USA, 1987. 100m. C.
D.: Tony Scott P.: Jerry Bruckheimer & Don Simpson G.: Larry Ferguson & Warren Skaaren, basado en una idea de Eddie Murphy & Robert D. Wachs, basado en los personajes creados por Danilo Bach & Daniel Petrie Jr. I.: Eddie Murphy, Judge Reinhold, John Ashton, Jürgen Prochnow F.: 2.35:1
Resulta curioso que una película tan derivativa como Superdetective en Hollywood II, cuyo interés sobre el papel es bien poco interesante, pueda servir de ejemplo a la hora de demostrar las diferencias entre fondo y forma aplicadas al cine: es decir, lo que se cuenta y como se cuenta. Consecuencia directa del enorme éxito de Superdetective en Hollywood, esta segunda parte calca casi punto por punto la estructura del anterior film convirtiendose más en un remake que en una secuela: mismo punto de partida (la agresión a un amigo de Axel Foley pone en marcha la investigación), mismos personajes (los compañeros policías que Axel conoció en el anterior caso) y mismos chistes (el contraste entre los modos policiales de Axel y los de la policía de Beverly Hills). Pero, a pesar de este desarrollo mimético, el resultado es notablemente diferente. El motivo es la sustitución del correcto pero insípido Martin Brest por el esteticista Tony Scott.
No es necesario esperar a los títulos de crédito para notar la huella del hermano de Ridley Scott en cada uno de los fotogramas: la fotografía de colores rojizos, el uso de un montaje basado en la acumulación de planos cortos, el utilización del formato scope. Este elaborado trabajo visual convierte a Superdetective en Hollywood II en un film mucho más elegante que el anterior. Una elegancia que incide ante todo en dos apartados: el glamouroso retrato de Beverly Hills y sus habitantes y la espectacularización de las escenas de acción. El prólogo con el que se abre la película aúna estos dos apartados, funcionando como una declaración de principios del estilo imperante en el resto del metraje: la presentación de la escultural Brigitte Nielsen, elegantemente ataviada de blanco y con gafas de sol, y el cronometrado atraco a una joyería están impregnados de un contínuo esteticismo. El mensaje está claro: todo es bonito en California, incluso la violencia.
Pero que nadie se lleve a engaño. A pesar del savoir fait de Tony Scott quien, casi in extremis, llega a salvar el film, Superdetective en Hollywood II ofrece más de lo mismo pero perdiendo el factor sorpresa del anterior film: una vez más estamos ante un one man show a mayor gloria del hiperactivo Eddie Murphy, aquí más estrella que nunca. Los títulos de créditos nos muestran como Axel se viste para ir a trabajar. El montaje termina con él haciendo muecas a un espejo. Tony Scott inserta un primer plano cerrado cuyo único objetivo es mostrarnos su famosa sonrisa. La sumisión del film a las servidumbres cómicas del actor es evidente: Superdetective en Hollywood II no es más que un catálogo de las habilidades de Axel para inventarse trolas con las que engañar a los demás. El resto es pura anécdota: tanto la investigación policíaca (tan ligera y llena de agujeros como la de la primer aparte) como las escenas de acción (aquí mas trabajadas y espectaculares gracias al trabajo del director de Marea roja, aunque para ello haya que convertir a Billy en un sucedáneo de Rambo, a quien se llega a mencionar directamente -¿un guiño de la ex de Sylvester Stallone?-). Con todo, no hay lugar para quejas. Como dice un amigo, "sabías a lo que venías".
No es necesario esperar a los títulos de crédito para notar la huella del hermano de Ridley Scott en cada uno de los fotogramas: la fotografía de colores rojizos, el uso de un montaje basado en la acumulación de planos cortos, el utilización del formato scope. Este elaborado trabajo visual convierte a Superdetective en Hollywood II en un film mucho más elegante que el anterior. Una elegancia que incide ante todo en dos apartados: el glamouroso retrato de Beverly Hills y sus habitantes y la espectacularización de las escenas de acción. El prólogo con el que se abre la película aúna estos dos apartados, funcionando como una declaración de principios del estilo imperante en el resto del metraje: la presentación de la escultural Brigitte Nielsen, elegantemente ataviada de blanco y con gafas de sol, y el cronometrado atraco a una joyería están impregnados de un contínuo esteticismo. El mensaje está claro: todo es bonito en California, incluso la violencia.
Pero que nadie se lleve a engaño. A pesar del savoir fait de Tony Scott quien, casi in extremis, llega a salvar el film, Superdetective en Hollywood II ofrece más de lo mismo pero perdiendo el factor sorpresa del anterior film: una vez más estamos ante un one man show a mayor gloria del hiperactivo Eddie Murphy, aquí más estrella que nunca. Los títulos de créditos nos muestran como Axel se viste para ir a trabajar. El montaje termina con él haciendo muecas a un espejo. Tony Scott inserta un primer plano cerrado cuyo único objetivo es mostrarnos su famosa sonrisa. La sumisión del film a las servidumbres cómicas del actor es evidente: Superdetective en Hollywood II no es más que un catálogo de las habilidades de Axel para inventarse trolas con las que engañar a los demás. El resto es pura anécdota: tanto la investigación policíaca (tan ligera y llena de agujeros como la de la primer aparte) como las escenas de acción (aquí mas trabajadas y espectaculares gracias al trabajo del director de Marea roja, aunque para ello haya que convertir a Billy en un sucedáneo de Rambo, a quien se llega a mencionar directamente -¿un guiño de la ex de Sylvester Stallone?-). Con todo, no hay lugar para quejas. Como dice un amigo, "sabías a lo que venías".
2 comentarios:
No puedo estar de acuerdo en el "sabías a lo que venías" Secuelas de éstas son las que dan mala fama a las segundas partes, donde no tiene nada más que contar, salvo que repetir lo que tuvo exito, multiplicado por dos. tenemos un ejemplo claro este mismo mes con Toy Story 3, que tiene una historia que finalizar y así lo hace en lugar de la reiteración como único leitmotiv de la película.
Apenas recuerdo nada de esta secuela, pero mi sensación es que se tomaba mucho más en serio a sí misma que la primera, con lo que perdía bastante encanto.
Yo la vi muy parecida a la primera, sólo que el asunto ya no es novedoso y pierde gracia. Pero si tuviera que quedarme con una quizás lo haría con esta gracias al estilo de Tony Scott que la hace visualmente muy atractiva.
Esta 2ª está mas centrada en el exhibicionismo de Murphy pero sí es verdad que le quieren dar más importancia a la investigación, pero al final se queda en nada.
Y lo de TOY STORY es un caso muy aparte, toda una excepción y que no hay que tomar como modelo.
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