USA, 1977. 125m. C.
D.: George Lucas P.: Gary Kurtz G.: George Lucas I.: Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Peter Cushing F.: 2.20:1
Pocas películas pueden presumir de exhibir su condición de mito cinematográfico (y social) a tantos niveles como lo hace La guerra de las galaxias a lo largo de su metraje. Personajes, diseño, música, sonidos, líneas de diálogo, términos... prácticamente cualquier apartado que estudiemos ha aportado su granito de arena a la hora de encumbrar a la película de George Lucas como, posiblemente, el título más mítico de la historia del cine, puesto que su impacto no sólo dejó huella en el ámbito cinematográfico que la vio nacer, sino que se integró en el código genético de su público: La guerra de las galaxias es, quizás, la única película que puede lucir en su currículum el haber definido a toda una generación.
Atendiendo a esto, resulta tremendamente complicado acercarse hoy en día a La guerra de las galaxias para verla como lo que, en puridad de conceptos, es -una película-, a la que analizar por sus valores estrictamente cinematográficos. Resulta tan complicado como erróneo, porque su cuerpo fílmico y su sombra sociológica son indisociables, especialmente porque una es consecuencia de la otra. La primera entrega de la (por ahora) sextalogía de Star Wars utiliza como núcleo de su argumento (y de su sentido) la escena cinematográfica de la década en que es creada, desarrollada y estrenada: la "nueva esperanza" que subtitula este episodio cuatro se refiere tanto al descubrimiento por parte de la Alianza Rebelde de la figura de Luke Skywalker, arma clave a la hora de enfrentarse al Imperio, como a la necesidad de resucitar el espíritu de la aventura que anidaba en los seriales que un jovencito George Lucas devoraba en su niñez.
Sin duda, si tuvieramos que buscar una tonalidad para representar el cine norteamericano de los 70 acudiríamos al color negro. Una pátina de oscuridad cubrió los géneros cinematográficos clásicos: los acercamientos al western, al policíaco, al terror o al drama se veían marcados por un realismo que pretendía retratar la sordidez y la tristeza que se respiraba en las calles de la norteamérica del desencanto. Un ejemplo de esta mirada gris lo podemos encontrar en la primera película de Lucas, THX 1138, esterilizado e intelectualizado film de ciencia ficción que vaciaba al género de su componente lúdico para llenarlo con la distancia de la experimentación. Daba la impresión de que desde Hollywood se buscaba el despertar a su público de un sueño americano que, poco a poco, se iba tornando en una pesadilla: la emoción era un sentimiento naif pasado de moda.
Ante este gris panorama, la secuencia de apertura de La guerra de las galaxias supone un golpe en la mesa cuyo seísmo se extiende por toda la platea del cine: la enérgica fanfarria compuesta por John Williams sirve de carta de presentación para el título de la película, que se pierde en la inmensidad del espacio. Un espacio que será cruzado primero por una pequeña nave que es perseguida por un crucero imperial. La cámara recoge en contrapicado la interminable estructura de la nave, que llena la pantalla, colocándose por encima de los propios espectadores quienes sólo pueden observar con asombro la inmensidad del crucero, el cual parece inerminable. Con esta imagen inaugural, La guerra de las galaxias recupera, de un golpe, todo el sentido de la maravilla de la añeja space opera: cuando Georges Lucas decidió comenzar su película con la legendaria descripción "Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana", no estaba pensando en el universo cinematográfico en el que se desarrollaba su historia, sino en el recuerdo que mantenía vivo en su memoria y que le retrotraía a hace muchas décadas en una industria del entretenimiento muy, muy lejana.
A pesar de su envoltorio de ciencia-ficción, La guerra de las galaxias se nos presenta más bien como un contenedor de géneros cinematográficos filtrados por la mirada adolescente (y, por tanto, tan ingenua como fantasiosa) de su director: la pareja formada por el alto y delgado C3PO y el pequeño y redondo R2D2 supone la cibernetización de dúos cómicos tan conocidos como Laurel y Hardy o Abbott y Costello; la imponente y oscura presencia de Darth Vader nos remite al cine de terror (no por casualidad trabaja bajo las órdenes de Peter Cushing, emblemático actor de la productora británica Hammer, especializada en cine fantástico); Luke Skywalker, el joven de humilde raices predestinado a salvar el universo y que acude al rescate de la princesa Leia, son arquetipos del más clásico relato de aventuras; Han Solo, con su porte chulesco y su actitud arrogante que intentan esconder la nobleza de sus acciones, parece sacado de un western y la batalla final entre los X-Wings de la Alianza Rebelde y los Caza TIE del Imperio utiliza los códigos del cine bélico (los vertiginosos travellings por las trincheras de la Estrella de la Muerte nos remiten al Stanley Kubrick de Senderos de gloria).
La importancia de La guerra de las galaxias reside en su condición de recopilación de los estilemas, elementos y arquetipos básicos del concepto de aventura. Pero una recopilación desprovista de cualquier ánimo irónico o postmoderno (como sí lo tendrá la siguiente creación de George Lucas, el arqueólogo Indiana Jones, igualmente sacado de los seriales de los años 30), sino mostrándolo en su absoluta pureza: ingenuo pero emocionante; maniqueo pero vibrante; cegador en su blancura pero lleno de contínuos peligros. En suma, por haber sabido destilar a través de sus elementos eso tan seductor pero a la vez tan etéreo que es la magia. Por eso, La guerra de las galaxias fue importante en su momento, y esa es la misma razón por la que lo es hoy y lo seguirá siendo mañana: porque recupera la verdadera esencia del cinematógrafo en particular y de los cuentos en general: sumergir al espectador/lector/oyente en los mundos más fascinantes para hacerle vivir las aventuras más apasionantes.
Atendiendo a esto, resulta tremendamente complicado acercarse hoy en día a La guerra de las galaxias para verla como lo que, en puridad de conceptos, es -una película-, a la que analizar por sus valores estrictamente cinematográficos. Resulta tan complicado como erróneo, porque su cuerpo fílmico y su sombra sociológica son indisociables, especialmente porque una es consecuencia de la otra. La primera entrega de la (por ahora) sextalogía de Star Wars utiliza como núcleo de su argumento (y de su sentido) la escena cinematográfica de la década en que es creada, desarrollada y estrenada: la "nueva esperanza" que subtitula este episodio cuatro se refiere tanto al descubrimiento por parte de la Alianza Rebelde de la figura de Luke Skywalker, arma clave a la hora de enfrentarse al Imperio, como a la necesidad de resucitar el espíritu de la aventura que anidaba en los seriales que un jovencito George Lucas devoraba en su niñez.
Sin duda, si tuvieramos que buscar una tonalidad para representar el cine norteamericano de los 70 acudiríamos al color negro. Una pátina de oscuridad cubrió los géneros cinematográficos clásicos: los acercamientos al western, al policíaco, al terror o al drama se veían marcados por un realismo que pretendía retratar la sordidez y la tristeza que se respiraba en las calles de la norteamérica del desencanto. Un ejemplo de esta mirada gris lo podemos encontrar en la primera película de Lucas, THX 1138, esterilizado e intelectualizado film de ciencia ficción que vaciaba al género de su componente lúdico para llenarlo con la distancia de la experimentación. Daba la impresión de que desde Hollywood se buscaba el despertar a su público de un sueño americano que, poco a poco, se iba tornando en una pesadilla: la emoción era un sentimiento naif pasado de moda.
Ante este gris panorama, la secuencia de apertura de La guerra de las galaxias supone un golpe en la mesa cuyo seísmo se extiende por toda la platea del cine: la enérgica fanfarria compuesta por John Williams sirve de carta de presentación para el título de la película, que se pierde en la inmensidad del espacio. Un espacio que será cruzado primero por una pequeña nave que es perseguida por un crucero imperial. La cámara recoge en contrapicado la interminable estructura de la nave, que llena la pantalla, colocándose por encima de los propios espectadores quienes sólo pueden observar con asombro la inmensidad del crucero, el cual parece inerminable. Con esta imagen inaugural, La guerra de las galaxias recupera, de un golpe, todo el sentido de la maravilla de la añeja space opera: cuando Georges Lucas decidió comenzar su película con la legendaria descripción "Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana", no estaba pensando en el universo cinematográfico en el que se desarrollaba su historia, sino en el recuerdo que mantenía vivo en su memoria y que le retrotraía a hace muchas décadas en una industria del entretenimiento muy, muy lejana.
A pesar de su envoltorio de ciencia-ficción, La guerra de las galaxias se nos presenta más bien como un contenedor de géneros cinematográficos filtrados por la mirada adolescente (y, por tanto, tan ingenua como fantasiosa) de su director: la pareja formada por el alto y delgado C3PO y el pequeño y redondo R2D2 supone la cibernetización de dúos cómicos tan conocidos como Laurel y Hardy o Abbott y Costello; la imponente y oscura presencia de Darth Vader nos remite al cine de terror (no por casualidad trabaja bajo las órdenes de Peter Cushing, emblemático actor de la productora británica Hammer, especializada en cine fantástico); Luke Skywalker, el joven de humilde raices predestinado a salvar el universo y que acude al rescate de la princesa Leia, son arquetipos del más clásico relato de aventuras; Han Solo, con su porte chulesco y su actitud arrogante que intentan esconder la nobleza de sus acciones, parece sacado de un western y la batalla final entre los X-Wings de la Alianza Rebelde y los Caza TIE del Imperio utiliza los códigos del cine bélico (los vertiginosos travellings por las trincheras de la Estrella de la Muerte nos remiten al Stanley Kubrick de Senderos de gloria).
La importancia de La guerra de las galaxias reside en su condición de recopilación de los estilemas, elementos y arquetipos básicos del concepto de aventura. Pero una recopilación desprovista de cualquier ánimo irónico o postmoderno (como sí lo tendrá la siguiente creación de George Lucas, el arqueólogo Indiana Jones, igualmente sacado de los seriales de los años 30), sino mostrándolo en su absoluta pureza: ingenuo pero emocionante; maniqueo pero vibrante; cegador en su blancura pero lleno de contínuos peligros. En suma, por haber sabido destilar a través de sus elementos eso tan seductor pero a la vez tan etéreo que es la magia. Por eso, La guerra de las galaxias fue importante en su momento, y esa es la misma razón por la que lo es hoy y lo seguirá siendo mañana: porque recupera la verdadera esencia del cinematógrafo en particular y de los cuentos en general: sumergir al espectador/lector/oyente en los mundos más fascinantes para hacerle vivir las aventuras más apasionantes.
8 comentarios:
Como decía Carlos Pumares "esta es la bonita". Ni "Imperio Contrataca" (que esta bastante bien, por cierto), ni leches. Con esta peli nos hubieramos quedado tan felices sin necesidad de continuaciones, pero ya se sabe como es la máquina cinematográfica, simepre buscando exprimir más.
Por cierto, Mr. Int, vaya ritmazo que llevamos estos dias de reseñas, se nota que va a tomarse unos dias de descanso. Siga así.
Yo nunca he sido de SW. Por edad la 1º peli que vi fue "El retorno del Jedi" que me gustó mucho pero al año siguiente vi "Dune" y se acabó SW porque flipé con esta última. Recuerdo que lo pasé fatal con el barón Harkonnen pero DV no me impresionó demasiado, a diferencia de Luke, Paul me pareció admirable, los ewoks no aguantan al lado de un fremen, la princesa Irulan es mucho más bella que la princesa Leia...
En fin, que la saga me gusta cada año menos porque es demasiado pueril, rancia y burda, pero cada año "Dune" me gusta más porque tiene esa complejidad que hace que sea inagotable y que no haga falta ser niño para disfrutar.
Para mí es imposible hablar de La Guerra de las GAlaxias de manera objetiva. Es sin duda la película (o la saga) que ha marcado mi ascendencia tanto cinematográfica como personal, así que esterilizarse de todo eso para hacer un análisis es virtualmente imposible.
Es cierto que la Guerra de las Galaxias es seguramente la películas más simple de la saga. Pero a la vez para mí es la película más divertida. Con un argumento pueril consigue un ritmo nonstop desde que llega a la estrella de la Muerte que no para en toda la película.
y hay que apuntarle a Lucas la facilidad con la que consigue personajes carismáticos, aunque sean de una pieza. Pero a excepción seguramente de Luke Skiwalker, el resto en apenas un esbozo te han ganado para el resto de la saga, desde Vader a R2D2, desde Obiwan Kenobi hasta HAn Solo.
De lo que supone a nivel de revolución técnica y de devolver el sentido de la maravilla al cine no creo que haga falta hablar mucho.
Javier: si no me equivoco, en el estreno original no salía lo de "Episodio IV". Viendo la película, esta es autoconclusiva, aunque es verdad que se mencionan hechos como las guerras clon. Supongo que Lucas sí tenía algún esquema preparado, pero como se vío en los episodios I, II y III no muy bien preparado
Lord Pengallan: la primera peli que vi en el cine fue La guerra de las galaxias. Aún así, yo tampoco he sido muy fan de la saga, pero esta 1ª entrega me puede gracias, precisamente, a su ingenuidad, a su sentido de la maravilla desvergonzado.
Dune es algo muy distinto. Es, sin duda, una de las pelis de ciencia-ficción más subyugantes de la historia, pero también es fallida. Yo la considero un hermoso fracaso.
El cautivo: cuando me dispuse a ver la peli pensando en la crítica que tendría que escribir, me esforcé para centrarme en los valores estrictamente cinematográficos, más allá de su aureola mítica. Enseguida me dí cuenta de que no sólo era imposible, sino un error. Estaba deseando que salieran los Jawa para escuchar el "uchini".
La guerra de las galaxias trasciende su condición de obra cinematográfica y eso hay que tenerlo en cuenta, porque lo ha hecho por meritos propios.
Yo debo avergonzarme y decir que la primera que vi fue 'La amenaza fantasma' porque las anteriores no me llegaron a interesar en su día (años después quiero decir), y si en realidad las vi antes que esta no lo recuerdo. Venía precedida del hype más gigantesco de la historia del cine hasta su día y para sacar entrada -¡EN LEÓN!- tuve que estar en una cola que daba la vuelta a todo 'El Emperador' de un par de horas, fácilmente
La película me pareció una mierda -la verdad- y casi me impide ver el resto. Al final acabé viendolas todas, más de una vez, y me parece -opinión personal incoming- que es una película que ha envejecido especialmente mal, no una, la trilogía entera, debido a la lentitud en algunos aspectos. Tampoco ayuda la cantidad inmensa de datos que aporta, a la media hora ya me había perdido con los nombres de los planetas y ya no sabía ni quién eran los malos y quién los buenos, y aún hoy no recuerdo ni la mayoría de los elementos. Una película que intenta condensar un universo demasiado grande en una película demasiado 'corta'
Para mí la saga total de ciencia ficción en el espacio sería 'Warhammer 40.000', un blockbuster serio sobre esa licencia sería el sumun del género. 'Warhammer 40.000: La herejía de Horus', solo con pensarlo me entra el tembleque xD
Curiosamente la opinión de Stranno la he oído a todo el mundo que no ha visto esta por 1º vez en SW. Lo que refleja lo mucho que ha cambiado el cine y lo importante que es su carga sociológica.
Bueno para mi Star Wars es pura magia como bien dice Int cuando la estas viendo no piensas si estas viendo algo pueril o no (que para mi desde luego no lo estas haciendo), estas viendo historia viva del cine, algo que marco a todo una generación y eso es no es casualidad.
Creo que no se debe confundir la saga en si, que tendrá sus defectos y miserias, con ESTA película en concreto, personalmente tampoco he sido demasiado de “de Star Wars”, no tengo sus comics, no tengo novelas, no tengo figuras, ¡por no tener no tengo ni las pelis!, pero esta primera película, con su maniqueísmo, con sus personajes totalmente esteriotipados, con sus diálogos en no pocas ocasiones excesivamente forzados, es increíble, por momentos te hace flotar, te mete en una aventura sin más pretensión (¡gloriosa pretensión!) de entretenerte y vaya que si lo hace, como casi ninguna otra película lo ha conseguido antes, como digo más arriba esta peli es pura magia, un ejemplo de lo que puede llegar a suponer el cine.
Sobre la comparación con Dune, de nuevo estoy deacuerdo con Int, creo que “hermoso fracaso” la define a la perfección, Dune tiene problemas de ritmo, de guión incluso de montaje...sin embargo su fuerza y su belleza son inconmensurables, lo que no impide que para mi al menos esta a años luz, en casi todos los aspectos de Star Wars.
Para acabar solo decirte Int que lo has vuelto a hacer, una critica brillante, que además en este caso firmaría punto por punto, por poner un pero (uno que es tiquismiquis) si hay una película que se merece cinco estrellas (por lo que significo y significa, por como se ha mantenido con el paso de lo años, por Darth Vader, por Han Solo....) es esta.
Stranno: como bien indica Lord, empezar por La amenaza fantasma no es muy recomendable. Pero no sólo por la calidad de la peli en sí, sino porque éste se realiza con la mirada puesta en el conocimiento previo que el público potencial tiene sobre la saga en su totalidad.
No creo que la trilogía original haya envejecido, ni en lo argumental (pues maneja arquetipos clásicos que siempre estarán vigentes) como en lo técnico (me siguen sorprendiendo los efectos especiales, sobre todo por la carencia de medios con los que se hicieron).
Lord Pengallan: eso es lo que he querido subrayar en la reseña: Star Wars está unida indisociablemente a su condición mítica, una condición ganada por méritos propios.
Fer1980: me alegro que te haya gustado la reseña. Siempre es difícil afrontar la crítica de este tipo de films, tanto porque se ha escrito mucho sobre ellas y es difícil huir del tópico y proponer algo fresco; como porque uno siente cierta responsabilidad al hablar de películas tan míticas.
En cuanto a lo de la puntuación, como siempre se trata de algo subjetivo: a pesar de que la peli me gusta mucho, para mí, a nivel puramente personal, no es tan importante como sí lo es para la historia del cine.
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