D.: Yoshihiro Nishimura
I.: Eihi Shiina, Itsuji Itao, Yukihide Benny, Jiji Bû
Una película como Tokyo Gore Police demuestra, al menos, tres cosas:
1) que, sin duda, la cinematografía nipona es la que mejor ha asimilado la herencia del cine gore americano de los 80. Nos estamos refiriendo a films como Posesión infernal (o, mejor dicho, su secuela, Terroríficamente muertos), Mal gusto (incluyendo, de nuevo, Braindead. Tu madre se ha comido a mi perro), Re-Animator, etc. Películas convertidas hoy en clásicos, en objetos de culto, especialmente por la posterior carrera de sus artífices (metidos de lleno en el cine de gran aparato hollywoodiense), pero en su momento auténticas muestras de un cine gamberro, extravagante, juvenil, dentro del marco de la Serie B o Z, hoy en día extinto. Películas como Samurai Princess, The Machine Girl, Meatball Machine o la también clásica Tetsuo. El hombre de hierro y sus secuelas nos muestran un cine de terror/ciencia-ficción que sigue obsesionado con los misterios de la carne, con la vulnerabilidad del cuerpo y su capacidad de simbiosis que directores como David Cronenberg o Brian Yuzna dieron categoría conceptual con el nacimiento de la llamada Nueva Carne.
En una de las escenas más perturbadoras de la película, entramos en un subterráneo club en el que, a modo de una erótica exhibición de atrocidades, se muestran, como si fueran obras de arte en clave erogro, una serie de modelos-prostitutas cuyos cuerpos han sido atrozmente modificados: a una le han extirpado los pezones y sendas mandíbulas le recorren los senos; otra ha sido convertida en una horrenda mujer-caracol. Esta escena puede servir de compendio de las intenciones de un film como Tokyo Gore Police: un catálogo de efectos especiales ultra-gore a la antigua usanza (sin estar reñidas con técnicas más actuales como las CGs) cuyo objetivo parece ser elevar la mutilación-alteración del cuerpo humano a la categoría de arte.
2) pero con todas estas influencias que nadie piense que Tokyo Gore Police es una película occidentalizada. Más bien, al contrario. Una de las principales señas de identidad tanto de este film como de los citados, es la capacidad para asimilar a nivel tanto estético como narrativo la influencia de medios expresivos como el manga/anime y los video-juegos. Mientras que el cine comercial occidental sigue dirigiendo una mirada de displicencia hacia medios a los que sin duda considera menores como el cómic o los vídeo-juegos y se ve obligado a mil y una piruetas retóricas para adaptarlos, su contrapartida nipona las acoge con un desparpajo que le sirve también de carta de naturaleza. En Tokyo Gore Police cada plano parece una viñeta; cada personaje, un diseño de anime; y cada escena, el nivel de un vídeo-juego.
3) la capacidad que tienen los japoneses (tanto los que crean estas películas, como el público que las consume) para tomarse en serio este tipo de productos. Si Tokyo Gore Police puede verse como un divertimento gore (o como una grotesca película erótica) también resulta una sangrante (nunca mejor dicho) y extrema sátira social: el Tokio del film de Yoshihiro Nishimura nos muestra un (no muy lejano) futuro en el que la policía ha sido privatizada, convirtiéndose en un ejército represor capaz de crear auténticas carnicerías entre la población civil. Una sociedad especialmente deprimente en el que un niño comiendo gusanos entre la multitud puede pasar desapercibido; o que convierte el suicidio en un nuevo fenómeno juvenil.
1) que, sin duda, la cinematografía nipona es la que mejor ha asimilado la herencia del cine gore americano de los 80. Nos estamos refiriendo a films como Posesión infernal (o, mejor dicho, su secuela, Terroríficamente muertos), Mal gusto (incluyendo, de nuevo, Braindead. Tu madre se ha comido a mi perro), Re-Animator, etc. Películas convertidas hoy en clásicos, en objetos de culto, especialmente por la posterior carrera de sus artífices (metidos de lleno en el cine de gran aparato hollywoodiense), pero en su momento auténticas muestras de un cine gamberro, extravagante, juvenil, dentro del marco de la Serie B o Z, hoy en día extinto. Películas como Samurai Princess, The Machine Girl, Meatball Machine o la también clásica Tetsuo. El hombre de hierro y sus secuelas nos muestran un cine de terror/ciencia-ficción que sigue obsesionado con los misterios de la carne, con la vulnerabilidad del cuerpo y su capacidad de simbiosis que directores como David Cronenberg o Brian Yuzna dieron categoría conceptual con el nacimiento de la llamada Nueva Carne.
En una de las escenas más perturbadoras de la película, entramos en un subterráneo club en el que, a modo de una erótica exhibición de atrocidades, se muestran, como si fueran obras de arte en clave erogro, una serie de modelos-prostitutas cuyos cuerpos han sido atrozmente modificados: a una le han extirpado los pezones y sendas mandíbulas le recorren los senos; otra ha sido convertida en una horrenda mujer-caracol. Esta escena puede servir de compendio de las intenciones de un film como Tokyo Gore Police: un catálogo de efectos especiales ultra-gore a la antigua usanza (sin estar reñidas con técnicas más actuales como las CGs) cuyo objetivo parece ser elevar la mutilación-alteración del cuerpo humano a la categoría de arte.
2) pero con todas estas influencias que nadie piense que Tokyo Gore Police es una película occidentalizada. Más bien, al contrario. Una de las principales señas de identidad tanto de este film como de los citados, es la capacidad para asimilar a nivel tanto estético como narrativo la influencia de medios expresivos como el manga/anime y los video-juegos. Mientras que el cine comercial occidental sigue dirigiendo una mirada de displicencia hacia medios a los que sin duda considera menores como el cómic o los vídeo-juegos y se ve obligado a mil y una piruetas retóricas para adaptarlos, su contrapartida nipona las acoge con un desparpajo que le sirve también de carta de naturaleza. En Tokyo Gore Police cada plano parece una viñeta; cada personaje, un diseño de anime; y cada escena, el nivel de un vídeo-juego.
3) la capacidad que tienen los japoneses (tanto los que crean estas películas, como el público que las consume) para tomarse en serio este tipo de productos. Si Tokyo Gore Police puede verse como un divertimento gore (o como una grotesca película erótica) también resulta una sangrante (nunca mejor dicho) y extrema sátira social: el Tokio del film de Yoshihiro Nishimura nos muestra un (no muy lejano) futuro en el que la policía ha sido privatizada, convirtiéndose en un ejército represor capaz de crear auténticas carnicerías entre la población civil. Una sociedad especialmente deprimente en el que un niño comiendo gusanos entre la multitud puede pasar desapercibido; o que convierte el suicidio en un nuevo fenómeno juvenil.
4 comentarios:
¿Cómo se puede recomendar una película como Tokyo Gore Police? Pero sin recurrir a la carta de la tremebunda cantidad de efectos especiales relacionados con la sangre, la violencia y la mutación. No es tan fácil...
TGP es una película muy discutible desde un punto de vista narrativo. Concebida como si de su última película se tratase, su director/guionista/maquillador (entre otras diversas funciones más.) intenta introducir todas las ideas que el proyecto le sugiere, como si intentara demostrarse a sí mismo de lo que es capaz y no lamentar nada después. La consecuencia es un montaje final algo excesivo, con unas cuantas escenas mal integradas y un ritmo errático, escenas de acción con un montaje y encuadre que se nota a veces demasiado sujeto a las circunstancias de rodaje (limitaciones de medios, efectos complicados...). Esto lleva también a algún ligero desliz tanto argumental (¿También te preguntaste que fué del sospechoso comedor de insectos...?) como de los propios efectos (la chica que mentas no tiene cicatrices en los pechos: son mandíbulas, pero nunca llegan a abrirse, seguramente no se consiguió finalizar el truco a tiempo...). Resumiendo: A nivel narrativo, la película es, cuanto menos, discutible.
Y pese a todo, la fuerza que transmite es arrolladora por momentos: Que decir del comienzo, que se diría concebido por el mayor "fanboy" de Mamoru Oshii... Y ya no puedo seguir apartando el apartado de maquillaje/SFX: En muy pocas películas se ha elevado el látex a elemento expresivo fundamental como en ésta.
El resultado en pantalla de todo lo anteriormente expuesto en este comentario, lo que se menta en el post y lo que nos hemos dejado los dos en el tintero es algo, que a mi juicio, no desentonaría en una instalación de su museo de arte moderno local, una suerte de performance filmada que no todo el mundo es capaz de procesar: Arriésguense a verla y comprobar si son capaces de conectar con ella.
P.S 01: Si, al volver a verla, vuelvo a experimentar algo remotamente parecido a lo de esta vez, la meto en mi lista de mis películas favoritas. Y si alguien me pregunta por qué, le diré que "es mi lista".
P.S 02: Quiero una mascota como la del comisario. Pero yo la trataré mucho mejor.
Este es uno de esos casos en los que se demuestra lo limitadas que son las puntuaciones que, en este caso, no refleja la auténtica valía de la película.
PD 01: Al final conseguí las BSO tanto de TGP como de VGvsFG
PD 02: Ya arreglé lo de la modelo-performance. Ya me parecía a mí que era una cirugía poco radical comparada con las otras.
Pues me la pienso bajar, y a ver que tal.
Gracias por la reseña!
Gracias a ti por leerla y comentar!
Entre el post y el certero comentario de BizarroJoe tienes bastante información para saber lo que te espera.
Películas como TGP, u otras del estilo que ya hemos comentado por aquí como SAMURAI PRINCESS o VGvsFG (y alguna más que caerá, no lo dudéis), le hacen a uno replantearse qué es lo que entendemos por buen cine, qué hace que una película pueda ser buena. Efectivamente, TGP es muy deficiente bajo unos parámetros narrativos estardars, pero tiene una imaginería estética y una energía que para sí la quisieran muchas "grandes" películas.
Cuando la hayas visto nos cuentas tus impresiones.
Un saludo.
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