USA, 1980. 127m. C.
D.: Irvin Kershner P.: Gary Kurtz G.: Leigh Brackett & Lawrence Kasdan, basado en una idea de George Lucas I.: Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Billy Dee Williams F.: 2.20:1
Tras la presentación que supuso La guerra de las galaxias, el siguiente capítulo, El imperio contraataca, supone la consolidación: tras los logos de las productoras y la frase introductoria, el título genérico de la saga aparece y se pierde en el espacio para, a continuación, presentar el título de la nueva entrega y el consiguiente texto que sirve para ubicar al espectador en la historia a la vez que sirve de puente de unión con el final del film anterior. Todo ello, por supuesto, enmarcado por el "Main Title" compuesto por John Williams. Una apertura que se repetirá entrega a entrega adquiriendo la forma del opening de una serie de televisión. Lo que en La guerra de las galaxias suponía una original manera de eludir la esperable, y casi monótona, secuencia de créditos, aquí muestra su auténtica naturaleza. Una naturaleza que será subrayada por el final abierto con el que concluye el film, rescatando y actualizando la fórmula del cliffhanger, motor indispensable del formato del serial que la saga Star Wars tomó como ejemplo y del que ahora se presenta como seguidora.
Pero a pesar de este comienzo clónico lo que viene a continuación establece una notable diferencia con el arranque de la entrega anterior y que servirá para establecer el tono que predominará durante todo el metraje. Mientras que en el llamado "Episodio IV" nos colocaban directamente en el interior de una nave espacial presentándonos como protagonistas a un par de robots, el "Episodio V" nos sitúa en tierra firme con Luke Skywalker montado sobre una extraña criatura a modo de variación galáctica de un vaquero sobre su caballo. En El imperio contraataca no hallamos ni rastro del sentido de la maravilla que confería a La guerra de las galaxias un aroma tan nostálgico como especial. Y no lo hay, porque ya no hace falta. El sentido de la maravilla era indispensable para hacernos entrar en un universo personal -compuesto por sus mundos, personajes, razas y términos- desconocido para el público. En cambio, al comienzo de El imperio contraataca ya conocemos el medio en el que nos movemos y, además, somos conscientes del territorio hostil en el que se mueven los protagonistas. Es por eso que, desde su mismo comienzo, esta segunda entrega (o quinta, según se mire) enarbola la bandera de la aventura.
De ahí que El imperio contraataca decida abrir con una batalla entre la alianza rebelde y el imperio que en nada tiene que envidiar al enfrentamiento final que cerraba La guerra de las galaxias: sin necesidad de prólogos ni introducciones, El imperio contraataca nos sitúa de lleno en medio del conflicto, lo cual repercute en un ritmo más rápido que el del film anterior. Pero también sirve para desarrollar una estructura inversa: si en "Una nueva esperanza" se partía de lo individual (el encuentro entre Luke y Obi-wan; la contratación de Han Solo; el rescate de la princesa) para alcanzar lo colectivo (la armada de Alas-X contra la Estrella de la Muerte y los Caza-TIEs), aquí se opera de manera contraria: al comienzo del film los protagonistas luchan hombro con hombro junto a sus compañeros para, a continuación, separar sus caminos, concluyendo con un climax centrado en el cara a cara entre Luke Skywalker y Darth Vader.
Este es el motivo por el cual El imperio contraataca es considerado un film mas oscuro que el anterior: al centrarse más en sus personajes, el film hace gala de un desarrollo dramático mas complejo, especialmente concentrado en la relación entre Han Solo y la princesa Leia, actualización fantástica de la guerra de sexos de la comedia clásica americana (y en cuyos diálogos se nota la mano de la guionista Leigh Brackett, quien colaboró en algunas de las obras más importantes de Howard Hawks) y el entrenamiento de Luke Skywalker a las órdenes de Yoda, el cual sirve, además, para realizar un viaje introspectivo a las dudas y miedos del joven en su intento de convertirse en un jedi, tentado por el lado oscuro de la Fuerza.
En El imperio contraataca ya no asistimos a una recopilación de arquetipos, sino que estos alcanzan una forma humana. Ya no son iconos, sino seres humanos que sufren, pelean y tienen miedo: en suma, seres de carne y hueso (o de metal y cables, pero igualmente sólido y consciente). Y es por esto que el film no se detiene en el dibujo psicológico de sus protagonistas, sino que se centra en el apartado de lo físico, casi inexistente en la película precedente: el rostro defigurado de Luke tras sufrir el ataque del monstruo de las nieves y del que logrará escapar tras cortarle el brazo, imagen que rima con su propia mano amputada hacia el final del film (y que es un eco del miembro amputado del alienígena que molestaba a Luke en la cantina de La guerra de las galaxias); el halcón milenario aterrizando en el interior de un gigantesco gusano; el cuerpo de C3PO completamente desmantelado y tirado a la basura; el cráneo lleno de cicatrices apenas entrevisto de Darth Vader; Han Solo congelado en una pieza de carbono.
Todo en El imperio contraataca rezuma oscuridad: el inhóspito mundo congelado de Hoth, en el que ninguna forma de vida puede sobrevivir la fuerza helada de sus vientos; el planeta Dagobah, hogar de Yoda, con su ambiente pantanoso, lleno de extrañas criaturas y su permanente tono verdoso. Y si hablamos de oscuridad la imagen que nos viene a la cabeza es, sin duda, la más representativa materialización física de ésta: Lord Darth Vader. Es en El imperio contraataca donde Vader adquiere su presencia legendaria y definitivamente icónica. Si en La guerra de las galaxias Vader obedecía las órdenes de Moff Tarkin, ahora él es la imagen icono del Imperio, quien dirige las operaciones. La aparición de un nuevo elemento en la forma del Emperador, un ser cuyo monstruoso rostro resulta la representación de su negra alma, añade un nivel mayor de peligro: el imperio ya no es un término general, abstracto, sino que tiene cuerpo (armadura) y rostro (desfigurado). No es extraño que fuese en esta entrega en la que John Williams compuso su célebre "Imperial March": La guerra de las galaxias servía para presentarnos a los héroes que tenían que arriegar su vida por la salvación de toda la galaxia, El imperio contraataca muestra el poder al que se enfrentan. El resultado de la contienda se saldará en El retorno del Jedi.
Pero a pesar de este comienzo clónico lo que viene a continuación establece una notable diferencia con el arranque de la entrega anterior y que servirá para establecer el tono que predominará durante todo el metraje. Mientras que en el llamado "Episodio IV" nos colocaban directamente en el interior de una nave espacial presentándonos como protagonistas a un par de robots, el "Episodio V" nos sitúa en tierra firme con Luke Skywalker montado sobre una extraña criatura a modo de variación galáctica de un vaquero sobre su caballo. En El imperio contraataca no hallamos ni rastro del sentido de la maravilla que confería a La guerra de las galaxias un aroma tan nostálgico como especial. Y no lo hay, porque ya no hace falta. El sentido de la maravilla era indispensable para hacernos entrar en un universo personal -compuesto por sus mundos, personajes, razas y términos- desconocido para el público. En cambio, al comienzo de El imperio contraataca ya conocemos el medio en el que nos movemos y, además, somos conscientes del territorio hostil en el que se mueven los protagonistas. Es por eso que, desde su mismo comienzo, esta segunda entrega (o quinta, según se mire) enarbola la bandera de la aventura.
De ahí que El imperio contraataca decida abrir con una batalla entre la alianza rebelde y el imperio que en nada tiene que envidiar al enfrentamiento final que cerraba La guerra de las galaxias: sin necesidad de prólogos ni introducciones, El imperio contraataca nos sitúa de lleno en medio del conflicto, lo cual repercute en un ritmo más rápido que el del film anterior. Pero también sirve para desarrollar una estructura inversa: si en "Una nueva esperanza" se partía de lo individual (el encuentro entre Luke y Obi-wan; la contratación de Han Solo; el rescate de la princesa) para alcanzar lo colectivo (la armada de Alas-X contra la Estrella de la Muerte y los Caza-TIEs), aquí se opera de manera contraria: al comienzo del film los protagonistas luchan hombro con hombro junto a sus compañeros para, a continuación, separar sus caminos, concluyendo con un climax centrado en el cara a cara entre Luke Skywalker y Darth Vader.
Este es el motivo por el cual El imperio contraataca es considerado un film mas oscuro que el anterior: al centrarse más en sus personajes, el film hace gala de un desarrollo dramático mas complejo, especialmente concentrado en la relación entre Han Solo y la princesa Leia, actualización fantástica de la guerra de sexos de la comedia clásica americana (y en cuyos diálogos se nota la mano de la guionista Leigh Brackett, quien colaboró en algunas de las obras más importantes de Howard Hawks) y el entrenamiento de Luke Skywalker a las órdenes de Yoda, el cual sirve, además, para realizar un viaje introspectivo a las dudas y miedos del joven en su intento de convertirse en un jedi, tentado por el lado oscuro de la Fuerza.
En El imperio contraataca ya no asistimos a una recopilación de arquetipos, sino que estos alcanzan una forma humana. Ya no son iconos, sino seres humanos que sufren, pelean y tienen miedo: en suma, seres de carne y hueso (o de metal y cables, pero igualmente sólido y consciente). Y es por esto que el film no se detiene en el dibujo psicológico de sus protagonistas, sino que se centra en el apartado de lo físico, casi inexistente en la película precedente: el rostro defigurado de Luke tras sufrir el ataque del monstruo de las nieves y del que logrará escapar tras cortarle el brazo, imagen que rima con su propia mano amputada hacia el final del film (y que es un eco del miembro amputado del alienígena que molestaba a Luke en la cantina de La guerra de las galaxias); el halcón milenario aterrizando en el interior de un gigantesco gusano; el cuerpo de C3PO completamente desmantelado y tirado a la basura; el cráneo lleno de cicatrices apenas entrevisto de Darth Vader; Han Solo congelado en una pieza de carbono.
Todo en El imperio contraataca rezuma oscuridad: el inhóspito mundo congelado de Hoth, en el que ninguna forma de vida puede sobrevivir la fuerza helada de sus vientos; el planeta Dagobah, hogar de Yoda, con su ambiente pantanoso, lleno de extrañas criaturas y su permanente tono verdoso. Y si hablamos de oscuridad la imagen que nos viene a la cabeza es, sin duda, la más representativa materialización física de ésta: Lord Darth Vader. Es en El imperio contraataca donde Vader adquiere su presencia legendaria y definitivamente icónica. Si en La guerra de las galaxias Vader obedecía las órdenes de Moff Tarkin, ahora él es la imagen icono del Imperio, quien dirige las operaciones. La aparición de un nuevo elemento en la forma del Emperador, un ser cuyo monstruoso rostro resulta la representación de su negra alma, añade un nivel mayor de peligro: el imperio ya no es un término general, abstracto, sino que tiene cuerpo (armadura) y rostro (desfigurado). No es extraño que fuese en esta entrega en la que John Williams compuso su célebre "Imperial March": La guerra de las galaxias servía para presentarnos a los héroes que tenían que arriegar su vida por la salvación de toda la galaxia, El imperio contraataca muestra el poder al que se enfrentan. El resultado de la contienda se saldará en El retorno del Jedi.
2 comentarios:
Ésta es por aclamación popular la mejor película de la saga. El imperio contraaataca puede que no sea tan fresca y con tanta intención de divertir que su predecesora, pero en todo lo demás mejora la saga. (el paradigma de secuela que mejora al original)
Principalmente porque seguramente es la únia película de la saga que se puede decir que tiene un guión brillante, más planificado y enrevesado y con unos diálogos realmente deslumbrantes.
Y por supuesto esta película es la que hace de Darth Vader el icono definitivo del villano de cine. Realmente es impresionante la presencia ominosa de este personaje, que realmente acojona en todas sus apariciones.
Por último es justo pararse en John Williams. Puede que la BSO de Star Wars la tengamos demasiado presente y no nos apabulle como debiera, pero yo me atrevo a decir que se trata de la mejor banda sonora de la historia del cine, con no uno, sino cuatro o cinco temas que se debe considerar míticos.
Desde un punto de vista estrictamente cinematográfico, sí, "El imperio contraataca" es superior a "La guerra de las galaxias", pero yo disfruto más con la ingenuidad y el sentido de la maravilla a raudales de la original "Star Wars".
En cuanto a lo de la BSO, con la inclusión de la marcha imperial sí que haga a la de este episodio V la mejor de la saga, pero si hablamos de toda la historia del cine, para mí siempre estará por encima de todos el "Conan el bárbaro" de tristemente desaparecido Basil Poledouris.
Un saludo.
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