martes, 16 de noviembre de 2010

À l'intérieur

(À l'intérieur)
Francia, 2007. 83m. C.
D.: Alexandre Bustillo & Julien Maury P.: Vérane Frédiani & Franck Ribière G.: Alexandre Bustillo I.: Béatrice Dalle, Alysson Paradis, Nathaniel Roussel, François-Régis Marchasson F.: 1.85:1

De entrada, À l'intérieur puede presumir de inaugurar su metraje con una de las representaciones más fascinantes y originales que se hayan visto en una pantalla de un suceso tan habitual y desgastado en el cine como es el de los accidentes automovilísticos. Los efectos de la colisión entre dos coches son mostrados desde la perspectiva de un bebé nonato en el interior del vientre de su madre. Este peculiar punto de vista no será aislado, y a lo largo de la película se volverá a él en múltiples ocasiones para registrar los efectos en el interior de los violentos acontecimientos que suceden en el exterior. Más allá de su originalidad, este recurso visual resulta coherente con la intención de sus noveles directores que no es otra que el representar un parto utilizando los másrgenes del cine de terror.

Igualmente, ese punto de vista particular establece la perspectiva subjetiva que marcará el tono de la película. Tras los títulos de crédito, vemos a la protagonista, Sarah, a punto de dar a luz, realizándose una ecografía en una aséptica sala de un hospital. Su rostro carente de emoción y su silencio despide una frialdad que empaña toda esta primera parte del film. A pesar de estar en Navidad, los escenarios carecen de adornos navideños y los exteriores están vacíos, sin asomo alguno de alegría o entusiasmo. Para Sarah, sola después de la muerte de su marido en el accidente de coche mencionado, no hay lugar para la fiesta, inundada como está del miedo de traer un hijo al mundo al que tendrá que cuidar sola: cuando se reúne con su jefe en un parque no puede evitar fotografiar a una pareja que juega con su hijo pequeño, únicas personas en el lugar como si, en realidad, fuera una ilusión de la protagonista mostrándole un futuro imposible.

Con la llegada de Sarah a su hogar À l'intérieur se permite la única licencia poética de todo su metraje: en su habitación de revelado, Sarah se queda mirando las fotos que cuelgan en la pared que le devuelven la estampa de un pasado lejano compartido con su pareja lleno de felicidad. Unos brazos desnudos aparecen desde atrás para acariciar su hinchado vientre, materializando el anhelo que siente Sarah por esa persona amada de la que sólo queda una pequeña parte creciendo en su interior. Por tanto, la lucha que Sarah librará a lo largo de À l'intérieur no sólo servirá para salvarse a sí misma y a su bebé, sino por preservar el último vestigio que le queda de un ser amado desaparecido para siempre.

Durante la escena del hospital, una enfermera le informa a Sarah que el parto de su primer hijo duró más de trece horas y que, finalmente, el niño nació muerto. Esta información, sumada a las inseguridades expuestas se canalizan en un miedo que va creciendo en Sarah y que tomará forma en la figura de una mujer anónima que está dispuesta a acabar con su vida. Su tétrico aspecto (ataviada con un vestido negro que parece fundirse con su cabellera oscura y ceñida con un corsé de cuero del mismo color) y sus apariciones casi sobrenaturales (mientras Sarah está dormida, la silueta de la mujer aparece detrás de ella, como surgida de la nada, mientras se mueve lentamente hasta sumergirse en las sombras, donde desaparece, como si formara parte de ellas) la convierten en un Ángel de la Oscuridad que porta la Muerte a través de sus afiladas tijeras, en contraposición al camisón blanco, símbolo de la Vida, que viste Sarah y que se irá paulatinamente manchando de sangre, como si la corrupción de la muerte se fuera adueñando de su cuerpo.

Las trece horas de parto que sufrió la enfermera son revividas por Sarah a lo largo de una interminable noche, luchando porque, en esta ocasión, su hijo no nazca muerto. Es por esto que, en su segunda mitad, À l'intérieur inície un descenso hacia los abismos del ultragore, convirtiéndose en un brutal catálogo de mutilaciones que incluye apuñalamientos en el rostro, agujas para hacer punto que atraviesan cuellos, manos clavadas a la pared con unas tijeras, cabezas explotando y que tiene sus highlights en la traqueotomía que la protagonista se improvisa a sí misma y la tremenda cesárea realizada con las tijeras sonorizada con los aullidos de dolor de la madre. Si la utilización de un terror atmosférico servía para representar los temores psicológicos de Sarah, el salto al gore más gráfico representa el miedo físico al parto.

El enfrentamiento directo entre Sarah y su misteriosa agresora contamina el escenario de la casa de la primera de una atmósfera enfermiza y agobiante que se rompe con la inclusión de una serie de personajes secundarios cuya presencia parece ser doble: actuar de carnaza para la maníaca asesina y servir de relleno a la hora de alargar una anécdota inicial que no da para un largometraje. En su media hora final, À l'intérieur acaba ensimismándose en el espectáculo granguiñolesco que ha construido (el joven que sigue vivo después de que le atraviesen la cabeza con un objeto puntante, la creación de un lanzallamas con utensilios de cocina) hasta el punto de evidenciar su discurso en busca del impacto frontal: la desfiguración del rostro de la mujer (evidenciando su monstruosidad) y la conversión de Sarah en una aguerrida guerrea (evidenciando su instinto maternal que surge para proteger a su bebé) confirma que À l'intérieur acaba contradiciendo su propio título, preocupándose más por su presencia exterior que por su lógica interior.

4 comentarios:

Lord_Pengallan dijo...

Yo este cine no lo practico así que ni idea. Pero le escribo porque me permito la soberbia de recomendarle "Amer" (http://elcritiquitas.blogspot.com/2010_03_01_archive.html) por si no la ha visto. No es gore pero si es francesa y lo único que importa es la estética. Si no la ha visto quizás podría servir un poco de contrapunto.

José M. García dijo...

Gracias por su recomendación que ha sido sumamente interesante. Y, desde luego, no dude en proponer cualquier film que le resulte atractivo. Sus recomendaciones siempre son, como mínimo, curiosas.

Un saludo.

Lord_Pengallan dijo...

Curiosa... esa palabra tan bonita pero tan genérica...

José M. García dijo...

He de confesar que elegí la palabra "curiosa" por no repetir "interesante". Sus recomendaciones, y las de cualquier otro lector, son bienvenidas.