domingo, 24 de octubre de 2010

Fiebre del sábado noche

(Saturday Night Fever)
USA, 1977. 118m. C.
D.: John Badham P.: Robert Stigwood G.: Norman Wexler, basado en el artículo de Nik Cohn I.: John Travolta, Karen Lynn Gorney, Barry Miller, Joseph Cali, Paul Pape F.: 1.85:1

Hay determinadas películas que son sobrepasadas por su propia fama, creando una imagen más cercana a la leyenda urbana que a la realidad. En el caso de Fiebre del sábado noche, al igual que otros títulos conocidos como Rocky o la saga protagonizada por John Rambo, su protagonista, Tony Manero, con su traje de color blanco, moviéndose en medio de la discoteca a ritmo de la banda sonora de los Bee Gees ha pasado a formar parte de la iconografía colectiva popular, siendo víctima de todo tipo de mofas y parodias. Ante esto, resulta difícil hacer entender que la película dirigida por John Badham es tan seria como hija de su época.

Los títulos de crédito nos muestran a Tony caminando por unas calles que reconocemos enseguida: ese escenario gris y sucio es el mismo que recorren Travis Bickle o el propio Rocky Balboa. Fiebre del sábado noche participa de esa mirada documental, a pie de la calle, que caracterizó el cine americano de los 70, protagonizado por toda una serie de perdedores, de desclasados o marginados que intentaban, a cualquien precio, salir de la miseria (tanto física como psicológica) en la que se ven encerrados. La salida de Tony es la pista de baile de la discoteca, donde es tratado como un dios (cuando entra en la sala, las personas se retiran a su paso, dejándole el camino libre hasta su trono), una discoteca que no por casualidad se llama "2001 Odyssey" en referencia clara al film de Stanley Kubrick, 2001: Una odisea de espacio. La dicoteca no es sólo un cambio de escenario, sino que significa entrar en otro mundo, en otro planeta, donde olvidar la aburrida vida diaria siendo, durante unos pocos minutos, el centro del universo.

Fiebre del sábado noche es la crónica del viaje existencial que protagoniza Tony, a través del cual tendrá que abandonar sus raices (su barrio) para dar un paso adelante en su vida, entrando en un mundo de responsabilidades (la ciudad): es decir, convertirse en adulto. Después de la primera noche que pasamos con Tony, Badham utiliza una transparencia que le muestra tirado en la cama, con la mirada perdida, reflejando tanto el recuerdo de los ecos de la música que siguen resonando en su cabeza, como el peso de lo cotidiano, de la monotonía, que le aplasta en su cama, impidiéndole levantarse. Durante las escenas que Tony pasa con sus amigos unos primeros planos muy cerrados combinados con lentos zooms le separan del entorno que está compartiendo, con la mente muy lejos, sobrevolando sus sueños de futuro.

En una de las escenas más emotivas del film, Tony le cuenta a su pareja de baile, Stephanie, todo un cúmulo de datos acerca de la construcción del puente de Brooklyn que finaliza con una tétrica leyenda negra: la muerte de uno de los obreros, cuyo cadáver se conserva en el hormigón de la estructura. El mensaje es claro: toda gran empresa requiere su sacrificio. El sacrificio que tiene que hacer Tony consiste en abrir los ojos y aceptar la vulnerabilidad de un entorno que, hasta ese momento, parecía seguro: la familia (la noticia de que su hermano mayor ha colgado los hábitos afecta profundamente a sus padres), el trabajo (que adquiere la forma de un callejón sin salida para sus aspiraciones vitales), los amigos (quienes realmente no le conocen ni le comprenden) e, incluso, la imagen que tiene de sí mismo (la diferencia de clase y estatus cultural entre Stephanie y él queda en evidencia en cada una de sus citas).

El paso definitivo será anunciado con el sacrificio del único lugar que parecía mantener su pureza ante la corruptibilidad general: la discoteca. Para Tony el baile es lo único realmente sagrado, el único acto en el que los seres humanos se muentran en su desnudez, lejos de la hipocresía del día a día (el único instante en el que Tony se enfada realmente con Stephanie es cuando la descubre bailando con otro, sintiéndose tan traicionado, o más, que si la hubiera pillado poniéndole los cuernos). Cuando ese templo inmáculo sea manchado por esa corruptibilidad que parece que no tiene fin, Tony podrá despojarse de cualquier atadura con su vida pasada y podrá salir del barrio, eso sí, pagando un tributo en forma de sacrificio humano con el que romper su unión a esas calles en las que nació y creció y a las que está unido por un vínculo de sangre: una vida por otra. Los planos encadenados que le muestran viajando durante toda la noche en vacíos y sucios vagones de metro supone un proceso de purificación en el que deja atrás, en cada viaje, parte de su antiguo ser para salir, al amanecer, completamente renovado, transformado en un nuevo Tony Manero.

Al igual que su protagonista, Fiebre del sábado noche también se nos aparece como un viaje, el de la propia película, que tiende un puente de conciliación entre la década que toca a su fin (los 70) y la venidera (los 80). Como decíamos al principio, Fiebre del sábado noche luce ese estilo sucio y directo propio de su época (Badham utiliza una dirección nerviosa, rodando con cámara en mano, subrayando el realismo, la espontaneidad, de lo que cuenta) para retratar unos personajes y ambientes más propios del cine juvenil que triunfará en los 80 (incluso las escenas musicales profetizan la irrupción de la estética del vídeo-clip que se consolidará tres años después). En este sentido, Fiebre del sábado noche es una película postmoderna, consciente de su pasado inmediato y sus implicaciones futuras. Como ejemplo de lo dicho, tenemos los posters que adornan la habitación de Tony (los carteles de Serpico y Rocky, más una imagen de Bruce Lee), confirmándole como representante de una nueva generación que surge amparada bajo las figuras, ya míticas, del cine americano de los 70.

8 comentarios:

Ovi-One dijo...

Joder, no he visto la película, pero con esa forma tan bestial que tienes de desmenuzarla sin desvelar partes realmente importantes del argumento, la vendes que da gusto.

En serio, escribes increíblemente bien: Siguiendo una estructura, argumentando, razonando y siendo todo lo extenso que debes, sin meter paja de por medio. Te tengo hasta envidia. ¡Sigue así!

el cautivo dijo...

Que gran verdad, que gran verdad. Fiebre del Sábado Noche es mucho más que "el Dirty Dancing de los 70". Incluso mucho más que Grease. Fiebre... nace con el espíritu de película seria, introspectiva.
Lo que pasa es que a día de hoy no nos podemos tomar en serio un viaje iniciático desde las pistas de baile y con pantalones acampados. Pero cambien las esferas de colores discotequeras por, no sé, las torres de Baltimore y la película estaría teñida de seriedad y nos tomaríamos en serio a ese antihéroe llamado Tony Manero, que se da cuenta que para llegar a la madurez debe dejar atrás muchas de los comportamientos que se tenía hasta ahora (la escena en que todos sus amigos se acuestan con una chica en el coche es clasificadora)
Hago el comentario extensible tanto a Fist Blood como a la primera película de Rocky Balboa (incluso sugiero que tras acabar la carrera Fincher podría dar cuenta de las películas del boxeador de Philadelphia)

Stranno dijo...

Una de mis 10 películas favoritas. El momento del baile a la mitad de la misma es absolutamente fantástico y un clásico atemporal del cine

Aunque el caminar inicial por la acera es lo mejor de toda la cinta, menuda chulería que se gastaba Travolta, era un crack

Javier dijo...

Totalmente de acuerdo con lo aquí dicho, tanto de la reseña, como de los comentarios que me han precedido. Una de esas obras injustamente infravaloradas, cuando se trata de un acertado fresco de lo que supone para un muchacho de barrio obrero dejar sus sueños y fantasías, entrando de lleno en la dura vida del "adulto", y que se ve obligado a vivir de una manera que no es la que desea.
Y por cierto, también me gustaría reivindicar la B.S.O de los Bee Gees, parodiada y vilipendiada hasta la saciedad, pero una digna representante de su época que posee calidad de sobra por sí misma. Aunque debo decir que este grupo tiene una importantísima trayectoria llena de grandes temas tanto antes como después de este "Saturday Night Fever".

José M. García dijo...

Hola a todos. Me alegra ver a tantos defensores de esta estupenda pero infravalorada película.

Ovidio: Buff, no sé que decirle. Muchas gracias por sus palabras. Las guardaré para que me den ánimos en las crisis.

Me alegro que remarque la estructura, porque es algo que cuido mucho. Concibo la crítica cinematográfica como un género literario y, por tanto, hay que cuidar tanto el mensaje como la forma.

El cautivo: sólo he visto la primera entrega de "Rocky" así que su propuesta puede ser interesante aunque, más allá de esa 1ª entrega, no sé si resultará muy interesante.

Ángel: todas las escenas de baile son geniales y, sí, esos andares del comienzo ya son historia del cine. Mi momento favorito, con todo, son las escenas en los vagones del metro.

Javier: yo voy a ir un poco más lejos y reinvindicar la aportación de todos los músicos. Los Bee Gees compusieron los temas principales, pero David shire se encargó de la música adicional y es una pena que el disco oficial se centre en la parte discotequera porque falta algún tema dramático muy bueno.

Un saludo a todos y gracias por los comentarios.

Anónimo dijo...

deseo saber el nombre de la canción cuando john travolta ingresa a la discoteca en la pelicula fiebre de sábado..por favor si alguien lo sabe escribirme al correo: uns_blanca2003@yahoo.es

mil gracias

José M. García dijo...

Supongo que te refieres a la primera vez que le vemos entrar. Tirando de memoria, yo diría que es "Night Fever" de los Bee Gees. De todas formas, en el disco oficial que se editó estám incluídas todas las canciones que se escuchan en la película, aí que ahí lo encontrarás fijo.

Un saludo.

Cristian dijo...

Para los que nos gusta el cine, esta bueno tener la posibilidad de ver distintas películas y es por eso que cuando aparece una nueva trato de ir a verla. Me encantaría ir a la ciudad en donde se filman muchas de las películas que veo en el cine, y por eso voy a buscar para obtener pasajes a new york.