sábado, 14 de enero de 2012

Immortals

(Immortals)
USA, 2011. 110m. C.
D.: Tarsem Singh P.: Mark Canton, Ryan Kavanaugh & Gianni Nunnari G.: Charley Parlapanides & Vlas Parlapanides I.: Henry Cavill, Mickey Rourke, Stephen Dorff, Freida Pinto

Aunque el comienzo de Immortals parece remitirnos al relato clásico de aventuras -con una voz en off que relata los fabulosos sucesos de una leyenda fantástica primigenia, la cual es ilustrada por pinturas que subrayan su componente mítico-, a los pocos minutos queda claro que la última película del director de La celda está más interesada en su condición de producto coyuntural que en mirar al pasado: a la hora de defender a su madre de un agresivo soldado, Teseo le derrota rápidamente con una serie de golpes encadenados más propios de la era post-Matrix. A nadie debería escandalizar que Immortals traduzca el mito griego de Teseo a través de los códigos del blockbuster superheróico. Después de todo, la mitología griega supone la base sobre la que se asienta la figura del héroe que ha llegado a nuestros días, y el hecho de que estos tiempos del espectáculo infográfico que vivimos sigan acudiendo a ella en busca de ideas, personajes o simples puntos de partido de cara a contar "nuevas" historias no hace sino refutar su universalidad e importancia atemporal.

Es en este cruce, casi confrontación, entre el hipertrofiado actioner millonario y el sentido de la maravilla propio de las narraciones legendarias donde Immortals ofrece sus más interesantes valores. Desechando el núcleo mítico en favor de un espectáculo epidérmico, el film supone una oda a unos tiempos en los que la lucha es el único camino para la supervivencia: durante gran parte del metraje, Zeus observa los continuos enfrentamientos entre los hombres, situado en la cima del Olimpo y negándose a participar en los acontecimientos, pero, finalmente, será consciente de que la intervención bélica es inevitable. En el clímax final, se desarrollan en paralelo los combates entre los dioses y los titanes por un lado y entre Teseo e Hiperión por otro. Tarsem diferencia la divinidad de los primeros, con sus movimientos a cámara lenta y sus golpes imposibles a gran velocidad, con la simple carnalidad de los segundos, con una cámara temblorosa y planos cortos. Pero, a pesar de estas diferencias, todo acaba siendo lo mismo: la degradación de la carne -los cuerpos desmembrados, las explosiones de sangre, el penetrante dolor de los impactos- une a dioses y hombres en la danza mortal de la guerra.

A Tarsem no parece preocuparle mucho la falta de coherencia o sentido de la historia que está contando, consciente de que su papel no es el de narrador, sino el de ilustrador. Immortals supone un intenso espectáculo visual en el que cada imagen supone un fin en sí mismo. La obsesiva utilización de la cámara lenta transforma cada plano en tableaux vivantes cuya penetrante fisicidad viene dada por la utilización de los valores tridimensionales del CGI. La imagen final que cierra la película, una desordenada batalla en el cielo a modo de belicosa Capilla Sixtina helénica, confirma las intenciones de Tarsem de convertirse en el Miguel Ángel de la era digital.

Seguramente al director de The Fall. El sueño de Alexandria le gustaría que a la hora de hablar de su último trabajo sacáramos a colación todo tipo de referencias pictóricas, pero mucho nos tememos que los más inmediatos referentes de Immortals resultan más pragmáticos y menos elegantes: la sombra de la muy influyente 300 de Zack Snyder vacía de identidad los momentos más impactantes del film, como esos travellings que siguen los movimientos de Teseo mientras lucha contra un grupo de enemigos. Y es en este choque entre las ambiciones de su director y las necesidades comerciales de la producción donde se desvela la auténtica naturaleza de Immortals: la línea que separa la grandiosidad de lo hortera (en esta ocasión, los diseños de la reputada Eiko Ishioka están más cerca de lo risible que de lo majestuoso) define perfectamente los desesperados intentos de un producto por negar su razón de ser: la psicotrónica derivación Serie B de un gran éxito hollywoodiense.


6 comentarios:

DOKTOR FREAK dijo...

deleznable peli, que he visto hoy, horrenda,infumable y malisima

José M. García dijo...

Hola, DOKTOR FREAK. Si algo ha quedado claro de su corto pero conciso comentario es lo mucho que le ha indignado la película. No creo que haya para tanto. Lo de horrenda sí que lo comparto porque la estética destila mal gusto por todos lados, pero he de reconocer que, una vez que le pillé el punto psicotrónico, se me hizo mucho más llevadera y hasta me entretuvo y todo. El próximo proyecto de Tarsem es una versión de "Blancanieves" ahora que parece que se ha puesto de moda. Veremos que nos ofrece ahí.

Un saludo.

Lord_Pengallan dijo...

A mi me gusta mucho Tarsem así que esta peli me decepcionó. Aunque no es culpa suya. En sus declaraciones ya dice que estuvo muy mediatizado por los productores. Si por él fuera no hubiera habido versión en 3D, el guión no habría sido una versión tan libre (pero fiel en el fondo) de los mitos griegos (cuando pidió deshelenizarlo los productores, de 300, le dijeron que la gente quería pelis de griegos ¿?) y parece que la idea de las historias paralelas es suya. En fin, está flojo pero su enfoque es muy acertado como bien dices.

El problema es que el guión es una masa informe. Hay varias historias independientes que no concluyen, personajes que no aportan nada, el de Dorff, y personajes que desaparecen antes de tiempo, la Sibila, la batalla queda ridiculizada con la facilidad con que Hiperión se cuela y el final es muy confuso.

Esta la historia sobre la familia, hay que casarse, la historia sobre la religión, los dioses han de intervenir o no?, la historia de la política, "los hombres poderosos sólo quieren que se le tome en serio en la mesa de negociaciones" lo que parece halconismo estadounidense, y esta la historia sobre el heroísmo. Pero ninguna cuaja de igual modo que nunca queda claro lo que quiere conseguir Hiperión con la liberaciones de los Titanes y si Zeus es el padre de Teseo. Por su parte el final
parece el anuncio de una 2º entrega con ese crío llamado a cosas más altas que su padre, pero el final en que se ve a Teseo luchar con los Olímpicos, sorprendentemente, resucitados contra los Titanes, no habían muerto?,te deja muy descolocado porque parece concluyente. Los grandes hombres se hacen inmortales para seguir defendiendo a la humanidad. El Héroe Pop que no es griego sino universal.

En fin, demasiadas cosas, pocas conclusiones y un corsé demasiado rígido para una historia que tenía ambición. Natural que Tarsem se ocupe sólo de la forma. Hoy en día lo comercial sólo quiere directores que den al pienso un aspecto atractivo.

José M. García dijo...

Hola, Lord. Desconocía esos problemas de producción que comentas. Efectivamente, el guión es un desastre. Sobre todo porque cada poco se van anunciando acontecimientos que después quedan en nada: la persecución del oráculo por parte de Hiperión o la búsqueda del arco al final parece que no sirven para nada. Sin duda, estamos ante una película con más ambiciones que resultados. Aunque también creo que a nivel visual Tarsem tampoco está muy atinado.

De él sólo he visto, aparte de "Immortals", "La celda", la cual en el momento de su estreno me gustó, pero no la he vuelto a ver. Tengo ya preparada "The Fall", que dicen que es su mejor película, así que esta semana aparecerá por aquí.

Un saludo.

Txema SG dijo...

Yo me lo he pasado bomba con su absoluta falta de pretensiones y ese combate final de los dioses del olimpo cuales caballeros del zodiaco.

Además mucha más sangre de la que esperaba.

José M. García dijo...

Hola, Yota. Yo creo que pretensiones sí tiene, pero no argumentales, sino estilísticas. Con todo, el camino que has elegido es el más indicado para disfrutar la película: aceptar el psicotrónico delirio que ésta ofrece.

Y, efectivamente, la película es bastante gráfica y exagerada en cuanto a la violencia, pero también su impacto transgresor es casi anulado por la misma estética.

Un saludo.