas discusiones con su mujer, sus citas con Elizabeth estás marcadas por el romanticismo. Cuando las víctimas son encontradas desnudas, con un cuchillo clavado en la entrepierna, y las sospechas caen sobre un cura, ¿Qué habéis hecho con Solange? parece querer convertirse en un giallo laico. Una crítica a la opresión católica, que ata la sexualidad de sus ciudadanos, que castiga a aquellos que dan rienda suelta a sus sentimientos.
Pero, al igual que ocurre con los recuerdos de Elizabeth, hay algo que no encaja. Fijémonos en los créditos del film: en cámara lenta, seguimos la imagen de las futuras víctimas en bicicleta, riendo. La imagen está virada al color rojo, marcando a las chicas. Observemos el deleite con el que la cámara se detiene para mostrar los cuerpos desnudos de las alumnas mientras se duchan. La obsesión con la que se nos muestra los crímenes, haciendo hincapié en ese falo mortal que acaba con sus víctimas. Hacia el final, una vez descubierto el oscuro secreto que motiva al asesino, ¿Qué habéis hecho con Solange? muestra sus cartas: bajo su apariencia de giallo liberal se esconde un producto a la vez morboso y reaccionario. Un film que utiliza el atractivo físico de sus protagonistas como reclamo voyeurístico a la vez que las castiga por esa misma sexualidad liberada. Una contradicción que sólo los italianos son capaces de mantener con la cabeza bien alta.
D.: Massimo Dallamano
I.: Fabio Testi, Christine Galbo, Karin Baal, Joachim Fuchsberger.
En un principio, ¿Qué habéis hecho con Solange? cumple todos los requisitos para ser considerado un giallo en estado químicamente puro: un asesino misterioso, de negro y enguantado; un grupo de sospechosos a cual más pintoresco; los asesinatos en primera persona del singular; un arma blanca como objeto de agresión; la protagonista, tras ser testigo accidental del crimen, guardará el recuerdo en su memoria convenientemente fragmentado, escapándosele esa pista que servirá para desenmascarar al asesino; la acción acontece en una escuela femenina. Pero el film de Massimo Dallamano parece quere decirnos algo más.
El protagonista, Enrico Rosseni, es un profesor de gimnasia (e italiano) que imparte clases en la misma escuela cuyas alumnas están siendo asesinadas. Mantiene una relación en secreto con una de esas alumnas. El ambiente católico de la escuela crea un ambiente opresivo, de sensualidad reprimida. Enrico es el único profesor joven y guapo del claustro. Mientras en casa mantiene una relación de tensión y contínuas discusiones con su mujer, sus citas con Elizabeth estás marcadas por el romanticismo. Cuando las víctimas son encontradas desnudas, con un cuchillo clavado en la entrepierna, y las sospechas caen sobre un cura, ¿Qué habéis hecho con Solange? parece querer convertirse en un giallo laico. Una crítica a la opresión católica, que ata la sexualidad de sus ciudadanos, que castiga a aquellos que dan rienda suelta a sus sentimientos.
Pero, al igual que ocurre con los recuerdos de Elizabeth, hay algo que no encaja. Fijémonos en los créditos del film: en cámara lenta, seguimos la imagen de las futuras víctimas en bicicleta, riendo. La imagen está virada al color rojo, marcando a las chicas. Observemos el deleite con el que la cámara se detiene para mostrar los cuerpos desnudos de las alumnas mientras se duchan. La obsesión con la que se nos muestra los crímenes, haciendo hincapié en ese falo mortal que acaba con sus víctimas. Hacia el final, una vez descubierto el oscuro secreto que motiva al asesino, ¿Qué habéis hecho con Solange? muestra sus cartas: bajo su apariencia de giallo liberal se esconde un producto a la vez morboso y reaccionario. Un film que utiliza el atractivo físico de sus protagonistas como reclamo voyeurístico a la vez que las castiga por esa misma sexualidad liberada. Una contradicción que sólo los italianos son capaces de mantener con la cabeza bien alta.
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