USA, 1996. 116m. C.
D.: Tony Scott P.: Wendy Finerman G.: Phoef Sutton, basado en el libro de Peter Abrahams I.: Robert De Niro, Wesley Snipes, Ellen Barkin, John Leguizamo F.: 2.35:1
Durante su primera mitad, Fanático se centra en mostrar los vasos comunicantes entre el fan y su objeto de pasión (en este caso, un bateador estrella de la liga americana de baseball) mostrando como ambos tienen que utilizar una máscara que oculte su verdadera personalidad. Desde el momento en el que, al principio del film, el jugador de los Giants Bobby Rayburn habla telefónicamente con su admirador Gil Renard a través de un programa radiofónico, ambos quedarán unidos, como si el destino sellara un pacto entre los dos.
Aparentemente, Bobby y Gil no pueden ser más diferentes: el primero es el jugador más caro de la historia del deporte, se levanta cada mañana con una chica diferente acostada a su lado y cuando sale al campo es aclamado por todo el público; en cambio, Gil es un don nadie en todos los aspectos de su vida: está a punto de ser despedido de su trabajo por sus bajas ventas, está separado y apenas puede ver a su hijo y lo más cerca que puede estar del deporte que lo significa todo en su vida es sentado en su asiento de las gradas, siendo uno más entre la multitud. Pero, a pesar de estas marcadas diferencias, algo les une. Como decíamos al principio, ambos no son lo que parecen: ninguneado por todos, Gil fue una joven promesa del deporte en su infancia y cuando habla del baseball lo hace con un entusiasmo y una energía de la que carece en su vida diaria. Por su parte, Bobby muestra su cara más engreída de espaldas a los medios y al público: le monta una escena a su mánager porque no puede lleva su número de la suerte en su nuevo equipo o muestra su desagrado al tener que ir a animar a un niño hospitalizado.
Como se indica ya desde el título, el punto de vista desde el que se cuenta la historia de Fanático será el de Gil, y Tony Scott lo deja claro en los títulos de crédito, ilustrados por imágenes antíguas y deterioradas de jugadores de baseball mientras la voz del protagonista recita un poena que deja bien claro la importancia del deporte en su vida (de hecho, el baseball es mejor que la vida, como le indicará a su hijo). Siguiendo esta perspectiva, el director de Marea roja condicionará la puesta en escena según el estado de ánimo de Gil marcando, de esta manera, el tono del film.
La primera imagen del film es una panorámica de la ciudad en la que transcurren los hechos. Gil está contento porque empieza la liga y su jugador favorito (Bobby) juega en su equipo favorito (los Giants) contagiando con su entusiasmo a los locutores de la emisora con los que está hablando. Toda la escena luce la fotografía rojiza habitual en la filmografía de su director y de fondo se escucha el tema "Sympathy for the Devil" de The Rolling Stones, grupo del que Gil es declarado admirador (en su casa podemos ver varios posters de la banda liderada por Mick Jagger). Esta será la tónica dominante de las secuencias en las cuales Gil está alegre: una iluminación cálida y su música favorita (a parte de la escena descrita, señalemos el momento en el que acompaña a su hijo al estadio o aquel que muestra como Bobby después de una aciaga racha vuelve a triunfar).
En cambio, cuando las cosas no le van tan bien a él o a su ídolo, es decir, cuando su ilusión de triunfo se rompe y le devuelve a su auténtica situación, la fotografía se oscurece, tornándose a unos colores azulados y oscuros y los planos se vuelven angulosos y obsesivos (las imágenes que nos enseñan la estancia en la que se oculta Gil, llena de material de baseball y recortes de periódico o la segunda llamada que hace a la emisora para defender a Bobby cuando todo el mundo le ataca: si la anterior vez hacía sol, ahora llueve torrencialmente) y el rock setentero es sustituido por el sonido industrial de Nine Inch Nails, cuyos temas ruidosos, oscuros y fragmentados reflejan el proceso por el cual el protagonista va perdiendo, poco a poco, la razón.
En Fanático, por tanto, se nos retrata tanto las presiones que la fama puede tener sobre una persona cuando todos sus movimientos y acciones tienen que responder a las expectativas de su público como el proceso por el cual alguien puede pasar de ser un admirador amable a un psicópata peligroso (convirtiendo a Gil Renard en un descendiente del Travis Bickle de Taxi Driver y del Rupert Pupkin de El rey de la comedia, ambos interpretados también por Robert De Niro), pasando la película de ser un drama deportivo a un film de terror, evidenciando físicamente la ira contenida: lo obvio se impone a lo intuído. A medida que Gil va mostrando su vena psicopática y violenta, Fanático va perdiendo interés, internándose en los lugares comunes del género, resolviendo de manera convencional (el secuestro del hijo de Bobby) el atractivo (aunque superficial) conflicto psicológico apuntado en su primera parte.
Aparentemente, Bobby y Gil no pueden ser más diferentes: el primero es el jugador más caro de la historia del deporte, se levanta cada mañana con una chica diferente acostada a su lado y cuando sale al campo es aclamado por todo el público; en cambio, Gil es un don nadie en todos los aspectos de su vida: está a punto de ser despedido de su trabajo por sus bajas ventas, está separado y apenas puede ver a su hijo y lo más cerca que puede estar del deporte que lo significa todo en su vida es sentado en su asiento de las gradas, siendo uno más entre la multitud. Pero, a pesar de estas marcadas diferencias, algo les une. Como decíamos al principio, ambos no son lo que parecen: ninguneado por todos, Gil fue una joven promesa del deporte en su infancia y cuando habla del baseball lo hace con un entusiasmo y una energía de la que carece en su vida diaria. Por su parte, Bobby muestra su cara más engreída de espaldas a los medios y al público: le monta una escena a su mánager porque no puede lleva su número de la suerte en su nuevo equipo o muestra su desagrado al tener que ir a animar a un niño hospitalizado.
Como se indica ya desde el título, el punto de vista desde el que se cuenta la historia de Fanático será el de Gil, y Tony Scott lo deja claro en los títulos de crédito, ilustrados por imágenes antíguas y deterioradas de jugadores de baseball mientras la voz del protagonista recita un poena que deja bien claro la importancia del deporte en su vida (de hecho, el baseball es mejor que la vida, como le indicará a su hijo). Siguiendo esta perspectiva, el director de Marea roja condicionará la puesta en escena según el estado de ánimo de Gil marcando, de esta manera, el tono del film.
La primera imagen del film es una panorámica de la ciudad en la que transcurren los hechos. Gil está contento porque empieza la liga y su jugador favorito (Bobby) juega en su equipo favorito (los Giants) contagiando con su entusiasmo a los locutores de la emisora con los que está hablando. Toda la escena luce la fotografía rojiza habitual en la filmografía de su director y de fondo se escucha el tema "Sympathy for the Devil" de The Rolling Stones, grupo del que Gil es declarado admirador (en su casa podemos ver varios posters de la banda liderada por Mick Jagger). Esta será la tónica dominante de las secuencias en las cuales Gil está alegre: una iluminación cálida y su música favorita (a parte de la escena descrita, señalemos el momento en el que acompaña a su hijo al estadio o aquel que muestra como Bobby después de una aciaga racha vuelve a triunfar).
En cambio, cuando las cosas no le van tan bien a él o a su ídolo, es decir, cuando su ilusión de triunfo se rompe y le devuelve a su auténtica situación, la fotografía se oscurece, tornándose a unos colores azulados y oscuros y los planos se vuelven angulosos y obsesivos (las imágenes que nos enseñan la estancia en la que se oculta Gil, llena de material de baseball y recortes de periódico o la segunda llamada que hace a la emisora para defender a Bobby cuando todo el mundo le ataca: si la anterior vez hacía sol, ahora llueve torrencialmente) y el rock setentero es sustituido por el sonido industrial de Nine Inch Nails, cuyos temas ruidosos, oscuros y fragmentados reflejan el proceso por el cual el protagonista va perdiendo, poco a poco, la razón.
En Fanático, por tanto, se nos retrata tanto las presiones que la fama puede tener sobre una persona cuando todos sus movimientos y acciones tienen que responder a las expectativas de su público como el proceso por el cual alguien puede pasar de ser un admirador amable a un psicópata peligroso (convirtiendo a Gil Renard en un descendiente del Travis Bickle de Taxi Driver y del Rupert Pupkin de El rey de la comedia, ambos interpretados también por Robert De Niro), pasando la película de ser un drama deportivo a un film de terror, evidenciando físicamente la ira contenida: lo obvio se impone a lo intuído. A medida que Gil va mostrando su vena psicopática y violenta, Fanático va perdiendo interés, internándose en los lugares comunes del género, resolviendo de manera convencional (el secuestro del hijo de Bobby) el atractivo (aunque superficial) conflicto psicológico apuntado en su primera parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario