(Batman)
USA/UK, 1989. 126m. C.
D.: Tim Burton P.: Peter Guber & Jon Peters G.: Sam Hamm & Warren Skaaren I.: Michael Keaton, Jack Nicholson, Kim Basinger, Robert Wuhl F.: 1.85:1
El comienzo de Batman supone tanto un guiño hacia los fans del popular personaje de los comics creado por Bob Kane (ejem) a finales de los años 30 como toda una declaración de principios de las características del film. Una pareja acompañada de su hijo pequeño salen del cine y, ante la imposibilidad de encontrar un taxi libre, deciden atajar por un oscuro callejón donde serán asaltados por un par de atracadores. Tal y como nos lo muestra, podríamos estar ante el origen del súper-heroe protagonista, pero no es así, pues posteriormente veremos como los atracadores son detenidos por el mismísimo Batman. En este momento, la escena adquiere los contornos de una representación: los protagonistas ponen en pie una función de teatro específica para los fans. Es más, la primera aparición del Señor de la Noche será en un lejano picado que nos le muestra asomado a los tejados. Pero la negra figura no es humana, sino un dibujo animado. Una vez más, el artificio se impone.
El universo en el que Tim Burton integra las aventuras de Batman resulta a la vez tan propio de su (por entonces, incipiente) mundo personal como deudor de la tradición. La Gotham City burtoniana resulta tan gótica como industrial. Las oscuras y envejecidas catedrales, con sus horripilantes gárgolas de piedra conviven con monolíticas fábricas que despiden una densa humareda por sus interminables chimeneas. Un universo de tono retro tanto por los personajes y sus acciones, todos ellos deudores del cine de gangsters de los años 30 y 40 (con sus gabardinas y sus sombreros, sus revólveres) como por las sucias calles que habitan (el vapor que emana de las alcantarillas abiertas, la redacción del periódico en el que trabajan Knox y Vicki Vale). En este ambiente retro, la aparición de los artilugios ("juguetes", como los llama el Jocker) y gadgets tecnológicos de Batman confieren al conjunto un estimulante tono steampunk.
Batman es un cajón de sastre de tonos y atmósferas. A los ya apuntados, podemos sumar referencias al cine mudo (las sombras chinescas en el ataque a la fábrica propiedad de Grissom), el expresionismo (los retorcidos y enfáticos planos que nos ilustran el origen de Batman), el cine de terror de la Universal (el Joker descubriendo su nuevo rostro en un angosto y sórdido cuartucho nos recuerda tanto a El hombre invisible como a El fantasma de la ópera), los paisajes féericos de tonos tétricos habituales del director de Sleepy Hollow (los escenarios que recorre el Batmóvil en dirección al refugio de Batman) e, incluso, las escenas de acción hacen gala de un estudiado estatismo que potencian la artificiosidad del conjunto, acercándolas a elaborados tablaux vivantes.
Pero las referencias de Batman no se agotan en el mundo del cine y, por supuesto, también encontramos elementos procedentes del mundo original del personaje: los comics. Especialmente de versiones modernas del mito como El regreso del Caballero Oscuro y La broma asesina, de los que hereda (tanto para bien como para mal) el tono oscuro y grave, de marcados contornos psicológicos, que han marcado la mayoría de las películas dedicadas al cruzado enmascarado. El Batman y el Joker de Burton son dos freaks, dos inadaptados marcados por un traumático pasado en el que viven encerrados y que son incapaces de afrontar de una manera, digamos, normal. Tanto el traje de Batman como el deformado rostro del Joker son sus respectivas máscaras y sus cruzadas, intentos de llamar la atención. En resumen, y como ya se nos dejaba claro en la ya mencionada La broma asesina y en el excelente Ruleta con el que Frank Miller cerró su mítica etapa en Daredevil, son las dos caras de una misma moneda, la cara y la cruz, una oscura y otra llena de colorido, dos almas hermanadas en su soledad que no pueden convivir en un mismo universo.
El universo en el que Tim Burton integra las aventuras de Batman resulta a la vez tan propio de su (por entonces, incipiente) mundo personal como deudor de la tradición. La Gotham City burtoniana resulta tan gótica como industrial. Las oscuras y envejecidas catedrales, con sus horripilantes gárgolas de piedra conviven con monolíticas fábricas que despiden una densa humareda por sus interminables chimeneas. Un universo de tono retro tanto por los personajes y sus acciones, todos ellos deudores del cine de gangsters de los años 30 y 40 (con sus gabardinas y sus sombreros, sus revólveres) como por las sucias calles que habitan (el vapor que emana de las alcantarillas abiertas, la redacción del periódico en el que trabajan Knox y Vicki Vale). En este ambiente retro, la aparición de los artilugios ("juguetes", como los llama el Jocker) y gadgets tecnológicos de Batman confieren al conjunto un estimulante tono steampunk.
Batman es un cajón de sastre de tonos y atmósferas. A los ya apuntados, podemos sumar referencias al cine mudo (las sombras chinescas en el ataque a la fábrica propiedad de Grissom), el expresionismo (los retorcidos y enfáticos planos que nos ilustran el origen de Batman), el cine de terror de la Universal (el Joker descubriendo su nuevo rostro en un angosto y sórdido cuartucho nos recuerda tanto a El hombre invisible como a El fantasma de la ópera), los paisajes féericos de tonos tétricos habituales del director de Sleepy Hollow (los escenarios que recorre el Batmóvil en dirección al refugio de Batman) e, incluso, las escenas de acción hacen gala de un estudiado estatismo que potencian la artificiosidad del conjunto, acercándolas a elaborados tablaux vivantes.
Pero las referencias de Batman no se agotan en el mundo del cine y, por supuesto, también encontramos elementos procedentes del mundo original del personaje: los comics. Especialmente de versiones modernas del mito como El regreso del Caballero Oscuro y La broma asesina, de los que hereda (tanto para bien como para mal) el tono oscuro y grave, de marcados contornos psicológicos, que han marcado la mayoría de las películas dedicadas al cruzado enmascarado. El Batman y el Joker de Burton son dos freaks, dos inadaptados marcados por un traumático pasado en el que viven encerrados y que son incapaces de afrontar de una manera, digamos, normal. Tanto el traje de Batman como el deformado rostro del Joker son sus respectivas máscaras y sus cruzadas, intentos de llamar la atención. En resumen, y como ya se nos dejaba claro en la ya mencionada La broma asesina y en el excelente Ruleta con el que Frank Miller cerró su mítica etapa en Daredevil, son las dos caras de una misma moneda, la cara y la cruz, una oscura y otra llena de colorido, dos almas hermanadas en su soledad que no pueden convivir en un mismo universo.
5 comentarios:
De pequeño me encantaba, sobre todo el batmovil y el batavion, pero según fui creciendo y empecé a leer comics cada vez me iba gustando menos y me parecía una película de batman peor...
A mí me ha pasado al contrario: no tenía muy buen recuerdo de ella y en este reciente visionado me ha entusiasmado.
De todas formas, he de decir que cuando veo una peli basada en "algo" (novela, comic, vídeojuego) me centro en las cualidades intrínsecamente cinematográficas, en decir, en su calidad como película independientemente de si es fiel o no al material en el que se basa.
En lo que te doy la razón es que es, posiblemente, el mejor diseño del Batmovil hasta la fecha.
Un saludo y gracias por el comentario.
Tienes razón, es lo que hay que hacer, ver la película como película, si pararse en si está basada en lo que sea.
Lo que pasa, es que a mi me puede el frikismo...
No es fácil mantener la perspectiva. A mí también me pasa a veces. Como ejemplo decirte que durante un tiempo me costó aceptar el DUNE de David Lynch por el tremendo resumen que era respecto al original literario. Hasta que me rendí al poderío visual y sugestivo del film.
Te adelanto que, por supuesto, este es el comienzo de un repaso a las películas del hombre murciélago.
Genial!!
Pues aquí me tendrás leyendo, y comentando of course,
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