miércoles, 16 de junio de 2010

Daft Punk's Electroma


(Daft Punk's Electroma)
Francia/USA, 2006. 74m. C.
D.: Thomas Bangalter & Guy-Manuel De Homem-Christo P.: Paul Hahn G.: Thomas Bangalter, Guy-Manuel De Homem-Christo, Cédric Hervet & Paul Hahn I.: Peter Hurteau, Michael Reich, Helena Stoddard, Vance Hartwell F.: 1.85:1

En las serenas, rectas y parsimoniosas imágenes de Daft Punk's Electroma se puede detectar con meridiana claridad las influencias bajo las que trabajan el dúo de música electrónica Daft Punk (nombre artístico de Thomas Bangalter y Guy-Manuel De Homem-Christo) en su debut como directores de largometraje. Nombres como Antonioni, Kubrick, Van Sant, Lynch o referencias estéticas como el cine de ciencia-ficción de los 70 (películas como THX 1138 o La fuga de Logan) confirman el radical camino que los autores han decidido recorrer a la hora de trasladar a imágenes su particular universo sonoro. Película desprovista por completo de diálogos, Daft Punk's Electroma reinvindica la posibilidad de un cine sensorial, producto de la combinación, intento de simbiosis, de la banda sonora (incluído el diseño de sonido) y la fotografía. Película de vocación elitista, diseñada para hipnotizar a los creyentes bajo la seductora complacencia de sus largos planos y desafiar la resistencia del espectador más inquieto, Daft Punk's Electroma, con todo, no es un film totalmente a-narrativo, integrándose de manera sorprendente en el universo musical de Daft Punk.

En Interstella 5555, film de animación japonés que adaptaba el segundo disco de estudio del dúo francés, Discovery, nos situaban en un planeta musical en el que la música servía de unión popular en un hedonista rito de celebración vital. La banda que tocaba en esos rituales, y que eran venerados como sumo sacerdotes, era secuestrada por un magnate musical de pérfidas intenciones y traídos a nuestro planeta, donde se les lavaba el cerebro y se les convertía en hitos de masas a la vez que se les despojaba de su personalidad. Human After All, el siguiente trabajo musical, radicalizaba el discurso construyendo un mundo oscuro y ruidoso, de contornos totalitarios. Daft Punk's Electroma corporeiza esta idea y siguiendo la línea irónica del título del disco, nos sitúa en un universo paralelo en el que los robots son los ciudadanos. Un mundo frío y alienado, de afilada rectitud, en el que la búsqueda de un sentimiento humano condena al exilio (terrenal y anímico) a una pareja de robots que intentan dar un valor emocional a su fría existencia, de la misma manera que los propios Thomas Bangalter y Guy-Manuel De Homem-Christo lo hacen con sus calculadas, gélidas y esteticistas imágenes, dando lugar a un film tan triste como melancólico.

Por tanto, Daft Punk's Electroma se aleja del producto comercial como rampa de lanzamiento (y que confirma la excelente selección musical de la que hace gala el film, en el que no se incluye ninguna canción propia, utilizando tanto a autores de los 70 como Brian Eno, Curtis Mayfield o Todd Rundgren, como fragmentos de música clásica, y que llegan a convertirse en los auténticos protagonistas del film) para conformarse como una pieza más en el elaborado y personal discurso filosófico de Daft Punk: la persistencia de la humanidad, encerrada, pero viva, en un reluciente casco de metal.


4 comentarios:

BizarroJoe dijo...

"Libro prestado, perdido o estropeado."
Ante todo el que lea este comentario, quiero confesar que, en mi niñez, yo también fui culpable del delito mencionado en este conocido dicho, pues en un "descuido" me acabé apropiando de un libro ajeno: Fábulas de robots de Stanislaw Lem, una compilación de cuentecillos breves, de tono marcadamente socarrón cuya intención (como en la tradición de la "parábola Kafkiana") no es la enseñanza moral, sino constatar la situación en la que vive el ser humano y enfrentar al lector ante la naturaleza de su propia especie.
Ahí es donde encontramos un precedente de esta Electroma, filme realizado exclusivamente por amor al arte cuya intención, para aquellos que sobrevivan al peregrinaje, parece ser motivar al espectador a que medite sobre lo expuesto y encuentre él mismo las preguntas que la cinta le habrá hecho plantearse. Algo que deberá lograr por sí sólo y sin ayudas, ya que la única respuesta satisfactoria sólo puede llegar del mismo individuo. Si éste triunfa, podrá, al fin, salir del desierto en el que se hallaba (El "A dónde" ya dependerá de las conclusiones que se sacaran de la prueba.), con suerte, más sabio. Pero si se fracasa, siempre puede uno inmolarse y partir hacia el olvido... Algo que también es muy humano. Demasiado humano.

José M. García dijo...

Buff... Entre mi reseña y tu comentario, no sé si estamos acercando a la gente a esta película o les estamos echando a patadas.

Eso sí, la supuesta radicalidad de ELECTROMA no hace más que reflejar la excesiva convencionalidad en la que se ha estancado el cine más comercial.

Lord_Pengallan dijo...

Pues a mi me habéis picado. A mi lo del cine sensorial me mola. Es la adrelanina del riesgo, me parecerá una mierda o me entusiasmará? Por lo menos tiene ese algo que ya ha perdido el cine comercial, ahora totalmente previsible y convencional.

José M. García dijo...

Pues si entre los dos hemos conseguido despertar su curiosidad, me considero más que satisfecho. Eso sí, si la ve, no deje de pasarse por aquí para compartir su opinión.

Gracias por los comentarios.