(Kyûketsu Shôjo tai Shôjo Furanken) Japón, 2009. 84m. C.
D.: Yoshihiro Nishimura, Naoyuki Tomomatsu
I.: Yukie Kawamura, Takumi Saito, Eri Otoguro, Sayaka Kametami
Primero, echémosle un rápido vistazo a la sinopsis: el escenario es el de un instituto cualquiera. Es el día de San Valentín y, como es tradicional entre la juventud nipona, las chicas le regalan chocolate al chico que les gusta (un mes más tarde, si el amor es correspondido, el chico le regalará igualmente un dulce). Monami, una recién llegada y que permanece apartada del resto de compañeros de su clase, confiesa su amor ante Jyugon quien acaba aceptando el presente de la tímida joven. Cuando lo prueba, Jyugon se lleva una desagradable sorpresa: el chocolate está relleno de la propia sangre de la chica, quien resultará ser una vampira que se ha enamorado de él. Dicho así, es posible que lo primero que le viene a la mente a más de un léctor es el fenómeno Crepúsculo en clave nipona. Pero si atendemos a los créditos y reparamos en el nombre del director de Tokyo Gore Police o Meatball Machine nuestra perspectiva cambiará bastante.
Vampire Girl vs. Frankenstein Girl vuelve a ser un banco de pruebas para que este técnico de efectos especiales demuestre su retorcida imaginación e indiscutible talento a la hora de descomponer y trocear el cuerpo humano y crear las más delirantes criaturas biomecánicas; a la vez que su enésimo tributo al cine de terror americano: el propio título nos recuerda las "ensaladas" de monstuos de la Universal con títulos como Frankenstein y el hombre lobo o La zíngara y los monstruos; el situar la acción en el marco de un instituto enlaza con las películas juveniles de los años 50 de la productora AIP como Yo fui un hombre lobo adolescente o I Was a Teenage Frankenstein; alusiones a El ansia, la película de vampiros modernos de Tony Scott; y, por supuesto, los tributos habituales a los padrinos de la Nueva Carne, en este caso con guiños directos a Brian Yuzna y su La novia de Re-Animator. Una vez mas, referencias filtradas a través de una estética y un sentimiento profundamente oriental: el mad doctor vestido de actor kabuki, las lolitas góticas o el grupo de chicas ganguro, en el que podemos encontrar ya lugares comunes en la obra del director como ese campeonato de cortarse las muñecas que remite a Tokyo Gore Police.
Pero si en producciones como The Machine Girl o Samurai Princess se colaba entre el espectáculo de mutilaciones cierto elemento trágico, un tono serio que empapaba de un extraño dramatismo al conjunto, Vampire Girl vs. Frankenstein Girl apuesta decididamente por la comedia más enloquecida, siendo la mayor parte de la película un conjunto de sketchs absurdos y de marcado tono nacional (y que mi avispado compañero de sesión emparentó lúcidamente con nuestros chicos de Muchachada Nui), casi una explosiva comedia musical gore, la versión bizarre y sangrienta de High School Musical. Un conjunto que adquiere una extraña y esquinada coherencia y verosimilitud naif gracias al elemento ultrarromántico que surge de la relación de los dos protagonistas, una historia de amor tan excesiva y absurda como el enfrentamiento entre una milenaria chica vampiro que utiliza su propia sangre solidificada como afiladas espadas y una post-moderna frankenstein capaz de volar gracias a las hélices construidas con extremidades humanas atornilladas a su cabeza.
Vampire Girl vs. Frankenstein Girl vuelve a ser un banco de pruebas para que este técnico de efectos especiales demuestre su retorcida imaginación e indiscutible talento a la hora de descomponer y trocear el cuerpo humano y crear las más delirantes criaturas biomecánicas; a la vez que su enésimo tributo al cine de terror americano: el propio título nos recuerda las "ensaladas" de monstuos de la Universal con títulos como Frankenstein y el hombre lobo o La zíngara y los monstruos; el situar la acción en el marco de un instituto enlaza con las películas juveniles de los años 50 de la productora AIP como Yo fui un hombre lobo adolescente o I Was a Teenage Frankenstein; alusiones a El ansia, la película de vampiros modernos de Tony Scott; y, por supuesto, los tributos habituales a los padrinos de la Nueva Carne, en este caso con guiños directos a Brian Yuzna y su La novia de Re-Animator. Una vez mas, referencias filtradas a través de una estética y un sentimiento profundamente oriental: el mad doctor vestido de actor kabuki, las lolitas góticas o el grupo de chicas ganguro, en el que podemos encontrar ya lugares comunes en la obra del director como ese campeonato de cortarse las muñecas que remite a Tokyo Gore Police.
Pero si en producciones como The Machine Girl o Samurai Princess se colaba entre el espectáculo de mutilaciones cierto elemento trágico, un tono serio que empapaba de un extraño dramatismo al conjunto, Vampire Girl vs. Frankenstein Girl apuesta decididamente por la comedia más enloquecida, siendo la mayor parte de la película un conjunto de sketchs absurdos y de marcado tono nacional (y que mi avispado compañero de sesión emparentó lúcidamente con nuestros chicos de Muchachada Nui), casi una explosiva comedia musical gore, la versión bizarre y sangrienta de High School Musical. Un conjunto que adquiere una extraña y esquinada coherencia y verosimilitud naif gracias al elemento ultrarromántico que surge de la relación de los dos protagonistas, una historia de amor tan excesiva y absurda como el enfrentamiento entre una milenaria chica vampiro que utiliza su propia sangre solidificada como afiladas espadas y una post-moderna frankenstein capaz de volar gracias a las hélices construidas con extremidades humanas atornilladas a su cabeza.
3 comentarios:
Me estas picando, me estas picando, aunque este tipo de cine no me gusta anda.
¿Al final viste SAMURAI PRINCESS? Porque entonces ya sabes por donde van los tiros, aunque VGvsFG es más cómica y alocada y eso ayuda mucho al resultado final: ultra-gore y cachondeo. Aconsejo verla en buena compañía.
Un saludo.
No aún no, es que tengo una lista largísima. Todo se andará.
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