sábado, 13 de noviembre de 2010

Martyrs

(Martyrs)
Francia/Canadá, 2008. 99m. C.
D.: Pascal Laugier P.: Richard Grandpierre & Simon Trottier G: Pascal Laugier I.: Morjana Alaoui, Mylène Jampanoï, Catherine Bégin, Robert Toupin F.: 1.85:1

Las dos secuencias que conforman el prólogo de Martyrs presentan un tono antitético entre sí. La primera nos muestra mediante un montaje de choque la huída de una niña de una apartada fábrica. Su magullado rostro, así como su expresión de horror nos informa que acaba de escapar de un infierno. En la siguiente secuencia, esta niña es ahora una joven que comparte habitación junto a una amiga en la residencia de la clínica en la cual está interna. En este caso, la atmósfera es propia de una película de terror de fantasmas, con ruidos repentinos, pasillos vacíos y oscuros, puertas que se abren y la aparición de una extraña criatura.

Tras la aparición del título, la película efectúa otro giro brusco: los miembros de una familia de lo más tradicional se disponen a desayunar juntos una soleada y apacible mañana de domingo. Las peleas entre los dos hermanos, las bromas en la mesa o la discusión entre los padres con su hijo por los estudios de éste ayudan a construir un entorno de monótona cotidianidad. Una cotidianidad subrayada por la inclusión de una serie de insertos que remarcan los gestos más triviales: abrir un grifo, llenar una taza, coger una servilleta. Nada hace pensar que el horror y la muerte están a la vuelta de la esquina. La aparición de una chica armada con una escopeta rompe de manera ruidosa y sangrienta este trozo de realidad.

Estos primeros minutos no sólo retratan con efectividad la naturalidad con la que el horror puede irrumpir en nuestras aparentemente apacibles vidas sino que, como veremos en los minutos posteriores, ese horror puede compartir espacio con las risas, los llantos y el día a día de una convivencia familiar. Martyrs es, durante su primera mitad, una película de contrastes: el cuerpo marcado de Lucie, lleno de cicatrices y hematomas, es un reflejo psicosomático de su dañada psique. Cada corte que abre la carne, cada gota de sangre derramada, supone una respuesta a un sentimiento de culpa anidado en su interior y que ha acabado tomando forma.

Para Pascal Laugier el gore no es un el mensaje sino que, más bien al contrario, es el medio con el que plantear cuestiones de más alto nivel. A pesar del catálogo de cuerpos maltratados que componen el metraje (planos detalles de navajas de afeitar rasgando la piel, cuchillos serrando la carne, martillos fragmentando cráneos o cartuchos destrozando torsos), Martyrs no es un film preocupado por la fragilidad de la carne, del dolor como forma de vida o las relaciones entre víctima y verdugo. Todas estas ideas tienen como objetivo plantear su discurso: la utilización del dolor y de la mutilación como vías para alcanzar un estado trascendental superior. La aniquilación de lo físico para sublimar lo místico.

La secuencia que describíamos en el segundo párrafo resulta definitoria del acercamiento de su director a los estilemas del cine gore: a pesar de la brutal masacre a la que estamos asistiendo, ésta nos es presentada con una mirada depurada que mitiga cualquier componente perturbador: los estudiados e impecables planos, el dinámico montaje, los virtuosos chorros de sangre que estampan las paredes con calculada precisión nos confirman el timorato acercamiento de Laugier al género, despojándolo de su esencia oscura y turbadora, conformándose en mostrar sus elementos más superficiales: más esteticista y, por tanto, accesible, reconfortante. En suma, gore para las masas.

Podremos acusar de muchas cosas a Martyrs pero no, precisamente, de no ser coherente con su propio discurso, hasta el punto de que lo hace su razón de existencias: de igual modo que el extraño grupúsculos de componentes de una clase adinerada justifica sus espantosos experimentos en aras de un objetivo mayor de postulados ultraterrenales; Laugier construye un catálogo de atrocidades en clave ultragore bajo un discurso intelectual en su pretensión de dignificar el género. En realidad, una manera con la que mostrar, bajo una coartada de prestigio, la minuciosa y sádica tortura que recibe la protagonista en la segunda parte del film, siendo golpeada hasta que su rostro acaba perdiendo todas sus facciones para, finalmente, ser literalmente despellejada.

Martyrs acaba fracasando al estancarse en un terreno de nadie en el que difícilmente podrá contentar al público al que, supuestamente, va dirigida: los seguidores del gore no se mostrarán especialmente afectados por una serie de secuencias impacto tan eficaces en su forma como inofensivas en su fondo; y el no aficionado posiblemente no verá más allá de la sangre, las tripas y la controversia. La dedicatoria final a Dario Argento confirma, por si había alguna duda, la contradictoria utilización por parte de su director de los elementos clave de la parcela más gráfica y física del terror.


3 comentarios:

José M. García dijo...

Con "Martyrs" llegamos al post nº 200. Nada mal, teniendo en cuenta que el blog aún no ha cumplido su primer año de existencia.

Un profundo agradecimiento a todos aquellos que seguís el blog y, especialmente, a aquellos que os esforzáis en dejar vuestros comentarios con los que lo mantenéis vivo.

Un saludo a todos y a ver a donde nos lleva esto.

BizarroJoe dijo...

¡Felicidades por los 200 posts!
Aunque la razón por la que escribo este comentario es agradecerte que te hayas decidido a poner por escrito tu opinión sobre esta película.
Es una pena que, por desgracia, se me está empezando a despertar una curiosidad hacia ella y sus "compañeras" (Todavía montarás un miniciclo de este "ultragore francés".) que por lo que parece, sólo me reportará frustración; ya sea por aburrimiento o indignación...

José M. García dijo...

Tu curiosidad es lógica ya que, aunque sólo sea por la polémica que arrastran, son títulos a priori harto interesantes.

Es posible que sí aparezcan otros ejemplos ya que son películas que vi hace tiempo y no viene mal un revisionado, más ahora que la sombra de la controversia y la censura planean de nuevo sobre este tipo de cine.