viernes, 16 de septiembre de 2011

Angel 2

(Avenging Angel)
USA, 1985. 93m. C.
D.: Robert Vincent O'Neill P.: Sandy Howard & Keith Rubinstein G.: Joseph Michael Cala & Robert Vincent O'Neill I.: Betsy Russell, Rory Calhoun, Susan Tyrrell, Ossie Davis

Angel 2 comienza igual que el título precedente, Angel, mostrando a su protagonista, Molly Stewart, bajo la luz del día acompañada de sus amigos. Han pasado cuatro años desde su aventura en las calles de Hollywood Boulevard y ha logrado encarrilar su vida: brillante estudiante de derecho en la universidad, prometedora atleta y, además, ha conocido a un chico que le gusta mucho. Su oscuro pasado como prostituta, buscandose la vida en las esquinas nocturnas de una Los Ángeles babilónica, escindiendo su existencia en dos rostros, ha quedado muy atrás y un próspero futuro se le presenta en el horizonte.

Pero mientras Molly ha emprendido un camino diferente, la vida nocturna sigue ahí. De ahí que, a la hora de situar de nuevo al espectador en ese escenario, se reutilicen algunos de los planos que ya habíamos visto en la pelicula anterior, provocando una sensación de déjà vu en el público que se encuentra así ante un microcosmos cerrado y circular, que se mantiene inalterable al paso del tiempo. Puede que algunas de sus criaturas logren escapar y enfilar una nueva vida, pero siempre habrá otras figuras anónimas con las que seguir alimentándose. En la primera secuencia anteriormente mencionada, Molly rebosa felicidad gracias a la visita de su amigo, el teniente Andrews, que se ha convertido en una especie de padre adoptivo. En cuanto vuelve a Los Angeles, Andrews caerá abatido en un tiroteo, como si su sangre derramada sobre el asfalto fuera un tributo que solicita la ciudad por haber ayudado a escapar a una de sus integrantes y, al mismo tiempo, servir de cebo para traerla de vuelta.

A los pocos minutos, Angel 2 desarrolla una excelente secuencia en la que, a través de un montaje paralelo a ritmo de la canción "Why?" de Bronski Beat, nos muestra a una joven policía que se prepara para entrar en servicio y a un grupo de gangsters armados que se dirigen a la casa de la primera. El resultado es un tiroteo que se salda con una masacre llena de pólvora y sangre. Esta escena no sólo sirve para presentar la trama narrativa que se desarrollará en el resto del metraje, sino que plantea el tono del film: si Angel utilizaba los mecanismos del cine de terror en clave slasher ochentero, su secuela apunta directamente al cine de acción de corte policíaco.

Este cambio genérico convierte a Angel 2 en un título con personalidad propia que, sin renegar de su condición de secuela (la reaparición de personajes conocidos, la recuperación de hechos ocurridos en la primera parte), si que consigue alejarse de la sombra de su predecesora siendo, incluso, un film más disfrutable que Angel al sustituir el extravagante tono melodramático de ésta por el contundente ritmo y la espectacularidad propios del thriller. Gran parte de este cambio viene dado por la nueva personalidad de Molly quien ya no es la adolescente escindida e indefensa, sino un ángel vengador que utiliza su identidad de Angel como arma con la que llevar a cabo su vendetta.

Pero la presencia de Molly no responderá únicamente a sus ansias de venganza, sino que, convertida en un icono mítico (la-que-consiguió-salir), volverá como figura salvadora -haciendo honor, más que nunca, a su nombre- para poner orden en ese microcosmos al que aludíamos al principio, saboteado por la corrupción y el abuso de poder: Molly haciendo valer los derechos de las prostitutas ante la policía en una redada; la divertida secuencia en la que acude al ayuntamiento para buscar información para frenar la especulación de la zona; o intentando sacar a una chica de trece años de las calles, en un reflejo de su propio caso.

A lo largo de Angel 2 podemos encontrar de todo: brutales tiroteos, persecuciones automovilísticas, toques de comedia bufa -el rescate de Kit Carson, ingresado en una institución mental-, irónicos apuntes autorreflexivos -uno de sus antiguos amigos le dice a Molly que ha cambiado mucho; lógico, puesto que la actriz que interpreta a Molly no es la misma que en el primer Angel- y uno de los primeros trabajos de Christopher Young como compositor de bandas sonoras. No es poco para un film que, desde su modestia y desparpajo, evidencia las mejores virtudes de la Serie B de género.


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