USA, 1997. 129m. C.
D.: Paul Verhoeven P.: Jon Davison & Alan Marshall G.: Edward Neumeier, basado en la novela de Robert A. Heinlein I.: Casper Van Dien, Dina Meyer, Denise Richards, Jake Busey
¡Larga vida a la Infantería Móvil!
Antes que una novela de aventuras espaciales, Tropas del espacio (publicada originalmente por entregas en la revista The Magazine of Fantasy & Science Fiction en 1959 con el título Starship Soldier y sacada ese mismo año en su formato de libro con el definitivo de Starship Troopers) supone la crónica de la carrera militar de su protagonista, Johnny Rico, la cual nos es relatada por él mismo en primera persona. Es por ello que, a pesar de su ambientación futurista -los viajes interestelares, el avanzado equipamiento de combate, las monstruosas criaturas a las que se enfrentan los soldados-, Tropas del espacio puede leerse como una novela bélica, centrando su mirada en la jerarquía militar y en el día a día de un soldado. De hecho, la guerra contra las Chinches -como se denominan a los gigantescos arácnidos- supone un telón de fondo, hasta el punto de que de los catorce capítulos de los que se compone la obra, sólo tres se sitúan en medio del campo de batalla.
De esta manera, la novela escrita por Robert A. Heinlein reduce al mínimo los elementos dramáticos -y, casi, de ficción- para proponer un seguimiento de su protagonista desde que se alista hasta convertirse en el teniente al mando de un escuadrón de la Infantería Móvil, en una estructura episódica sin apenas historia, tramas o personajes más allá de Johnny, pues el resto apenas son personas más o menos importantes que se cruzan con él en algún momento de su vida. Tropas del espacio nos mete en la cabeza de Johnny para ver el mundo a través de sus ojos -sufriendo por el duro adistramiento en el campamento Currie, angustiándonos en las largas esperas antes de ser lanzado al combate, las alegrías de las victorias y las penas de las derrotas- y compartir su único objetivo: dar su vida, si fuera necesario, por la Infantería Móvil.
Pero el situar la acción en un futuro indeterminado no es un capricho del autor de Forastero en tierra extraña, sino que le permite levantar una sociedad utópica que surge de las cenizas de la fracasada sociedad de la civilización moderna (esto es, la nuestra). Acusada de ser un panfleto militarista e, incluso, fascista, durante gran parte de la novela la pasión por el ejército y por su necesidad en un mundo ordenado puede ser vista como las opiniones personales de un joven soldado para quien el ejército es lo único que le da sentido a su vida.
Pero Heinlein introduce un personaje, el profesor Dubois, al que podemos identificar como la voz del propio escritor y a través del cual transmite sus ideas: para Heinlein la violencia y la guerra son un mal necesario y sólo a través de su ejercicio se puede asegurar el bienestar y la prosperidad de una sociedad. Heinlein sí defiende el derecho al voto dentro de un marco democrático, pero siempre que éste esté supervisado por un estamento superior, militar en este caso, que asegure su validez y su compromiso. Así, el mundo de Tropas del espacio está dividido en dos clases de personas: los civiles -los que no han cursado el servicio militar- y los ciudadanos -quienes sí lo han hecho- y sólo estos últimos se habrán ganado el derecho a votar y, por tanto, a participar en la elaboración de ese mundo. Sin duda, una incómoda ideología (Heinlein llega a realizar una defensa de la utilidad de la pena capital) que surge con naturalidad en una obra, por otro lado, brillantemente escrita.
El único insecto bueno es el insecto muerto
Ya desde sus primeros minutos, Starship Troopers. Las brigadas del espacio marca las distancias con el original literario que adapta. Si, como indicábamos líneas arriba, la novela estaba narrada en primera persona por su protagonista, la película dirigida por Paul Verhoeven desecha esa perspectiva subjetiva para acogerse a un punto de vista más objetivo. Lo primero que vemos no es a los protagonistas, sino una serie de noticiarios que nos describe el mundo en el que se desarrollarán los hechos. Y es esta mirada "desde fuera" la que le permite al director holandés manipular la ideología de Tropas del espacio para ofrecer su reverso sin llegar a traicionar el espíritu de base: al igual que en el libro, la acción acontece en el futuro -aquí más omnipresente gracias a la espectacularidad de los efectos especiales- pero con una mirada situada en el pasado: tanto los uniformes de los solados como la estética militar imperante están basados en general en la Segunda Guerra Mundial y, en particular, en el Tercer Reich. Una estética que, gracias a ese narrador objetivo, se convierte en una sangrante (y sangrienta) sátira de los lugares comunes del cine de propaganda: Si Heinlein quería adoctrinar, Verhoeven prefiere moverse en el terreno de la parodia.
Este tono afecta a los protagonistas, los cuales son presentados como un grupo de jóvenes tan guapos y atléticos como alegres que parecen salidos de una popular serie de televisión, eliminando la narración desdramatizada del libro para colocar a sus personajes en un entorno deudor del cine juvenil con sus líos amorosos, celos y envidias. De hecho, aquí el motivo del alistamiento de Johnny Rico ya no es el conseguir su derecho al voto, sino el no perder a su novia, la cual se ha alistado en la academia naval para convertirse en piloto. Starship Troopers. Las brigadas del espacio no supone tanto una adaptación de la obra de Heinlein como una interpretación, devolviéndole el espíritu juvenil que inicialmente tenía que tener Tropas del espacio, concebida para ser publicada en una revista para adolescentes.
Es por ello que la guerra contra las Chinches pasa a estar en un primer plano durante la segunda parte de la película, mostrándonos como Johnny y sus compañeros se enfrentan con las interminables hordas de sanguinarias criaturas insectiles. Si un lector podía sentirse decepcionado por el desinterés de Heinlein por el conflicto bélico de la obra, Verhoeven vuelve a hacer gala de su descarnada visión del cine de acción, convirtiendo a los soldados en mera carnaza y transformando las batallas en un catálogo de atrocidades terriblemente físico lleno de brazos cercenados, cabezas cortadas, miembros amputados y torsos seccionados. Una celebración de la degeneración de la carne que contrasta con la gélidad asexualidad de la vida militar (al contrario que en la novela, aquí las brigadas espaciales son mixtas, pero éstas pierden su género indivual para convertirse en una misma cosa: soldados -señalemos como ejemplo la escena en la que todos, hombres y mujeres, se duchan juntos-).
La forma vaginal de la hendidura que se abre en el rostro (?) del insecto cerebro no deja lugar a la duda. Cuando, al final del metraje, Carl hace uso de sus poderes telepáticos y comunica a sus hombres que el monstruo capturado tiene miedo, Starship Troopers. Las brigadas del espacio se convierte en la lucha de unos jóvenes despersonalizados contra sus instintos sexuales naturales: en suma, el fetichismo del uniforme y el arma contra la calidez y la turgencia de la carne. La importancia de esta extraordinaria película radica en su capacidad para mantener siempre el equilibrio: consigue parodiar la novela original de Robert A. Heinlein sin llegar a traicionarla, a la vez que supone un ejemplar producto de evasión sin dejar de lado su condición de sátira social políticamente incorrecta.
Antes que una novela de aventuras espaciales, Tropas del espacio (publicada originalmente por entregas en la revista The Magazine of Fantasy & Science Fiction en 1959 con el título Starship Soldier y sacada ese mismo año en su formato de libro con el definitivo de Starship Troopers) supone la crónica de la carrera militar de su protagonista, Johnny Rico, la cual nos es relatada por él mismo en primera persona. Es por ello que, a pesar de su ambientación futurista -los viajes interestelares, el avanzado equipamiento de combate, las monstruosas criaturas a las que se enfrentan los soldados-, Tropas del espacio puede leerse como una novela bélica, centrando su mirada en la jerarquía militar y en el día a día de un soldado. De hecho, la guerra contra las Chinches -como se denominan a los gigantescos arácnidos- supone un telón de fondo, hasta el punto de que de los catorce capítulos de los que se compone la obra, sólo tres se sitúan en medio del campo de batalla.
De esta manera, la novela escrita por Robert A. Heinlein reduce al mínimo los elementos dramáticos -y, casi, de ficción- para proponer un seguimiento de su protagonista desde que se alista hasta convertirse en el teniente al mando de un escuadrón de la Infantería Móvil, en una estructura episódica sin apenas historia, tramas o personajes más allá de Johnny, pues el resto apenas son personas más o menos importantes que se cruzan con él en algún momento de su vida. Tropas del espacio nos mete en la cabeza de Johnny para ver el mundo a través de sus ojos -sufriendo por el duro adistramiento en el campamento Currie, angustiándonos en las largas esperas antes de ser lanzado al combate, las alegrías de las victorias y las penas de las derrotas- y compartir su único objetivo: dar su vida, si fuera necesario, por la Infantería Móvil.
Pero el situar la acción en un futuro indeterminado no es un capricho del autor de Forastero en tierra extraña, sino que le permite levantar una sociedad utópica que surge de las cenizas de la fracasada sociedad de la civilización moderna (esto es, la nuestra). Acusada de ser un panfleto militarista e, incluso, fascista, durante gran parte de la novela la pasión por el ejército y por su necesidad en un mundo ordenado puede ser vista como las opiniones personales de un joven soldado para quien el ejército es lo único que le da sentido a su vida.
Pero Heinlein introduce un personaje, el profesor Dubois, al que podemos identificar como la voz del propio escritor y a través del cual transmite sus ideas: para Heinlein la violencia y la guerra son un mal necesario y sólo a través de su ejercicio se puede asegurar el bienestar y la prosperidad de una sociedad. Heinlein sí defiende el derecho al voto dentro de un marco democrático, pero siempre que éste esté supervisado por un estamento superior, militar en este caso, que asegure su validez y su compromiso. Así, el mundo de Tropas del espacio está dividido en dos clases de personas: los civiles -los que no han cursado el servicio militar- y los ciudadanos -quienes sí lo han hecho- y sólo estos últimos se habrán ganado el derecho a votar y, por tanto, a participar en la elaboración de ese mundo. Sin duda, una incómoda ideología (Heinlein llega a realizar una defensa de la utilidad de la pena capital) que surge con naturalidad en una obra, por otro lado, brillantemente escrita.
El único insecto bueno es el insecto muerto
Ya desde sus primeros minutos, Starship Troopers. Las brigadas del espacio marca las distancias con el original literario que adapta. Si, como indicábamos líneas arriba, la novela estaba narrada en primera persona por su protagonista, la película dirigida por Paul Verhoeven desecha esa perspectiva subjetiva para acogerse a un punto de vista más objetivo. Lo primero que vemos no es a los protagonistas, sino una serie de noticiarios que nos describe el mundo en el que se desarrollarán los hechos. Y es esta mirada "desde fuera" la que le permite al director holandés manipular la ideología de Tropas del espacio para ofrecer su reverso sin llegar a traicionar el espíritu de base: al igual que en el libro, la acción acontece en el futuro -aquí más omnipresente gracias a la espectacularidad de los efectos especiales- pero con una mirada situada en el pasado: tanto los uniformes de los solados como la estética militar imperante están basados en general en la Segunda Guerra Mundial y, en particular, en el Tercer Reich. Una estética que, gracias a ese narrador objetivo, se convierte en una sangrante (y sangrienta) sátira de los lugares comunes del cine de propaganda: Si Heinlein quería adoctrinar, Verhoeven prefiere moverse en el terreno de la parodia.
Este tono afecta a los protagonistas, los cuales son presentados como un grupo de jóvenes tan guapos y atléticos como alegres que parecen salidos de una popular serie de televisión, eliminando la narración desdramatizada del libro para colocar a sus personajes en un entorno deudor del cine juvenil con sus líos amorosos, celos y envidias. De hecho, aquí el motivo del alistamiento de Johnny Rico ya no es el conseguir su derecho al voto, sino el no perder a su novia, la cual se ha alistado en la academia naval para convertirse en piloto. Starship Troopers. Las brigadas del espacio no supone tanto una adaptación de la obra de Heinlein como una interpretación, devolviéndole el espíritu juvenil que inicialmente tenía que tener Tropas del espacio, concebida para ser publicada en una revista para adolescentes.
Es por ello que la guerra contra las Chinches pasa a estar en un primer plano durante la segunda parte de la película, mostrándonos como Johnny y sus compañeros se enfrentan con las interminables hordas de sanguinarias criaturas insectiles. Si un lector podía sentirse decepcionado por el desinterés de Heinlein por el conflicto bélico de la obra, Verhoeven vuelve a hacer gala de su descarnada visión del cine de acción, convirtiendo a los soldados en mera carnaza y transformando las batallas en un catálogo de atrocidades terriblemente físico lleno de brazos cercenados, cabezas cortadas, miembros amputados y torsos seccionados. Una celebración de la degeneración de la carne que contrasta con la gélidad asexualidad de la vida militar (al contrario que en la novela, aquí las brigadas espaciales son mixtas, pero éstas pierden su género indivual para convertirse en una misma cosa: soldados -señalemos como ejemplo la escena en la que todos, hombres y mujeres, se duchan juntos-).
La forma vaginal de la hendidura que se abre en el rostro (?) del insecto cerebro no deja lugar a la duda. Cuando, al final del metraje, Carl hace uso de sus poderes telepáticos y comunica a sus hombres que el monstruo capturado tiene miedo, Starship Troopers. Las brigadas del espacio se convierte en la lucha de unos jóvenes despersonalizados contra sus instintos sexuales naturales: en suma, el fetichismo del uniforme y el arma contra la calidez y la turgencia de la carne. La importancia de esta extraordinaria película radica en su capacidad para mantener siempre el equilibrio: consigue parodiar la novela original de Robert A. Heinlein sin llegar a traicionarla, a la vez que supone un ejemplar producto de evasión sin dejar de lado su condición de sátira social políticamente incorrecta.
13 comentarios:
A mi no me vendes la moto xD
La película me gustó pero Casper Van Dien es un insulto hacia la profesión, solo lo he visto en cuatro películas pero es que en las cuatro roza el ridículo, consiguiéndolo en la película que tu ya sabes
Tampoco creo que la película necesite un buen actor, no hay ninguna secuencia especialmente dramática (y cuando la hay el tío mantiene esa cara-cemento que podría valer para cualquier tipo de situación)
El punto de las noticias en referencia al desarrollo de la acción rollo Robocop es lo mejor de la película. Algo que también se usó en el Headhunter de Dreamcast, es un recurso resultón
Pero no tío, Van Dien es un actor puro de serie B, que haya saltado al estrellato tiene que ser enchufe por fuerza (no me molesto ni en mirar su carrera)
Pero la falta de carisma de los protagonistas jóvenes de "Starship Troopers. Las brigadas del espacio" más que un defecto es una virtud. Verhoeven utiliza esa imagen tan limpia y pura para mancharla de sangre y viscosos fluidos verdosos.
Creo recordad que el propio Verhoeven dijo que los actores se creían a sus personajes y que estaban realizando una defensa de los valores americanos y del heroismo cuando el director de "Showgirls" se está precisamente riendo de esa imagen. Genio y figura.
Veerhoven dio en la tecla con esta adaptación de Heinlein. Realmente entretenida aunque como es habitual en su cine ni para todos los gustos ni para todos los públicos.
Muy interesante la reseña.
Impacientes Saludos.
Recupero unas palabras de Tomás Fernández Valentí, quien escribió un excelente libro sobre el director de "Robocop" "Verhoeven fue polémico e incómodo primero en Europa y después fue polémico e incómodo en Estados Unidos".
La confirmación, sin duda, de una personalidad y un espíritu inquebrantables. Que una misma película sea acusada por unos de ser de extrema derecha y por otros de ser de extrema izquierda confirma su genio.
Un saludo.
A mi la peli me gustó mucho en su momento pero hoy la veo inferior a y muy deudora de Robocop. Con todo es admirable lo bien que Verhoeven esconde su parodia y ácida crítica.
Lo del sexo no había caído pero tienes razón. Por otro lado salta a la vista, agresión y sexo son lo mismo desde siempre. Por lo demás el último párrafo lo suscribo totalmente porque has retratado la peli con toda fidelidad.
Por otro lado, la sociedad que propone Heinlein no es más que la de la Atenas clásica con matices. Allí, como en el futuro, si querías votar tenías que ser un hoplita. Si no vas a la guerra para defender a tu comunidad no tienes poder político en ella. Esa ha sido la base del poder político hasta las democracias industriales. Es el mismo principio de las sociedades aristocráticas como la feudal. Por tanto, el que diga que es de dchas. o de izdas. simplemente muestra su ignorancia. Eso es anacronismo.
Sigue así campeón. Estas haciendo von cada entrada un blog de lujo y referencia inexcusable.
Para mi es un peliculón, el humor negro que tiene en los momentos más salvajes, la producción, los efectos especiales y la genial banda sonora.
Los anuncios que lavan el cerebro ¿desea saber más?
Y claro, las duchas mixtas XD
Lord Pengallan: Yo también considero que "Starship Troopers" es inferior a "Robocop" pero ¡qué película no lo es!
La ideología expuesta por Heinlein es incómoda, desde luego, pero en su defensa diré que resulta coherente con el discurso de la novela en general, lo cual no quita para que uno no la comparta, por supuesto.
Gracias por tus palabras, siempre vienen bien cuando a uno se le hace esto un poco cuesta arriba.
Yota: me alegro de encontrarme con admiradores del film. Es una de esas películas que siempre dan la impresión de que el rechazo es superior a los aplausos. Más si tenemos en cuenta su fracaso comercial.
Justamente hoy compré el vhs de la película y la he visto hace escasos minutos. Un peliculon, muy entretenida y con un humor que me encanta. Acabo de descubrir tu blog y ya tengo una muy buena impresión así que te guardo a favoritos ;) Saludos.
Esta película es la mejor que hay hasta nuestros días, no se como imbéciles se meten a criticar si no saben nada, ojalá hagan una cuarta en acción real, ojalá que la que se estrena este año alcanze mucha popularidad...
Hola, John D. De entrada, creo que es innecesario el insultar a quienes no les gusta la película, sobre todo teniendo en cuenta que los elementos que maneja "Starship Troopers" son bastante radicales y es comprensible que generen tanto adhesiones como rechazos (de hecho, sale triunfando en los dos casos).
En cuanto a posibles nuevas entregas, yo no me haría muchas ilusiones, pues tengo bastante claro que la energía de "Starship Troopers" viene, ante todo, de la fuerza del trabajo del siempre virulento Paul verhoeven.
Un saludo.
Bueno, Int, tienes razón con respecto a la falta de respeto que mostré en mi comentario, bueno sólo decir entonces que no comparto algunas de las ideas de los comentarios anteriores, y espero que algún día pueda continuarse con la historia...
Pido disculpas y saludos a los verdaderos fanáticos de Starship Troopers...
Fue una d las primeras pelis que me fascinó hablando de ecenas realistas y de ficción antes de las peliculas de tarantino, y me gusta pensar si tarantino asumiria un capitulo de starship troopers y si lo hatia mejor o peor que paul verhoeven. ...
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