(Friday the 13th: The Final Chapter)
USA, 1984. 97m. C.
D.: Joseph Zito P.: Frank Mancuso Jr. G.: Barney Cohen I.: Kimberly Beck, Peter Barton, Corey Feldman, Crispin Glover F.: 1.85:1
No os llevéis a engaño y guardad las botellas de champán para una mejor ocasión, sufridores seguidores, porque a pesar de lo indicado por el título ésta no será la última entrada dedicada a Jason Voorhees, el asesino enmascarado que inundó las pantallas de cine de los 80 con su presencia al igual que ahora hace con este blog. Resulta curioso, con todo, que cuando llevaban "sólo" cuatro partes, los productores creyeran que había llegado el momento de finiquitar la franquicia. ¿Se habían dado cuenta del agotamiento terminal al que había llegado la saga? ¿O no era más que un truco publicitario cuyo objetivo era amasar un buen montón de dinero? (lo cual, por otro lado, lograron). Sea el motivo que sea, lo que sí es cierto es que Viernes 13: Capítulo final supone un pequeño paso adelante en el nivel cualitativo de la saga y, además, supone el primer título en el que se emplea un cierto tono autoconsciente, como si la propia serie supiera que, para bien o para mal, se ha convertido en todo un icono.
El prólogo resulta significativo: se recupera la escena vista en Viernes 13 2ª Parte en la cual los nuevos monitores se sentaban alrededor de una fogata para escuchar la leyenda de Jason de boca de su jefe. El relato se acompaña de imágenes extraidas de las tres entregas precedentes, una recopilación de los highlights que las componen, una especie de greatest hits que supone, a la vez, un recordatorio y un tributo. Viernes 13: Capítulo final profundiza un poco en la figura de Jason y su pasado, quien, por primera vez, vuelve de entre los muertos (aunque no queda claro si se trata de una resurrección auténtica o, simplemente, está despertando de una especie de coma) y que hace gala de una presencia imponente y una fuerza casi sobrenatural. El regreso de Tom Savini como creador de los efectos especiales (en cuyo equipo encontramos a unos principiantes Alec Gillis y Kevin Yagher) aporta los asesinatos más brutales y efectivos vistos desde la primera entrega: el tremendo hachazo que recibe en su torso una de las chicas; el machetazo en plena cara a Crispin Glover, cuyo cuerpo será, posteriormente, crucificado; el forense al que, primero, degolla con una sierra para, a continuación, girarle la cabeza 180º. Lo cual sumado a la impersonal pero efectiva labor del especialista Joseph Zito (con imágenes tan poderosas como la caída de la protagonista desde un segundo piso seguida por la cámara y sin cortar o el perro que salta por una ventana, atravesando los critales), quien saca un buen partido del escenario y el clima tormentoso, logra una conseguida atmósfera que "alegra" el esperado (y esperable) clímax final.
Decíamos al final del primer párrafo que nos encontramos ante la secuela más autoconsciente hasta el momento. Algo evidente tanto en la película erótica de la época muda que uno de los jóvenes ve y que sirve de reflejo irónico de la actividad sexual que impera entre el grupo de adolescentes y, sobre todo, en la presencia de un joven Corey Feldman quien interpreta a un precoz genio del maquillaje y que resulta un trasunto del propio Tom Savini: quien mejor que su propio creador para acabar con Jason... ¿y sustituirle?
El prólogo resulta significativo: se recupera la escena vista en Viernes 13 2ª Parte en la cual los nuevos monitores se sentaban alrededor de una fogata para escuchar la leyenda de Jason de boca de su jefe. El relato se acompaña de imágenes extraidas de las tres entregas precedentes, una recopilación de los highlights que las componen, una especie de greatest hits que supone, a la vez, un recordatorio y un tributo. Viernes 13: Capítulo final profundiza un poco en la figura de Jason y su pasado, quien, por primera vez, vuelve de entre los muertos (aunque no queda claro si se trata de una resurrección auténtica o, simplemente, está despertando de una especie de coma) y que hace gala de una presencia imponente y una fuerza casi sobrenatural. El regreso de Tom Savini como creador de los efectos especiales (en cuyo equipo encontramos a unos principiantes Alec Gillis y Kevin Yagher) aporta los asesinatos más brutales y efectivos vistos desde la primera entrega: el tremendo hachazo que recibe en su torso una de las chicas; el machetazo en plena cara a Crispin Glover, cuyo cuerpo será, posteriormente, crucificado; el forense al que, primero, degolla con una sierra para, a continuación, girarle la cabeza 180º. Lo cual sumado a la impersonal pero efectiva labor del especialista Joseph Zito (con imágenes tan poderosas como la caída de la protagonista desde un segundo piso seguida por la cámara y sin cortar o el perro que salta por una ventana, atravesando los critales), quien saca un buen partido del escenario y el clima tormentoso, logra una conseguida atmósfera que "alegra" el esperado (y esperable) clímax final.
Decíamos al final del primer párrafo que nos encontramos ante la secuela más autoconsciente hasta el momento. Algo evidente tanto en la película erótica de la época muda que uno de los jóvenes ve y que sirve de reflejo irónico de la actividad sexual que impera entre el grupo de adolescentes y, sobre todo, en la presencia de un joven Corey Feldman quien interpreta a un precoz genio del maquillaje y que resulta un trasunto del propio Tom Savini: quien mejor que su propio creador para acabar con Jason... ¿y sustituirle?
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