miércoles, 18 de agosto de 2010

Regreso al futuro II

(Back to the Future Part II)
USA, 1989. 108m. C.
D.: Robert Zemeckis P.: Neil Canton & Bob Gale G.: Bob Gale, basado en una idea de Robert Zemeckis & Bob Gale, basado en los personajes creados por Rober Zemeckis & Bob Gale I.: Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Lea Thompson, Thomas F. Wilson F.: 1.85:1

Regreso al futuro II puede servir de ejemplo de los objetivos a los que tendría que aspirar una (buena) secuela: nunca una mera imitación de la primera parte ni tampoco conformarse con ofrecer una versión corregida y aumentada de aquella. Si bien no escasean las referencias y los guiños a la anterior entrega, Regreso al futuro II parte de la misma premisa de su modélico precedente para llevarla por otros caminos distintos. Si Regreso al futuro utilizaba la base de un adolescente atrapado en el pasado y que acababa interfiriendo en el enamoramiento de sus jóvenes padres, poniendo en peligro su propia existencia, ahora saltamos contínuamente en el tiempo y las paradojas consiguientes producto de la intervención de los protagonistas no sólo afectarán a estos, sino a toda la ciudad.

Partiendo de un prólogo ambientado en el futuro (y en el que se muestran unos inventos en los que las compañías textiles tendrían que ponerse a trabajar ya: la ropa con autosecado incorporado y regulación de talla automática y los robocordones), pasamos por un intermedio localizado en una realidad alternativa en forma de dantesco escenario a modo de una Biffslandia pesadillesca y que concluye en un climax final en el que Zemeckis y Gale rizan el rizo en lo que Jordi Costa definió como "una cegadora lección de intertextualidad" con Martin y Doc volviendo a los mismos años 50 que ya vimos en el anterior film e interactuando en las mismas escenas, convirtiendo a las dos entregas en una serie de reflejos de unos espejos que, finalmente, han acabado fundiéndose. El objetivo parece claro: Regreso al futuro II quiere acabar con todas las posibilidades de los viajes en el tiempo a base de retorcerlas hasta lo absurdo.

Consciente de la imposibilidad de repetir el factor sorpresa y la frescura de la primera parte, Zemeckis sustituye la (aparente) simplicidad de esta por una estructura en zig zag que tiene sus consecuencias en el propio tono del film. Si Regreso al futuro utilizaba el esquema genérico de las comedias románticas filtrada por la ciencia ficción pulp, Regreso al futuro II enlaza la ciencia ficción de anticipación (atención a los palés de laser discs tirados a la basura) con el cine de acción sin desdeñar elementos de los films de espías (la indumentaria de Martin en los 50). Un popurrí genérico cuyo más directo resultado es un tono paródico, con los protagonistas actuando de forma contínuamente exagerada, acercándoles más a cartoons que a seres de carne y hueso.

Un tono paródico que contrasta con la radicalización que Regreso al futuro II hace de la, llamémosla, filosofía espaciotemporal de los viajes en el tiempo: si a lo largo del metraje se repiten contínuamente las escenas más clásicas del film original con escasas variantes (la pelea en la cafetería seguida de la huída de Martin en monopatín; Martin despertando en lo que cree que es su tiempo para darse cuenta de que no es así), la visualización de la familia que Martin y Jennifer formarán en el futuro roza lo nihilista: por mucho que lo intente, incluso desafiando las leyes de la física y alterando la propia continuidad histórica, parece que la familia McFly está abocada al fracaso. Un deprimente bucle temporal que cubre de oscuridad una película terriblemente divertida y cuyo resumen podemos encontrar en la escena que cierra el film: un satisfecho Doc Brown que ha logrado devolver a Martin a su tiempo se encuentra, de repente, con que Martin ha vuelto de nuevo del futuro. Los viajes en el tiempo como una cinta de Moebius de la que no se puede salir.


5 comentarios:

kenta dijo...

Cuando era pequeño siempre solía decir que la 2 era mi favorita de la trilogía. Con el tiempo fui dándome cuenta que es la peor de las tres. Quizás me impresionó esa Hill Valley futurista y los continuos giros y sorpresas. También me molaron los momentos donde volvía a 1955 y se veía a si mismo en las escenas más memorables de la primera (cuando va gateando por lo alto del escenario y debajo Marty tocando...me puso bastante en tensión).

Por último, el final también me gustó, cuando lee la carta y tal...
A ver que nos cuentas de la tercera cuando la veas.

Por cierto, pusiste Martin, en lugar de Marty ;)

Saludos

el cautivo dijo...

En la primera película comenté que lo grande de ella es que es una comedia clásica disfrazada de película de ciencia ficción. En esta el equilibrio no está tan conseguido y la película se convierte en un constante viaje temporal que entiendo puede resultar algo enrevesado. Por ese punto pierde la frescura y "simpleza" (que ya explicaste que no es así) que tiene la primera parte volviéndose algo más plomiza y los momentos divertidos no funcionan tan bien, ya que se basan demasiado en la reiteración. De todas maneras una película más que divertida.

José M. García dijo...

KENTA
Yo le tengo cariño porque fue el primer VHS que alquilé y me acuerdo que la vi por lo menos 3 veces antes de devolverla al vídeoclub. Eran otras tiempos en los que no era tan fácil ver pelis y uno aprovechaba a tope.

Lo mejor de la peli es la parte final desde luego. La escena que comentas es genial y la persecución por el túnel también me gusta mucho.

Estamos todos expectantes con la tercera, incluso un servidor.

Como supongo que Marty es un diminutivo de Martin y yo no le conozco personalmente lo dejaremos como un gesto de educación.

EL CAUTIVO
Yo también echo mucho de menos la inmediated de la primera pero hay que tener en cuenta que esta es una segunda parte y por tanto veo bien que se dirija por otros caminos, aunque tanto viaje en el tiempo también me acaba agotando.

Txema SG dijo...

¡Una pepsi sin!

¿Sin qué? ¿Sin pagar?

Aquí todo se paga!


jajaja, genial.

José M. García dijo...

Está claro que los diálogos de la saga le han marcado. Pues vaya preparando el de la tercera entrega.

A mí me hace mucha gracia cuando Marty por fin consigue hacerse con el almanaque y descubre que le han dado gato por liebre y empieza a repetir cada vez más indrédulo: "¿O-Lalá? ¡O-Lalá! ¡O-Lalaaaaá!"

Un saludo.