Francia/Luxemburgo, 2007. 106m. C.
D.: Olivier Assayas P.: François Margolin G.: Olivier Assayas I.: Asia Argento, Michael Madsen, KellyLin, Carl Ng F.: 2.35:1
Olivier Assayas fue uno de los críticos de cine más importantes de la mítica revista Cahiers du Cinema durante los años 80 y, al igual que sucediera con algunos de los miembros de la no menos mítica Nouvelle Vague como Jean-Luc Godard o François Truffaut, su salto a la dirección no supuso tanto un cambio de profesión como de herramientas de trabajo. Sustituyendo el teclado y el papel de las publicaciones por una cámara y el celuloide, Assayas continuó sus reflexiones acerca del cinematógrafo, de su esencia, sus estructuras y equilibrios. Así, en Irma Vep se preguntaba acerca de la viabilidad de los postulados postmodernistas a la hora de recuperar el pulso original del cine; en Demonlover enfrentaba la propia materialidad del cine a los nuevos medios audiovisuales de la era digital; en Finales de agosto, principios de septiempre levantaba una estructura de relaciones sentimentales, de encuentros y desencuentros, a lo Eric Rohmer para deconstruirla hasta dejarla en los huesos.
Los elementos con los que Assayas trabaja en Boarding Gate son los propios del thriller en su concepción más genérica y directa: la figura de la femme fatale manipuladora; el hombre de negocios que ha adquirido una deuda importante con la mafia; la utilización de negocios legales para traficar con droga; la utilización de una prostituta para sonsacar información a sus clientes; el mercenario contratado para asesinar al socio de un empresario para quedarse con todo el negocio. La mirada de Assayas combina la fascinación distanciada con la fría operación quirúrgica en un intento no de recuperar o rendir homenaje al género, sino de diseccionarlo a través de una narración envasada al vacío.
Boarding Gate comienza con dos individuos haciendo prácticas de tiro. La cámara, en una serie de movimientos rápidos, nos muestra sus manos cargando las pistolas y martilleándolas. Cuando se nos presenta un primer plano mientras disparan, el enfoque hace nítida el arma mientras el rostro detrás de ella está desenfocado e irreconocible. La acción, el acto, es lo importante. En el universo de traiciones y alambicadas redes de información en los que se mueve la protagonista, las identidades se diluyen mientras los cuerpos se mantienen en una perpetua huida hacia ninguna/cualquier parte. De ahí que la herramienta más utilizada por Assayas sea el fuera de campo y el teleobjetivo, con sus protagonistas moviéndose por escenarios borrosos o perdidos en medio de una multitud de rostros intercambiables.
Dentro de la filmografía del director de Clean, Boarding Gate nos retrotrae a Irma Vep a la hora de utilizar los modos de producción de la Serie B, dotando a las nerviosas imágenes de un carácter casi clandestino. De esta manera, el film acaba adquiriendo una atmósfera abstracta, de marcada irrealidad, producto de los movimientos absurdos y desapasionados de los personajes (las escenas de acción rehúyen el componente espectacular para abrazar una mixtura entre los estilizado y lo realista con resultados casi oníricos), utilizando los modelos del thriller cosmopolita para desarrollar una reflexión surrealista acerca de la globalización (los personajes se mueven a través del globo -de París a Hong Kong, pasando por Madrid y con destino a Shanghai- como si se teletransportaran de un lugar a otro y los diferentes escenarios fuesen más producto de un estado mental que de un entorno real).
Y si líneas arriba comentábamos la importancia del cuerpo, es necesario hacer mención de los actores principales de Boarding Gate, escogidos por Assayas no tanto por su talento interpretativo (sin carecer de ello, por otro lado) sino por su presencia y la imagen que han proyectado a lo largo de su filmografía. El gigantesco, inflado, físico de Michael Madsen, sumado a su rostro abotargado, definen la condición crepuscular de su personaje, el economista Miles Rennberg. Pero, sin duda, hay que destacar a la protagonista, Sandra, ex-prostituta de lujo metida en el negocio del narcotráfico, a quien Asia Argento encarna explotando el exhuberante a la vez que vulgar erotismo que exuda de su figura, consciente de las armas de control que su propio físico le ofrece (en su encuentro con Miles en su oficina, Sandra se sienta en el escritorio, abriendo sus piernas y acariciandose le entrepierna).
Assayas concentra la atención de Sandra a través de la exhibición de su cuerpo, haciendo que abunden las escenas en las que aparece vestida únicamente con lencería negra o llevando camisetas de tirantes que facilitan la visión del escote en sus contínuos movimientos. Una exhibición que contrasta con la interpretación desvaída, casi narcótica, como si estuviera perpetuamente colocada, de Asia Argento, subrayando el estado alucinatorio en el que se halla: si la identidad de Sandra irá moldeándose (pasando por la muerte y la transformación), sus tatuajes quedarán fijados en los ojos del espectador.
Si, como indicamos anteriormente, Boarding Gate comienza con un desenfoque, Assayas cierra el film con el mismo recurso expresivo, pero con una importante diferencia. Si al principio el objeto se imponía al sujeto, ahora éste se fundirá con el fondo, rompiendo las ataduras que le controlaban para empezar a decidir sobre su propio destino, desapareciendo en ese camaleónico escenario que es el mundo moderno por el que circulamos día a día como seres anónimos.
Los elementos con los que Assayas trabaja en Boarding Gate son los propios del thriller en su concepción más genérica y directa: la figura de la femme fatale manipuladora; el hombre de negocios que ha adquirido una deuda importante con la mafia; la utilización de negocios legales para traficar con droga; la utilización de una prostituta para sonsacar información a sus clientes; el mercenario contratado para asesinar al socio de un empresario para quedarse con todo el negocio. La mirada de Assayas combina la fascinación distanciada con la fría operación quirúrgica en un intento no de recuperar o rendir homenaje al género, sino de diseccionarlo a través de una narración envasada al vacío.
Boarding Gate comienza con dos individuos haciendo prácticas de tiro. La cámara, en una serie de movimientos rápidos, nos muestra sus manos cargando las pistolas y martilleándolas. Cuando se nos presenta un primer plano mientras disparan, el enfoque hace nítida el arma mientras el rostro detrás de ella está desenfocado e irreconocible. La acción, el acto, es lo importante. En el universo de traiciones y alambicadas redes de información en los que se mueve la protagonista, las identidades se diluyen mientras los cuerpos se mantienen en una perpetua huida hacia ninguna/cualquier parte. De ahí que la herramienta más utilizada por Assayas sea el fuera de campo y el teleobjetivo, con sus protagonistas moviéndose por escenarios borrosos o perdidos en medio de una multitud de rostros intercambiables.
Dentro de la filmografía del director de Clean, Boarding Gate nos retrotrae a Irma Vep a la hora de utilizar los modos de producción de la Serie B, dotando a las nerviosas imágenes de un carácter casi clandestino. De esta manera, el film acaba adquiriendo una atmósfera abstracta, de marcada irrealidad, producto de los movimientos absurdos y desapasionados de los personajes (las escenas de acción rehúyen el componente espectacular para abrazar una mixtura entre los estilizado y lo realista con resultados casi oníricos), utilizando los modelos del thriller cosmopolita para desarrollar una reflexión surrealista acerca de la globalización (los personajes se mueven a través del globo -de París a Hong Kong, pasando por Madrid y con destino a Shanghai- como si se teletransportaran de un lugar a otro y los diferentes escenarios fuesen más producto de un estado mental que de un entorno real).
Y si líneas arriba comentábamos la importancia del cuerpo, es necesario hacer mención de los actores principales de Boarding Gate, escogidos por Assayas no tanto por su talento interpretativo (sin carecer de ello, por otro lado) sino por su presencia y la imagen que han proyectado a lo largo de su filmografía. El gigantesco, inflado, físico de Michael Madsen, sumado a su rostro abotargado, definen la condición crepuscular de su personaje, el economista Miles Rennberg. Pero, sin duda, hay que destacar a la protagonista, Sandra, ex-prostituta de lujo metida en el negocio del narcotráfico, a quien Asia Argento encarna explotando el exhuberante a la vez que vulgar erotismo que exuda de su figura, consciente de las armas de control que su propio físico le ofrece (en su encuentro con Miles en su oficina, Sandra se sienta en el escritorio, abriendo sus piernas y acariciandose le entrepierna).
Assayas concentra la atención de Sandra a través de la exhibición de su cuerpo, haciendo que abunden las escenas en las que aparece vestida únicamente con lencería negra o llevando camisetas de tirantes que facilitan la visión del escote en sus contínuos movimientos. Una exhibición que contrasta con la interpretación desvaída, casi narcótica, como si estuviera perpetuamente colocada, de Asia Argento, subrayando el estado alucinatorio en el que se halla: si la identidad de Sandra irá moldeándose (pasando por la muerte y la transformación), sus tatuajes quedarán fijados en los ojos del espectador.
Si, como indicamos anteriormente, Boarding Gate comienza con un desenfoque, Assayas cierra el film con el mismo recurso expresivo, pero con una importante diferencia. Si al principio el objeto se imponía al sujeto, ahora éste se fundirá con el fondo, rompiendo las ataduras que le controlaban para empezar a decidir sobre su propio destino, desapareciendo en ese camaleónico escenario que es el mundo moderno por el que circulamos día a día como seres anónimos.
6 comentarios:
Desconocia por completo esta película. Me la apunto que tiene pinta de que va a gustarme.
Hey int levemente off topic y perdona si te fastidio. La filmoteca de Madrid empieza en abril un ciclo de Cronenberg. Desde sus cortos hasta su último largo. Así que ponen lo poco que te has dicho que no has visto.
Yota: no me extraña que no te suene, puesto que, que yo sepa, está inédita en España (a pesar de que sí se anunció su estreno e incluso el Dirigido por publicó una reseña (muy airada y negativa) de Antonio José Navarro).
Por lo general la filmografía de Assayas ha sido muy maltratada en nuestra país, con estrenos tardíos y escasos (¡"Demonlover" tardó 3 años en estrenarse!).
Espero que te guste esta "película de Serie B de arte y ensayo" en atinadas palabras de Carlos Losilla.
Lord Pengallan: una iniciativa muy loable, sin duda, y espero que puedas acercarte a ver algún título.
He de confesar, por mal que pueda sonar, que si me esforzara podría ver esos títulos pero, la verdad, carecen de interés para mí. Especialmente sus dos primeros films, "Stereo" y "Crimes of the Future", de corte experimental y muy arty y que, según quienes los han visto, han resistido muy mal el paso del tiempo.
Con todo, algún día me animaré, seguro.
Un saludo a todos.
Intentaré ir a todas las que te dije que iba a videar o revidear.
Me sorprende tu desprendimiento :P Si lo llego a saber no informo. Los cortos no los voy a ver porque, además, no soy espectador de cortos, pero la 1º peli me ha picado la curiosidad.
Lo del esfuerzo ha quedado misterioso y sobrado. :)
Me refiero a que, si uno tiene auténtico interés en ver algo, gracias a internet, lo puede hacer.
Desde luego que si pudiera tener la oportunidad de ir a Madrid me vería no las que me faltan, sino todo el ciclo (ver "Videodrome" o "Crash" en pantalla grande debe ser toda una experiencia) pero, desgraciadamente, me resulta inviable. A ver si alguien se anima y nos hace un pase aquí en León.
Por supuesto, espero sus crónicas.
Un saludo y gracias por el aviso.
¿El blog de Int se vuelve internacional?
Thanx!
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