sábado, 21 de enero de 2012

Donnie Darko

(Donnie Darko)
USA, 2001. 133m. C.
D.: Richard Kelly P.: Adam Fields, Nancy Juvonen & Sean McKittrick G.: Richard Kelly I.: Jake Gyllenhaal, Jena Malone, Holme Osborne, Daveigh Chase

Suele ser habitual la comparación de Richard Kelly con el director David Lynch. Los motivos de dicha comparación suelen venir dados por las intrincadas tramas que el primero suele desarrollar, a medio camino entre lo tangible y lo abstracto, la vigila y el sueño, y que tienen como resultado productos tan fascinantes como crípticos y que colocan al espectador en el sugerente terreno de la confusión y la pasión. El comienzo de Donnie Darko, su debut en el campo del largometraje, refuta esos paralelismos con el director de Carretera perdida, pero no tanto a un nivel argumental como por una cuestión de tono, de mirada.

La película comienza presentándonos a su joven protagonista en una situación sumamente extraña: tirado en medio de la carretera, no sabemos si dormido o desmayado. Cuando despierta no obtenemos mucha más información, más allá de que, por su actitud, no parece que esta situación sea anómala para él. El regreso de Donnie a su casa, montado en su bicicleta, sirve para introducirnos en la apacible comunidad en la que vive: las imágenes de su padre limpiando las hojas secas del jardín y gastándole una broma a su hija adolescente cuando pasa y de su hermana pequeña saltando en la cama elástica, dilatadas por la utilización de la cámara lenta, nos transmiten el retrato de un hogar acomodado confortable y seguro. Pero a Richard Kelly no le hace falta penetrar entre las hierbas que forman el césped para localizar la oscuridad que sirve de base a esa brillante comunidad. Los movimientos aletargados de su protagonista y su desmayado comportamiento enrarecen la atmósfera por donde pasa, revelándose como un objeto extraño y alienado cuya presencia sirve para dinamitar tan lujoso envoltorio.

Que la película utilice el nombre de su principal protagonista como título es un indicativo del carácter subjetivo de ésta: Donnie Darko es un film apocalíptico introspectivo. A lo largo del metraje abundan los primeros planos del ojo de Donnie, demostrándonos que todo lo que estamos viendo está condicionado por la mirada de tan introvertido personaje, quien toma unas pastillas recetadas por su psiquiatra y que se siente al borde de la locura, atormentado por las visiones que le anuncian que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. A través de este punto de vista, Richard Kelly se interna en géneros tan populares como el cine de adolescentes -las secuencias que transcurren en el instituto; los matones que acosan a Donnie; los festivales organizados por los alumnos; los amores y desamores entre estos-, sin renegar de lugares tan comunes entre estos como los conflictos familiares -las discusiones de Donnie con su hermana cuando están cenando- o la figura del profesor dispuesto a transgredir las normas del centro en favor de sus alumnos -los profesores de literatura inglesa y ciencias que ven en Donnie un chico diferente y con talento-, todos ellos elementos que el director de The box somete a esa mirada ausente de su protagonista con la que se cubre este escenario y estas acciones de una atmósfera extraña que los torna en algo desconocido y, por tanto, perturbador.

Como si la esquizofrenia que sufre Donnie abriera una puerta de percepción especial en su mente, Donnie Darko penetra en el terreno de la ciencia-ficción a un nivel teórico, manejando conceptos como los viajes en el tiempo o los agujeros de gusano como posibilidades metafísicas de nuestra realidad. El tiempo y el espacio son, por tanto, elementos fundamentales y Richard Kelly los moldea con su cámara. La primera vez que vemos a Donnie llegar al instituto, un plano secuencia conecta a los diferentes protagonistas del drama, a modo de hilo conductor invisible, convirtiéndoles en piezas involuntarias e inconscientes de un complejo engranaje superior. La utilización de la cámara lenta y de la imagen acelerada representan las distorsiones temporales de nuestra realidad, sólo perceptibles para un ser tan desarraigado de la existencia como Donnie.

Donnie Darko resulta, así, un héroe trágico, condenado a ver, a entender, mientras se siente encerrado en una comunidad que, atenazada por el miedo a saber, se encierra en una caza de brujas con la que desterrar aquellos elementos anómalos o perturbadores que puedan romper el espejismo de bienestar en el que viven. Es por ello que, a partir de un momento, la actitud de Donnie ya no nos resulta tan extraña: cuando, en los últimos minutos de metraje, Donnie elije un traje de esqueleto como disfraz de Halloween comprendemos que, desde el inicio, hemos presenciado los movimientos de un alma condenada, de una persona muerta en vida. Pero un tenue hálito romántico ilumina tan oscuro final: finalmente, Donnie asimilará y aceptará su destino, pero no para salvar al mundo, sino para devolver a la vida a la única persona que justifica la existencia de éste.


4 comentarios:

Txema SG dijo...

Tan inclasificable como satisfactoria, para el que esto escribe.

Se llegó a hacer secuela? creo que si no? con The Rock y Sarah Michelle Gellar?

José M. García dijo...

Hola, Yota. Sí se llegó a hacer una secuela, titulada "S. Darko" y protagonizada por la hermana de Donnie, Samantha, aunque no la he visto.

Pero la película protagonizada por The Rock y Sarah Michelle Gellar a la que te refieres es otra: "Southland Tales", el siguiente film de Richard Kelly y, en mi opinión, una auténtica maravilla aún más inclasificable que "Donnie Darko" que, a estas alturas, sigue inédita en nuestro país. Una vergüenza.

Un saludo.

Sidhe dijo...

Vaya si se llegó a hacer S. Darko y es una auténtica chorrada que se hizo sin el beneplácito de Kelly.

A ver qué tal Corpus Christi, que la peli que estrena este año.

Un saludo!!

José M. García dijo...

Hola, Sidhe.

¡Buena la has liado! Richard Kelly es un director que sólo con anunciar un proyecto me puede quitar el sueño. Espero con ansias el estreno de "Corpus Christi"

Un saludo.