martes, 31 de agosto de 2010

RoboGeisha

(Robo-geisha)
Japón, 2009. 102m. C.
D.: Noboru Iguchi P.: Naobumi Ashi, Akira Fujita, Kazunari Ogoshi & Yu Shibata G.: Noboru Iguchi I.: Yoshihiro Nishimura, Naoto Takenada, Aya Kiguchi, Hitomi Hasebe F.: 1.85:1

En los primeros minutos del anime Innocence, la sección policial 9 comandada por el agente Batou se enfrentaban al último grito en deporte erótico de riesgo: un cyborg con forma de geisha que había eliminado a su dueño y que portaba una bomba en su interior. Una idea, la fusión entre la figura tradicional de la geisha con la tecnología futurista más mortífera, surgida de las páginas del manga Ghost in the Shell, de Masamune Shirow, que servía de inspiración para la película de Mamoru Oshii, y que podría ser el probable punto de partida para RoboGeisha, film que amplía y lleva hasta el delirio tan extraña como estimulante figura.

El prólogo de RoboGeisha puede considerarse un remake de esa misma idea, con un político y sus sirvientes siendo atacados por un par de ninjas cibernéticas femeninas que, para su consternación, han surgido del interior de la geisha con la que, hasta hace unos minutos, disfrutaban de una relajada sesión de ocio. En este comienzo podemos encontrar resumidas las constantes argumentales y de tono del film: la elección de un cargo político como víctima no es un detalle que la película vaya a dejar pasar, construyendo una trama en la que el objetivo de los villanos consiste en la destrucción del actual y corrupto Japón para reconstruir sobre sus cenizas un imperio nuevo y orgulloso y cuyo símbolo sea la fuerza armada. El casi dadaísta diálogo escatológico que el político entabla con uno de sus subalternos añade un elemento absurdo y surrealista que rompe con la supuesta seriedad del momento.

Así, a lo largo de su metraje, RoboGeisha intenta equilibrar como puede por un lado el clima delirante habitual de este tipo de producciones, amontonando mil y una ideas excéntricas sacadas directamente del manga, el anime y los vídeo-juegos, combinadas con los códigos clásicos del cine de terror y el gore, las artes marciales más fantasiosas y la ciencia-ficción en su vertiente Nueva Carne, el pinku eiga más ligero y el kaiju eiga mas surrealista; y por el otro, un contexto dramático con todo tipo de apuntes sociopolíticos y sentimentales. Finalmente, RoboGeisha parece construir su ridículo itinerario de ruido, furia y sangre para justificar el reencuentro de dos hermanas con conflictos de afectividad, echando mano, incluso, de los más recurrentes giros melodramáticos dignos de un culebrón.

Posiblemente, la industria cinematográfica japonesa de bajo presupuesto sea la que más partido le ha sacado a la revolución de los efectos digitales que aún vivimos. No porque busque la perfección, terreno en el que está empeñado el cine americano, sino utilizándolo para poner en pantalla toda una serie de descabelladas ideas surgidas de la enorme industria del ocio nipona. El resultado es un cine profundamente hedonista, capaz de sacrificar cualquier aspecto narrativo ortodoxo, conscientes del valor de una sola imagen sobre un todo como ejemplifican escenas como RoboGeisha convirtiendose en una mujer-tanque a los sones de un plagio del Poledouris de Robocop, luchando contra un castillo-robot ambulante rodeados de un escenario sacado de un vídeo-juego; el dibujo de una sociedad en la que todos sus ciudadanos son, en sí mismos, un arma andante (las chicas que disparan con sus pechos y blanden espadas surgidas de sus traseros o el paralítico que esconde una pistola en su rodilla) o esos edificios que sangran al ser destruidos y que supone la materialización (literal) de la idea de la ciudad como entidad, como cuerpo de la sociedad que se desarrolla en ella.

2 comentarios:

Stranno dijo...

Lo tuyo con estas películas es como lo mío con Asylum, vaya vicio que tienes

Yo una vez vi una y se me quitaron las ganas de bajar más, demasiado surrealismo para mi gusto

José M. García dijo...

A veces viene bien ver este tipo de productos desengrasantes. Y, de todas formas, a veces uno encuentra más pasión, energía e imaginación en este tipo de productos que en películas supuestamente consideradas "buenas".

Afortunadamente, tengo un acompañante fijo para este tipo de películas, las cuales en compañía se llevan mejor.