miércoles, 29 de diciembre de 2010

Noche de paz, noche de muerte

(Silent Night, Deadly Night)
USA, 1984. 85m. C.
D.: Charles E. Sellier Jr. P.: Ira Richard Barnak G.: Michael Hickey, basado en una idea de Paul Caimi I.: Lilyan Chauvin, Gilmer McCormick, Toni Nero, Robert Brian Wilson F.: 1.85:1

Resulta interesante la manera por la cual el cine de terror (preferentemente americano) ha utilizado toda una serie de fechas señaladas y de fiestas nacionales para crear un buen número de arquetipos del género, los cuales, en su popularidad, han llegado a convertirse en iconos identificativos de dichos festejos. Especialmente notorio es el caso de la Navidad, una época marcada por la alegría y la bondad (o sus supuestos) que parece llamar a todo el mundo a un comportamiento más generoso con sus semejantes. Desde este punto de vista -la iluminación de los adornos navideños y la música de los villancicos ensombrecidos por la presencia del horror-, las películas de terror que trascurren durante Halloween, el día de los santos inocentes, el 4 de julio o en viernes 13 podrían leerse como la manifestación popular de la tendencia a destapar el corazón agusanado que late en el centro de la aparentemente idílica sociedad americana residencial.

Lo más interesante de Noche de paz, noche de muerte, película de relativo culto por ser la primera que cruzó los destinos del psychokiller y de la figura de Santa Claus y ser el punto fundacional de una larga saga, reside en el prólogo que abre la película, centrado en representar el lado más tenebroso de la Navidad. Aunque, en el fondo, Noche de paz, noche de muerte no deja de ser el enésimo descendiente de Michael Myers, con un demente asesino disfrazado de Papá Noel y castigando a golpe de hacha a los que se han portado mal durante el año según su recto sentido de la moralidad, sí que resulta una leve anomalía dentro del subgénero al centrarse en su psicopático protagonista, siendo sus víctimas meros figurantes dispuestos a ser trinchados.

Es por esto que dicho prólogo, una convención indispensable en toda aportación a la larga filmografía de asesinos enmascarados, no se limita a escenificar el trauma que sufrirá el protagonista en su niñez y que marcará con sangre su vida adulta, sino que ocupará prácticamente la mitad del metraje, confirmando el interés del guionista en representar de manera concisa la patología de su protagonista. Como decíamos líneas arriba, es aquí donde Noche de paz, noche de muerte muestra sus cartas más interesantes utilizando la mirada inocente de un niño que descubre la cara más tenebrosa de tan señaladas fechas: su abuelo, ingresado en una institución mental, le dice que Santa Claus castiga a los niños malos matándoles; sus padres son asesinados por un criminal vestido de Santa quien, además, intenta violar a su madre. Cuando es ingresado en un orfanato, Billy, el niño superviviente, crecerá bajo la especialmente dura mano de la madre superiora del centro. De esta manera, el instinto asesino de Billy es fruto de unos entornos célebres por ser recintos de paz y amor: la Navidad y la figura caritativa de la monja.

La imagen del asesino disfrazado arrancando la blusa de la madre de Billy y seccionando su garganta con una navaja, haciendo que la sangre corra por el cuello y salpique los pechos descubiertos, sirve de guía tanto para Billy como para la propia película cuya segunda parte consiste en un típico killer on the loose con el protagonista acechando por los hogares en busca de cualquier comportamiento lascivo. Comportamientos que son mostrados de manera generosa por los creadores de la película, tan pendientes de la exhibición epidérmica como de su mutilación.

Así pues,
Noche de paz, noche de muerte se conforma con la construcción de un rutinario psychothriller en el que únicamente cabe destacar sus gráficos, aunque no especialmente sorprendentes, asesinatos (uno de ellos, una variación de la chica colgada de un gancho de carnicero de La matanza de Texas filtrado por la iconografía navideña), desnudos mas o menos gratuitos (Linnea Quigley nos muestra su sana costumbre de abrir la puerta de su casa vestida sólo con unos minúsculos pantalones cortos) y el detalle más perverso de toda la cinta: tras matar al resto de ocupantes de la casa y tras convencerse de que la niña sobreviviente ha sido buena durante todo el año, Billy le ragala el cúter ensangrentado con el que, minutos antes, abrió en canal a su compañera de trabajo.

4 comentarios:

José M. García dijo...

¿Feliz Navidad?

olahf dijo...

Y prospero año muerto! jeje en estas fechas tan señaladas esta reseña era necesaria supongo

Ivan R. Saldias dijo...

"Silent Night Deadly Night" está mas cerca del Slasher y el Splatter mas macarrónico que del Psicothriller... Una buena apuesta para "Trash entre amigos".

José M. García dijo...

Olahf: hubiera sido raro no hacer ninguna referencia a estas fechas. Eso sí, siempre dentro de la coherencia del blog.

Ivan R. Saldias: tiene razón. Utilizo el término psychothriller como sinónimo de slasher (igual que con killer on the loose)y no es del todo correcto, aunque no me negarás que "SN,DN" se aparta algo de los tópicos del subgénero.

Y cierto también, este tipo de films es para verlos en buena compañía, sino son difíciles de soportar.

Un saludo y bienvenido al blog.