jueves, 27 de mayo de 2010

Carrie

(Carrie)
USA, 1976. 98m. C.
D.: Brian De Palma P.: Brian De Palma & Paul Monash G.: Lawrence D. Cohen I.: Sissy Spacek, Piper Laurie, Amy Irving, William Katt F.: 1.85:1

"Todos creen que soy rara,
y quiero ser normal."
Carrie White

El plano que abre
Carrie sintetiza la aproximación que Brian De Palma hizo de la primera novela (y ya primer éxito) de Stephen King. Un plano general semipicado nos muestra a unas estudiantes en su clase de gimnasia jugando a voleibol. La cámara empieza a descender hasta cerrarse en una sola chica: Carrie White. De lo general vamos a lo particular. Si la novela de King nos describia la vida (y la muerte) de su protagonista utilizando un punto de vista colectivo (a través de recortes de periódicos, entrevistas, diarios) y la sangrienta venganza de ésta se extendía por toda la ciudad, la adaptación de Lawrence D. Cohen se centra en su personaje principal y la masacre que crea con sus poderes telekinéticos se reduce a dos escenarios: el gimnasio del instituto en el que se celebra el baile de fin de curso y la propia casa de Carrie.

Es por eso que, siguiendo el punto de vista del guión de Cohen, De Palma despliega una puesta en escena subjetiva. De esta manera, los planos y los movimientos de cámara no nos describen el mundo en el que vive Carrie, sino la realidad que percibe a través de su mirada: cualquier decisión de planificación dependerá del estado de ánimo de la protagonista. Durante los títulos de créditos, la cámara recorre un vestuario femenino en el que las chicas se muestran despreocupadamente desnudas, riendo, haciendo bromas entre ellas. Una espesa columna de vapor separa este mundo de la soledad de Carrie en su ducha: un mundo que ella envidia, un mundo en el que el el cuerpo desnudo es algo familiar y de lo que se puede disfrutar, y al que ella nunca podrá pertenecer. De Palma fragmenta en diversos planos la desnudez de Carrie mientras se lava, como si esas partes (sus pechos, su ombligo, sus piernas) no fuese parte de ella: es algo desconocido, algo a lo que temer. La llegada de su primera regla y la humillación consecuente supondrá un bautismo de sangre que marcará el paso de Carrie del desconocimiento (acerca de su cuerpo y del sexo) a la lucidez. Una dolorosa consciencia para la que no ha sido preparada y cuyo intento de integración supondrá su fin.

Siguiendo con esta perspectiva subjetiva, De Palma diferencia la realidad que rodea a Carrie de la que ella percibe. La casa de Sue es amplia y luminosa, con la tele encendida y en la que se percibe un ambiente seguro e idealizado; las salidas nocturnas de Chris nos enseña una realidad lúdica y hedonista, en la que el alcohol, el sexo y el rock'n'roll son elementos de los que disfrutar, con los que divertirse. En cambio, el hogar de Carrie, supuestamente lo que debería ser un lugar seguro, hace gala de una atmósfera opresivamente gótica, tenebrista, inundado en las sombras, apenas iluminadas por las velas, y de enfermiza iconografía católica (esa perturbadora figura de San Sebastian).

El plano en el que Carrie se mira en un espejo, haciendolo añicos con sus poderes, no tiene como objetivo mostrar dichos poderes, sino el hecho de que para De Palma Carrie no es tanto una película de terror de poderes paranormales como un profundo y sentido retrato del angst adolescente: la telekinesis no como un poder paranormal, sino como expresión de la frustación, miedo, rabia e inseguridad que encierra en su interior la protagonista. El mareante movimiento circular que muestra el baile entre Tommy y Carrie, y el primer (y último) beso de ella, cada vez más rápido, manifiesta el vértigo que siente Carrie, el cúmulo de sensaciones que la bombardea, al sentirse, por una vez en su vida, aceptada, querida. O la pirotécnica descripción de la masacre que despliega con sus poderes entre todos los asistentes a la fiesta, en el que el uso de la pantalla partida simboliza la rotura definitiva de Carrie con ese mundo que no la acepta. Es por ello que el impacto que esta escena produce en el espectador no se debe a la angustia que viven las víctimas de Carrie, o las muertes que se producen. La imagen de una ensangrentada Carrie White volviendo andando a su casa, quitándose la ropa y metiendose en la bañera, tiñendo el agua de rojo, limpiandose con la pastilla de jabón la piel, nos recuerda que, por encima de la sangre y el fuego, Carrie nos cuenta la historia de una pobre chica cuyo mayor pecado fue el de existir.

Es por eso que, de manera inevitable, vuelvo una y otra vez a Carrie. Angustiándome en la escena inicial en las duchas; disfrutando del castigo que reciben por parte de su profesora de gimnasia aquéllas que la humillaron; sonriendo ante la insistencia con la que Tommy le pide a Carrie que le acompañe al baile; sufriendo porque Sue es incapaz de hacerle entender a sus profesora lo que va a ocurrir. No puedo dejar de ver Carrie porque tengo la esperanza de que un día ese cubo lleno de sangre de cerdo no va a caer. Carrie será coronada reina del baile, pasará su primera noche con un chico y, a la mañana siguiente, se despertará a una nueva vida en la que, para siempre, será feliz. Porque ese día, nosotros también podremos serlo.

6 comentarios:

Ovi-One dijo...

Me has cautivado con la que puede ser tu mejor reseña. Transmites perfectamente lo que sentiste viendo este filme y lo que significa para ti. Y sólo por eso, ya es más interesante que muchas críticas que he leído de esta fantástica película.

En serio, muy buena. Tanto la peli como tu crítica.

José M. García dijo...

Muchas gracias por sus palabras, Ovidio. Resultan muy reconfortante.

Siguiendo con el tono confesional de la reseña, esta ha sido una entrada muy complicada porque, como es evidente, CARRIE es una película muy especial para mí, con la que conecto en muchos niveles y a la hora de volcar todo eso en un texto, uno siente cierto vértigo ante la dificultad de transmitir esas sensaciones con palabras. Si con usted lo he conseguido, todo el esfuerzo ha merecido la pena.

Un saludo.

Txema SG dijo...

Yo soy un completo hereje, no he visto aún la película original, pero sin embargo me tragué en el cine la secuela bastarda de terror adolescente.

Ufff.

José M. García dijo...

LA IRA: CARRIE 2 es una película que he tenido el cuidado de evitar hasta el momento... y, por ahora, seguiré así.

Déle una oportunidad al film original, merece mucho la pena. Y es un tipo de cine de terror que hoy ha desaparecido.

Un saludo.

fer1980 dijo...

Pues mirá después de leer tu critica me entraron ganas de volver a verla (que son muchos años ya desde que al vi por última vez), y me a vuelto a parecer magnifica a todos los niveles, este es el tipo de terror que me gusta, una pelicula realmente brillante.

José M. García dijo...

Ese es el mayor elogio que puede recibir un crítico, que su texto motive a sus lectores para ver la película reseñada.

Y como ya le dije a Yota, este es un tipo de cine de terror que hoy ya no se lleva, más de atmósfera que de golpes de efecto (aunque CARRIE tiene el honor de tener uno de los mejores sustos finales del género, junto al de VIERNES 13 y PHANTASMA).