USA, 1981. 87m. C.
D.: Steve Miner P.: Steve Miner G.: Ron Kurtz I.: Amy Steel, John Furey, Adrienne King, Kirsten Baker F.: 1.85:1
Aunque entre la original (es un decir) Viernes 13 y su primera secuela apenas pasó un año, a esas alturas ya se habían estrenado un buen puñado de copias (entre ellas, títulos tan populares como Maniac, Prom Night, Los ojos de un extraño o San Valentin sangriento), lo cual evidencia el impacto que la película seminal de Sean S. Cunningham tuvo entre las audiencias juveniles de la época. Lo peor que se puede decir de Viernes 13 2ª Parte es que no se diferencia mucho de los títulos señalados a pesar de su condición de secuela oficial de la película que lo empezó todo (siempre teniendo en cuenta que se trataba del resultado del enorme éxito de La noche de Halloween).
Viernes 13 2ª Parte se acoge al esquema de "secuela/remake" que supondrá la espina dorsal de la saga (y del subgénero). En su primera media hora, la película continúa la acción donde la dejara su predecesora: la secuencia de apertura nos presenta a Alice, la única superviviente de los sangrientos acontecimientos relatados en Viernes 13, intentando rehacer su vida pero todavía traumatizada por la experiencia (lo que es aprovechado para incluir una serie de flashes del film original, a modo de recordatorio). La que posiblemente sea la escena de suspense mejor construida de todo el metraje (gracias a los constantes travellings que siguen a Alice mientras se mueve por los pasillos de su casa) servirá para presentar a la nueva amenaza, que acabará con su vida. A continuación, volvemos al pueblo original, donde nos encontraremos de nuevo con el loco Ralph, quien vuelve a advertir a los nuevos chicos del peligro que corren. Y ya en el campamento (no es el mismo, sino uno colindante), el dueño les contará a sus monitores la leyenda acerca de los horrendos acontecimientos acaecidos en Crystal Lake y la figura de Jason.
A partir de aquí, Viernes 13 2ª Parte supone una repetición de lo visto en la primera parte, tanto en su estructura (la presentación de los personajes, el asesinato de cada uno de ellos y la huida final del único superviviente) como en los recursos visuales utilizados (los planos subjetivos del asesino, los travellings que siguen sus pies mientras se acerca a sus víctimas, los planos encadenados de la luna llena y la protagonista corriendo) con escasas variantes (destaquemos, no obstante, la escena en la cual la protagonista se esconde bajo la cama. La cercanía de una rata hará que se orine de miedo, delatando así su escondite a su perseguidor).
Sin duda, la importancia de Viernes 13 2ª Parte en el género radica en que, en esta ocasión, sí será el propio Jason quien se encargue del trabajo sucio, aniquilando a cuanto jovencito se le cruce. Pero aún no es el Jason icónico que todos identificamos hoy en día con la saga, pues aún no utiliza su famosa máscara. Vestido con camisa a cuadros, pantalones vaqueros con tirantes y una capucha blanca con un agujero, casi convertido en uno de los protagonistas de la posterior Redneck Zombies (lo cual lo asemeja al asesino en serie real Ed Gein, obsesión con su madre incluída), este Jason torpe y fondón resulta especialmente decepcionante en cuanto a sus habilidades depredadoras (los asesinatos resultan notablemente menos impactantes que los originales, teniendo la ausencia de Tom Savini mucho que ver) mientras que, irónicamente, sus víctimas están más hormonalmente revolucionadas que nunca (en este sentido, la película es más generosa que su predecesora, incluyendo algún desnudo integral que otro). Puede que el hábito no haga al monje, pero, al parecer, la máscara sí hace, y mucho, al psychokiller.
Viernes 13 2ª Parte se acoge al esquema de "secuela/remake" que supondrá la espina dorsal de la saga (y del subgénero). En su primera media hora, la película continúa la acción donde la dejara su predecesora: la secuencia de apertura nos presenta a Alice, la única superviviente de los sangrientos acontecimientos relatados en Viernes 13, intentando rehacer su vida pero todavía traumatizada por la experiencia (lo que es aprovechado para incluir una serie de flashes del film original, a modo de recordatorio). La que posiblemente sea la escena de suspense mejor construida de todo el metraje (gracias a los constantes travellings que siguen a Alice mientras se mueve por los pasillos de su casa) servirá para presentar a la nueva amenaza, que acabará con su vida. A continuación, volvemos al pueblo original, donde nos encontraremos de nuevo con el loco Ralph, quien vuelve a advertir a los nuevos chicos del peligro que corren. Y ya en el campamento (no es el mismo, sino uno colindante), el dueño les contará a sus monitores la leyenda acerca de los horrendos acontecimientos acaecidos en Crystal Lake y la figura de Jason.
A partir de aquí, Viernes 13 2ª Parte supone una repetición de lo visto en la primera parte, tanto en su estructura (la presentación de los personajes, el asesinato de cada uno de ellos y la huida final del único superviviente) como en los recursos visuales utilizados (los planos subjetivos del asesino, los travellings que siguen sus pies mientras se acerca a sus víctimas, los planos encadenados de la luna llena y la protagonista corriendo) con escasas variantes (destaquemos, no obstante, la escena en la cual la protagonista se esconde bajo la cama. La cercanía de una rata hará que se orine de miedo, delatando así su escondite a su perseguidor).
Sin duda, la importancia de Viernes 13 2ª Parte en el género radica en que, en esta ocasión, sí será el propio Jason quien se encargue del trabajo sucio, aniquilando a cuanto jovencito se le cruce. Pero aún no es el Jason icónico que todos identificamos hoy en día con la saga, pues aún no utiliza su famosa máscara. Vestido con camisa a cuadros, pantalones vaqueros con tirantes y una capucha blanca con un agujero, casi convertido en uno de los protagonistas de la posterior Redneck Zombies (lo cual lo asemeja al asesino en serie real Ed Gein, obsesión con su madre incluída), este Jason torpe y fondón resulta especialmente decepcionante en cuanto a sus habilidades depredadoras (los asesinatos resultan notablemente menos impactantes que los originales, teniendo la ausencia de Tom Savini mucho que ver) mientras que, irónicamente, sus víctimas están más hormonalmente revolucionadas que nunca (en este sentido, la película es más generosa que su predecesora, incluyendo algún desnudo integral que otro). Puede que el hábito no haga al monje, pero, al parecer, la máscara sí hace, y mucho, al psychokiller.
No hay comentarios:
Publicar un comentario