martes, 8 de febrero de 2011

Splice. Experimento mortal

(Splice)
Canadá/Francia/USA, 2009. 104m. C.
D.: Vincenzo Natali P.: Steven Hoban G.: Vincenzo Natali, Antoinette Terry Bryant & Doug Taylor, basado en una idea de Vincenzo Natali & Antoinette Terry Bryant I.: Adrien Brody, Sarah Polley, Delphine Chanéac, Brandon McGibbon F.: 1.85:1

Splice. Experimento mortal es la consecuencia de la fusión entre lo clásico y la modernidad. O, mejor dicho, la adaptación de un mito surgido en los inicios de la ciencia-ficción literaria a la más reciente coyunturalidad acerca de la posición ética de la figura del científico en relación a sus investigaciones. Un cuestionamiento ético (y moral) que ya apuntaba Mary Wollstonecraft Shelley en su pionera Frankenstein o el moderno Prometeo, en la cual su protagonista, Víctor Frankenstein, se preguntaba si las funestas consecuencias de sus experimentos eran la respuesta de una Naturaleza airada por ser relegada de su puesto de creación. Pero si Mary Shelley construía un arrebatador relato romántico (una variación científica de El paraíso perdido, de Milton), Vincenzo Natali relata los hechos con una frialdad casi objetivista, como si estuviera manejando un experimento de laboratorio.

Pero el modelo de Natali no lo es tanto la novela de Shelley como la obra de David Cronenberg. Especialmente, la primera etapa de la filmografía del director canadiense, centrada en extrañas intrigas acaecidas en el interior de límpidos hospitales o centros de investigación, desde los cuales se remodelaba al ser humano, denado lugar a resultados a la vez mortíferos y trágicos. La escena en la cual la pareja protagonista, los científicos Clive y Elsa, ayudan a la criatura que han creado a base de combinar muestras de ADN procedentes de diferentes fuentes (incluso la humana), parece querer recordarnos que la Nueva Carne sigue vigente en pleno siglo XXI: la gigantesca placenta que se retuerce y convulsiona rompe la vitrina en la que está encerrada mientras atrapa el brazo de Elsa; Clive agarra un bisturí y abre la placenta, llenando el suelo con el líquido que surge del interior (como si hubiera roto aguas). Una secuencia que supone la abisal variación del parto humano adaptado a una nueva especie que no deja de ser un caleidoscopio genético.

Este momento clave le sirve a Natali como pista fundamental de cara al espectador a la hora de evidenciar el discurso del film. Minutos antes, ante la petición de Clive, Elsa se negará a tener un hijo porque no quiere pasar por el duro proceso del embarazo y posterior parto. En Splice. Experimento mortal no sólo se pone sobre la mesa los límites de la ciencia a la hora de suplantar la labor creadora de la Naturaleza, sino que utiliza este punto de partido para proponer un tema más ambicioso: el surgimiento de una nueva vía en las relaciones sexuales y reproductivas humanas.

Pareja sentimental además de compañeros de trabajo, Clive y Elsa parecen vivir únicamente en su entorno laboral. Casi siempre les vemos en su puesto, encerrados entre las asépticas paredes de su laboratorio, entre probetas y pantallas de ordenador. Cada triunfo es celebrado como si fuera el clímax de un coito (incluso llegan a hablar de como se han espaciado sus encuentros sexuales). Pareja desapasionada y que parecen haber olvidado los gestos afectivos, adoptarán a Dren (el ser resultante de su experimento) como si fuese su propia hija, viéndola crecer (y mutar) y enseñándole: habiendo perdido la calidez de su humanidad, la única manera de perpetuar la especie es filtrándola a través de una centrifugadora de ADN.

Si el nacimiento y crecimiento de Dren (esto es, su infancia) está marcada por la curiosidad científica de sus "padres" (confinándola al sótano del centro donde trabajan), en el momento en el que Dren se desarrolla físicamente -dando lugar a una delicada y esbelta figura femenina punteada por la anormalidad de su extremidades y su rostro, otorgándole un aspecto tan perturbador como sugestivo- Clive y Elsa la trasladan a la granja en la que se crió la segunda. La tonalidad cromática cambia (los fríos azules y la iluminación artificial del laboratorio por la calidez del establo, surcado por rayos de luz que se filtran a través de los ventanales) y el cerebro es sustituido por el cuerpo. Splice. Experimento mortal muestra sus cartas, estableciendo un nuevo territorio en las relaciones sexuales interraciales, único medio para recuperar la sensualidad perdida.

Es en este punto en el que el distanciamiento de la puesta en escena de Natali, coherente durante la primera parte del film, limita el alcance de la propuesta al terreno de lo teórico. Splice. Experimento mortal carece del ambiente morboso y turbio del que hacía gala títulos como Vinieron de dentro de, Rabia o Cromosoma Tres (exceptuando la escalofriante escena en la que Elsa mutila a Dren) quizás porque Natali comparte la curiosidad de Cronenberg, pero carece de la visceral y pesimista perspectiva existencial del director de Videodrome. Esto explica que, a la hora de construir el climax final del relato, Natali se vea obligado a entrar en los lugares comunes del cine de monstruos (persecución por un bosque nocturno incluida): el director de Cube es consciente de la necesidad de "alegrar" el ambiente, auque sea a través de la convención.

La imagen que cierra Splice. Experimento mortal resume perfectamente el difícil equilibrio al que Natali somete a su film, entre lo reflexivo y lo efectista: el típico susto final de tantas y tantas películas de terror adquiere aquí una nota intranquilizadora: la semilla está puesta y la pureza genética del ser humano tiene los días contados.

6 comentarios:

Txema SG dijo...

Un filme interesante del que me gustó su puesta en escena aunque vete a saber porque no terminé de conectar y me llegó a aburrir.

José M. García dijo...

Creo que defines perfectamente la película: un punto de partida interesante y un trabajo de Natali correcto, pero que por su falta de fuerza, de garra, no llega a atrapar. Cronenberg en sus tiempos hubiera hecho oro con este material.

Stranno dijo...

La vi hace algún tiempo esperanzado por la promesa de una criatura imaginativa y bien diseñada

El problema es que la película aburre soberanamente con un desarrollo lento, decenas de escenas-relleno al respecto de la empresa y los experimentos, una bajada de calidad notable cuando la criatura adquiere aspecto humano y unos personajes que son todo menos carismáticos, una pareja de tortolitos-científicos totalmente olvidable

Lo único salvable son algunas escenas finales en el establo con la nieve cayendo, pero todo muy de cara a la galería, ángulos de cámara, juego de luces y poco más que contar

Lo vendían demasiado bien para lo que fue

PD: Esperando por Dracula 3000 xD

José M. García dijo...

Yo no diría que es aburrida, sino más bien escasamente emocionante: más teórica que práctica. Con todo, los personajes son bastante interesantes gracias a la buena labor de la pareja de actores, Brody y Polley, cuya naturalidad aporta mucha verosimilitud.

PD.: esperando 3DO ;P

PD.: paciencia, paciencia...

Lupa Sívori dijo...

Hola, una nota muy interesante. A mí "Splice" no me gustó para nada. Me parece que tuvo un muy buen arranque pero sobre el final derrapó.

Los personajes hacen demasiadas cosas incoherentes y cambian de forma de pensar sin explicación.

Es una película rara, con situaciones innecesariamente eróticas. Una peli que pudo haber sido mucho más.

Te invito a mi propia crítica de "Splice, experimento mortal" en mi página: http://on.fb.me/152YXTS


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¡Saludos!

José M. García dijo...

Tengo que confesar que no me acuerdo mucho de la película, así que ya ves lo que me ha calado. Pero de lo poco, ante todo recuerdo las escenas de sexo, por incómodas y enfermizas, por perturbadoras. Así que muy innecesarias no me parecen.

Un saludo.