sábado, 21 de agosto de 2010

The Poughkeepsie Tapes

(The Poughkeepsie Tapes)
USA, 2007. 86m. C.
D.: John Erick Dowdle P.: Drew Dowdle G.: John Erick Dowdle, basado en una idea de Drew Dowdle I.: Stacy Chbosky, Ben Messmer, Samantha Robson, Ivar Brogger F.: 1.85:1

Por internet se puede encontrar un escalofriante gif que sirve de carta de presentación de las intenciones de The Poughkeepsie Tapes: en primer término del encuadre vemos el rostro angustiado de una mujer con la cabeza cubierta por una bolsa de plástico transparente. No se puede mover y parece estar encerrada en un sótano. Al fondo, aparece una figura de cuerpo negro y rostro pálido, moviéndose a cuatro patas. Se acerca a la mujer hasta que desaparece del encuadre para surgir por la espalda. Ahora podemos ver con claridad que lleva una doble máscara. El blanco y negro y las deficiencias de la imagen redondean el tono arty de tan perturbadora secuencia.

The Poughkeepsie Tapes se apunta a la moda del falso documental tomando la forma de un reportaje de investigación acerca de las hazañas criminales de Ed, un psicópata que disfruta grabando a sus víctimas mientras las tortura y, finalmente, acaba con ellas. De esta forma, la estructura del film se divide en dos partes: por un lado, las declaraciones a cámara de una serie de supuestos especialistas que han participado en el caso (policías, agentes del FBI, forenses, psicólogos), así como testigos o familiares de las víctimas. Por otro, y como turbador contrapunto de las palabras, se intercalan fragmentos de las cintas halladas en la casa del asesino, mostrando sus terroríficos actos. The Poughkeepsie Tapes intenta alejarse de los lugares comunes del cine de terror a través de una propuesta hiperrealista de los hechos narrados, buscando en la verosimilitud de su acercamiento el medio con el que horrorizar al espectador, quien se encuentra ante una historia que podría estar realmente sucediendo al otro lado de la calle.

Pero The Poughkeepsie Tapes acaba fracasando en el mismo terreno en el que también tropezaron las populares El proyecto de la bruja de Blair o la reciente Paranormal Activity (y que no dejan de ser la puesta al día del género mondo que hizo furor en los años 70 y que proporcionó la que a día de hoy sigue siendo la mejor propuesta de este curioso subgénero: Holocausto caníbal): por un lado, la desesperada búsqueda del realismo y su subrayado acaba resultando tan evidente como forzado, consiguiendo el efecto contrario (las afectadas declaraciones de los participantes; las reacciones de los alumnos de una clase del FBI ante las atroces imágenes grabadas por Ed o la entrevista al asesino real Ted Bundy). Por otro, la imposibilidad de los propios creadores de llevar la radicalidad de su propuesta a sus últimas consecuencias. A la hora de la verdad, los Dowdle no pueden evitar caer en esos tópicos que inicialmente querían evitar (la escena de suspense en la que el asesino se ha ocultado en la casa donde pasan la noche su futura víctima y su novio; o los disfraces que utiliza el psicópata, a modo de elaboradas performances).

The Poughkeepsie Tapes centra su eficacia de la descripción del terror cotidiano (ese que está a la vuelta de la esquina o escondido tras las paredes de impolutas casas suburbanas) en la visualización de las cintas grabadas por Ed: la imagen deteriorada fruto de la caducidad del soporte analógico, las contínuas pérdidas de color de la imagen o el marcado grano de éstas pretenden crear una atmósfera claustrofóbica y sucia, pero en realidad se evidencian como un calculado ejercicio de diseño: el esteticismo de la sordidez. Con todo, no se le puede negar a The Poughkeepsie Tapes aislados golpes de efecto de gran eficacia y, sobre todo, el hallazgo de la figura de Cheryl Dempsey, única superviviente de Ed, y quien tras pasar ocho años bajo su yugo, convertida en una sumisa esclava sexual, ha quedado contaminada de tal forma por la esencia del mal que ya es incapaz de volver a una vida normal: para ella, su mundo se reduce al dolor y a la humillación.


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