USA/UK, 2000. 164m. C.
D.: Ridley Scott P.: David Franzoni, Branko Lustig & Douglas Wick G.: David Franzoni, John Logan & William Nicholson, basado en una idea de David Franzoni I.: Russell Crowe, Joaquin Phoenix, Connie Nielsen, Oliver Reed F.: 2.35:1
Gladiator comienza mostrándonos los preparativos del ejército comandado por el general Máximo, bajo las órdenes del césar Marco Aurelio, de cara a enfrentarse con su contrincante, las huestes bárbaras germanas. La fotografía luce un tono gris, propio de las oscuras tierras en las que se hayan los hombres de Roma, contaminando a los escenarios y a los soldados que se mueven por él de la suciedad con la que son representados sus enemigos. Durante la sangrienta contienda, y a medida que el ejército bárbaro es diezmado, la nieve hace su aparición, como representante de la limpieza que las fuerzas romanas están realizando en la zona. Tras este inicio, marcado por la intensidad física de los hechos, la película mantiene dicha tensión ahora desde una perspectiva psicológica con la traición que recibe Máximo por parte de Cómodo, quien ha asesinado a su propio padre para convertirse en emperador de Roma.
Durante su primera media hora, Gladiator expone de manera diáfana la perspectiva con la que Ridley Scott ha encarado este supuesto retorno del peplum (conocido en nuestro país como películas "de romanos"), tanto a nivel argumental (lo que se cuenta) como estético (el cómo se cuenta). Gladiator recoge la herencia de un cine popular que se movía entre el (leve) rigor histórico a la hora de levantar fastuosos decorados con los que retratar la época por la que se mueven los protagonistas y la fantasía más melodramática: así, a lo largo de su metraje, podemos encontrarnos con personajes reales interactuando con ficticios, conspiraciones de palacio y traiciones en las sombras. Pero esta mirada de Scott a un tipo de cine ya desaparecido (al menos en su esencia) no viene acompañado de un ánimo arqueológico o, incluso, postmoderno, sino el desarrollar un cruce entre lo antíguo y lo moderno, mezclando las historias del ayer con los modos y maneras de hoy.
Cuando Máximo, ahora convertido en un esclavo que tiene que defender su vida como gladiador en la arena, y sus compañeros llegan a Roma, todos ellos se quedan asombrados ante la inmensidad de la edificación en la que tendrán que luchar. Scott nos muestra un plano mostrándonos sus rostros mientras uno de ellos dice: "jamás creí que el hombre pudiera construir algo así". Como respuesta a esta sentencia, el correspondiente contraplano nos muestra el imponente coliseo. Pero su magnificiente presencia no causa en el espectador el mismo asombro que en los protagonistas: el espectador de Gladiator es consciente de que el hombre, hoy, sí es capaz de edificar algo así sin (relativo) esfuerzo. Si el esfuerzo por levantar los escenarios (por edificarlos) era parte intrínseca del aliento épico del colosal (el peplum en clave de superproducción), la apuesta por lo digital vacía a Gladiator de emoción.
Y lo vacía porque, a pesar de las múltiples imágenes llenas de gráficas mutilaciones y de los chorros de sangre saltando hacia la cámara, Gladiator carece de la fisicidad necesaria para dar cuerpo a las turbulentas emociones que mueven a los protagonistas. La batalla inicial a la que aludíamos al principio de estas líneas resulta toda una declaración de principios por parte de Scott a la hora de imponer su pulso esteticista: la utilización de la cámara lenta para remarcar los movimientos en el campo de batalla, así como la utilización de la mencionada nieve, reflejan la poca confianza que Scott tiene acerca del poder de sus imágenes, viéndose obligado a embellecerlas para hecerlas más atractivas. Es esta mirada de esteta lo que lastra el valor narrativo de Gladiator, tanto en lo concerniente a sus escenas de acción (las peleas en el coliseo se pretenden frenéticas y trepidantes y sólo resultan confusas) como a sus interludios dramáticos (las imágenes aceleradas y el uso del montaje corto para retratar el anhelo que Máximo siente por volver a estar con su familia). Gladiator es ruido y furia, pero destilados en un hipertecnificado laboratorio por un demiurgo que se mantiene a distancia porque no quiere mancharse las manos.
La enfática y altisonante banda sonora compuesta por Hans Zimmer acompaña perfectamente las intenciones de Ridley Scott para situar a Gladiator en el terreno de la épica a través del exceso y de la grandilocuencia. Quizás por eso, los mejores momentos son aquellos en los cuales la película, quizás cansada de gritar, se comunica con susurros: la muerte de Marco Aurelio, contrapunteado por el rostro bañado en lágrimas producto de la rabia de su hijo y verdugo; las insinuaciones del deseo incestuoso de Cómodo hacia su hermana Lucila, a base de furtivas miradas, ligeras caricias y frases inacabadas (desgraciadamente, relación explicitada más adelante); el hermoso movimiento de cámara que se acerca a las puertas cerradas del más allá; o los recurrentes planos que nos muestran a Máximo embadurnando sus manos con la tierra del suelo en el que va a luchar, expresando una comunión directa con el campo de batalla que la película no comparte, prefiriendo la vista de pájaro de la panorámica con la que termina Gladiator.
Durante su primera media hora, Gladiator expone de manera diáfana la perspectiva con la que Ridley Scott ha encarado este supuesto retorno del peplum (conocido en nuestro país como películas "de romanos"), tanto a nivel argumental (lo que se cuenta) como estético (el cómo se cuenta). Gladiator recoge la herencia de un cine popular que se movía entre el (leve) rigor histórico a la hora de levantar fastuosos decorados con los que retratar la época por la que se mueven los protagonistas y la fantasía más melodramática: así, a lo largo de su metraje, podemos encontrarnos con personajes reales interactuando con ficticios, conspiraciones de palacio y traiciones en las sombras. Pero esta mirada de Scott a un tipo de cine ya desaparecido (al menos en su esencia) no viene acompañado de un ánimo arqueológico o, incluso, postmoderno, sino el desarrollar un cruce entre lo antíguo y lo moderno, mezclando las historias del ayer con los modos y maneras de hoy.
Cuando Máximo, ahora convertido en un esclavo que tiene que defender su vida como gladiador en la arena, y sus compañeros llegan a Roma, todos ellos se quedan asombrados ante la inmensidad de la edificación en la que tendrán que luchar. Scott nos muestra un plano mostrándonos sus rostros mientras uno de ellos dice: "jamás creí que el hombre pudiera construir algo así". Como respuesta a esta sentencia, el correspondiente contraplano nos muestra el imponente coliseo. Pero su magnificiente presencia no causa en el espectador el mismo asombro que en los protagonistas: el espectador de Gladiator es consciente de que el hombre, hoy, sí es capaz de edificar algo así sin (relativo) esfuerzo. Si el esfuerzo por levantar los escenarios (por edificarlos) era parte intrínseca del aliento épico del colosal (el peplum en clave de superproducción), la apuesta por lo digital vacía a Gladiator de emoción.
Y lo vacía porque, a pesar de las múltiples imágenes llenas de gráficas mutilaciones y de los chorros de sangre saltando hacia la cámara, Gladiator carece de la fisicidad necesaria para dar cuerpo a las turbulentas emociones que mueven a los protagonistas. La batalla inicial a la que aludíamos al principio de estas líneas resulta toda una declaración de principios por parte de Scott a la hora de imponer su pulso esteticista: la utilización de la cámara lenta para remarcar los movimientos en el campo de batalla, así como la utilización de la mencionada nieve, reflejan la poca confianza que Scott tiene acerca del poder de sus imágenes, viéndose obligado a embellecerlas para hecerlas más atractivas. Es esta mirada de esteta lo que lastra el valor narrativo de Gladiator, tanto en lo concerniente a sus escenas de acción (las peleas en el coliseo se pretenden frenéticas y trepidantes y sólo resultan confusas) como a sus interludios dramáticos (las imágenes aceleradas y el uso del montaje corto para retratar el anhelo que Máximo siente por volver a estar con su familia). Gladiator es ruido y furia, pero destilados en un hipertecnificado laboratorio por un demiurgo que se mantiene a distancia porque no quiere mancharse las manos.
La enfática y altisonante banda sonora compuesta por Hans Zimmer acompaña perfectamente las intenciones de Ridley Scott para situar a Gladiator en el terreno de la épica a través del exceso y de la grandilocuencia. Quizás por eso, los mejores momentos son aquellos en los cuales la película, quizás cansada de gritar, se comunica con susurros: la muerte de Marco Aurelio, contrapunteado por el rostro bañado en lágrimas producto de la rabia de su hijo y verdugo; las insinuaciones del deseo incestuoso de Cómodo hacia su hermana Lucila, a base de furtivas miradas, ligeras caricias y frases inacabadas (desgraciadamente, relación explicitada más adelante); el hermoso movimiento de cámara que se acerca a las puertas cerradas del más allá; o los recurrentes planos que nos muestran a Máximo embadurnando sus manos con la tierra del suelo en el que va a luchar, expresando una comunión directa con el campo de batalla que la película no comparte, prefiriendo la vista de pájaro de la panorámica con la que termina Gladiator.
11 comentarios:
¿2 estrellas?, no tio, no, no me lo puedo creer, la pelicula es preciosa si (esteticista si prefieres), pero también es fisica (o al menos asi la recuerdo yo), épica y grandiosa, es un espectaculo digno de verse que por momentos me puso la carne de gallina, ya quisiera Tony Scott hacer algo que se aproximára siquiera a esto, por cierto ¿leiste el librito que viene con el DVD?
Desde luego no es mi película favorita pero si le doy crédito a su, para mí, fantástica fotografía y a un presupuesto bien gastado en algunas de las escenas más épicas que han mostrado el imperio romano
Para mi la mejor parte fue el enfrentamiento cara a cara entre Máximo y Comodo donde suelta la famosa frase de 'Me llamoa Máximo Décimo Meridio blablabla', muy impactante
Aunque flojea dándole demasiada importancia a una trama romanticona genérica en vez de a la acción o a la versión personal que tiene de Roma el director, sinceramente creo que la cultura y el ejército romano tienen más que ofrecer que escarceos amorosos varios
Fer1980: me sorprende que te sorprenda precisamente a ti, teniendo en cuenta que hemos discutido sobre nuestros pareceres encontrados con esta película.
Y teniendo en cuenta que Tony Scott no es precisamente santo de mi devoción (como se está reflejando en el blog) pues no creo que hubiera hecho mejor la película, pero casi seguro que más divertida.
He llegado a pensar que el que escribe el librito es el propio Ridley Scott bajo seudónimo.
Stranno: sí, Gladiator es impecable técnicamente pero cuando se manejan estos presupuestos y se cuenta con un equipo semejante no sé hasta qué punto eso es un mérito o una obligación.
Eso sí, otra cosa no, pero si de algo carece Gladiator es de una trama romanticona. Lo único parecido es la relación entre Cómodo y su hermana y, a parte que es más apuntada que desarrollada, el tono incestuoso la hace muy interesante. Máximo se centra en su venganza y nada más.
¿Te parece poco el tejemaneje con la mujer de Máximo y la hermana de Comodo? A mi me parece que le dieron demasiada importancia a un par de elementos bien irrelevantes
Y lo de la hermana es puro morbo, juegan con el hecho histórico de que en la antigua Roma no era tan raro de ver y le dan mil vueltas en la película para rellenar algo de tiempo
Y la esposa con que hubiera salido una vez hubiera sido suficiente, la deseada venganza se refleja como una mera cuestión de honor, no hacía falta meter tanto rollo sentimentaloide
Por cierto, esta película la intentamos ver el señor Varo y yo en 1080 en un fantabuloso reproductor multimedia que se compró e iba totalmente petada, intentamos cambiar parámetros y tal para verla un poco más fluida y haciendo pruebas nos aprendimos varias frases del principio de la serie, luego ya ni necesitabas que estuviera sincronizado el audio y el vídeo porque sabías lo que decía
Pensaba que "entrarias en razón" al volver a verla, pero ya veo que no...
Reconozco que cuando vi esta película en su dia(en un pre-estreno y toda la pesca) me resulto muy interesante. Pero cuando la he vuelto a ver un par de veces más, me he dado cuenta que es sobre todo efectista. Con un guión simplón y pobre (tiene coña que estuviese nominado a los oscar), y una dirección que lo único que intenta es apabullar al espectador con falsa espectacularidad.
El otro dia estuve viendo la enésima repetición televisiva de "Espartaco", y cada vez estoy más convencido que "Gladiator" no es mas que un intento de hacer aquella obra maestra adaptada a los (presuntos) nuevos gustos de la muchachada de hoy en dia.
Con todo me sigue pareciendo que para pasar una tarde entretenido cumple.
Stranno: hombre, lo de la mujer y el hijo es imprescindible porque es el motor de la venganza de Máximo y tampoco abusan de ello, unos pocos planos.
En cuanto a la relación de Cómodo y su hermana tampoco creo que se busque el morbo pues simplemente queda apuntado. Me parece un rasgo que define bastante bien al personaje. Lo fácil hubiera sido desarrollar una relación entre Máximo y Lucila.
Gladiator en DVD tiene una calidad excelente, no así en la edición en Blu-Ray que sacaron, cuya calidad de imagen estaba muy por debajo de los standars del formato (como también ha pasado con las de El señor de los Anillos). Espero que se solucione con una nueva edición aunque, claro, para los que la hayan comprado el daño ya está hecho.
Fer1980: que conste en acta que al menos lo he intentado. Vi Gladiator en el momento de su estreno en el cine y ya por entonces no me gustó.
Javier: es curioso porque Espartaco tampoco es un peplum en sentido estricto, o, al menos, podríamos decir que es un peplum intelectualizado. Lo que pasa es que ahí estaba Kubrick y eran otros tiempos (otras maneras de concebir el blockbuster) y los resultados son notablemente diferentes.
En cuanto a lo del entretenimiento, no sé si es motivo de que vi la versión extendida pero se me hizo algo pesada.
Un saludo a todos.
Pues totalmente de acuerdo contigo int. Su grandilocuencia y virtualismo me parecen gélidos. Por eso cada vez veo menos cine Hollywood actual. Ni me emociona ni me entretiene porque todo es efectismo y vacuidad.
jajaja, no compartirmos pasion por Ridley Scott me parece XD
Esta es una de mis pelis favoritas pese a que tiene fallos de montaje y consecucion de escenas garrafales, como cuando supuestamente "galopa" desde Germania a Hispania XD pero tiene algunos momentos memorables.
Lo cierto es que no aporta nada ni crea nada nuevo y no es más que un peplum de última generación aunque muy preciosista eso si.
Una de las películas más sobrevaloradas de los últimos años. Reconozco el empeño de Scott en que la película le quede "bonita" creando imágenes con cierta fuerza, recreando el coliseo digital y una corrección en todos los apartados técnicos, desde la fotografía a los actores y la música. Pero la historia que cuenta es bastante insípida en el mejor sentido y absolutamente aberrante en su resolución. ya no hablo que tenga veracidad histórica, pero que el César, el hombre más poderoso del mundo, se enfrente en la arena con un gladiador... pues como que pse....
Batería de respuesta para Gladiator:
Lord Pengallan: hombre, yo no generalizaría tanto. Es innegable que muchas muestras del cine americano más comercial apuestan por el efectismo fácil (hace tiempo que defiendo la idea de que hemos vuelto a la barraca de feria: lucecitas y ruido) pero hay notables excepciones: recientemente he visto TRON: Legacy y me ha parecido más que convincente. Y, sin ir mas lejos, mi película favorita del año es todo un blockbuster: Origen.
Yota: película favorita tuya y de mucha gente, ya que Gladiator es un título abonado a las listas que suele hacer la gente: no falla.
Bueno, en mi lista también hay un Ridley Scott, así que no hablaré muy alto.
el cautivo: a mí no me molesta esas licencias (ni es un césar normal ni un gladiador normal y dramaticamente funciona... sobre el papel). El problema es lo poco apasionante (rayano en el aburrimiento) que supone un producto en teoría vibrante y emocionante.
Y sí, Gladiator es uno de esos títulos intocables. Tenga cuidado porque si dice que no le gusta le llaman gafapasta y todo, aunque opine que Misión Imposible 2 es una obra maestra.
Un saludo a todos.
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