Japón, 2010. 75m. C.
D.: Takao Nakano P.: Seiji Minami & Hideaki Nishiyama G.: Takao Nakano, basado en el manga de Rei Mikamoto I.: Io Aikawa, Saori Andô, Sola Aoi, Kaworu Asakusa F.: 1.85:1
El nombre de la productora de Big Tits Zombie aparece sobreimpresionado sobre un fondo de marcado tono psicodélico. A continuación, una cita de Sergio Leone sirve para abrir la película mientras la pantalla se llena de rayas, arañazos, manchas y demás síntomas de un celuloide castigado por el paso del tiempo. Cuando una de las protagonistas aparece vestida con un minúsculo chandal de color amarillo parecido al que llevaba Uma Thurman en Kill Bill Vol.1, que a su vez imitaba el que vestía Bruce Lee en Juego con la muerte, las intenciones de los creadores del film son claras: Big Tits Zombie cierra un círculo autorreferencial señalando al director que más ha bebido de las fuentes originales.
De esta manera, Big Tits Zombie supone un cruce entre los lugares comunes del cine de explotación comercial japonés y su intento de homólogo americano cuyo referente principal es el cine de Quentin Tarantino en particular y lo que podríamos llamar el estilo Grindhouse en particular (al que Robert Rodriguez parece haberse abonado). A lo largo del metraje se despliegan un buen número de citas de todo tipo a la cultura cinematográfica occidental en clave bis: el origen mexicano de una de las protagonistas sirve de excusa para incorporar un puñado de canciones de corte latino que son aderezadas por temas musicales que parecen sacados de un film de acción setentero; las referencias a la original La noche de los muertos vivientes, de Romero, análisis político incluído; o el hallazgo de una biblioteca esotérica en la que podemos encontrar desde la obra de Aleister Crowley hasta el mismísimo Necronomicon (cuya imprudente manipulación es el origen de todos los problemas, comme il faut).
Pero que nadie se piense que Big Tits Zombie supone un híbrido descompensado por el peso occidental, porque tanto en su forma como en su fondo la película de Takao Nakano sigue punto por punto la estructura y los elementos inherentes a este tipo de film: la utilización de un sentido del humor tan ingenuo y absurdo como desmitificador (la primera parte de la película se nutre de los incidentes y anécdotas de las cinco strippers protagonistas en un club ruinoso y que pasa por peleas al estilo sumo, convertirse en una mesa de sushi humana y acostarse con un enano pervertido); la utilización de un catálogo de efectos especiales excesivos y un tanto naif a caballo entre lo surrealista y el erogro mas extremo (una vagina zombificada que expulsa fuego y que parece una autocita de Nakano a su delirante Killer Pussy o el momento en el que los intestinos de una Caperucita Roja zombie adquieren vida propia tranformándose en una criatura tentacular digna de anime hentais como Urotsukidöji o La Blue Girl); así como la aparición de lo trágico en medio de un festival de cosplay (el encuentro con la hermana menor muerta de una de las protagonistas, ahora zombificada).
La imagen de las dos strippers supervivientes caminando una junto a la otra, decididas a enfrentarse al núcleo del Mal, portando una de ellas una motosierra y su acompañante una katana supone la plasmación perfecta de este maridaje entre lo occidental y lo oriental; así como el plano detalle al ralentí de los senos desnudos de ambas siendo rociados y empapados por un géiser de hemoglobina supone la mayor declaración de principios de un tipo de cine cuyo mayor mérito reside en que siempre es capaz de sorprendernos.
De esta manera, Big Tits Zombie supone un cruce entre los lugares comunes del cine de explotación comercial japonés y su intento de homólogo americano cuyo referente principal es el cine de Quentin Tarantino en particular y lo que podríamos llamar el estilo Grindhouse en particular (al que Robert Rodriguez parece haberse abonado). A lo largo del metraje se despliegan un buen número de citas de todo tipo a la cultura cinematográfica occidental en clave bis: el origen mexicano de una de las protagonistas sirve de excusa para incorporar un puñado de canciones de corte latino que son aderezadas por temas musicales que parecen sacados de un film de acción setentero; las referencias a la original La noche de los muertos vivientes, de Romero, análisis político incluído; o el hallazgo de una biblioteca esotérica en la que podemos encontrar desde la obra de Aleister Crowley hasta el mismísimo Necronomicon (cuya imprudente manipulación es el origen de todos los problemas, comme il faut).
Pero que nadie se piense que Big Tits Zombie supone un híbrido descompensado por el peso occidental, porque tanto en su forma como en su fondo la película de Takao Nakano sigue punto por punto la estructura y los elementos inherentes a este tipo de film: la utilización de un sentido del humor tan ingenuo y absurdo como desmitificador (la primera parte de la película se nutre de los incidentes y anécdotas de las cinco strippers protagonistas en un club ruinoso y que pasa por peleas al estilo sumo, convertirse en una mesa de sushi humana y acostarse con un enano pervertido); la utilización de un catálogo de efectos especiales excesivos y un tanto naif a caballo entre lo surrealista y el erogro mas extremo (una vagina zombificada que expulsa fuego y que parece una autocita de Nakano a su delirante Killer Pussy o el momento en el que los intestinos de una Caperucita Roja zombie adquieren vida propia tranformándose en una criatura tentacular digna de anime hentais como Urotsukidöji o La Blue Girl); así como la aparición de lo trágico en medio de un festival de cosplay (el encuentro con la hermana menor muerta de una de las protagonistas, ahora zombificada).
La imagen de las dos strippers supervivientes caminando una junto a la otra, decididas a enfrentarse al núcleo del Mal, portando una de ellas una motosierra y su acompañante una katana supone la plasmación perfecta de este maridaje entre lo occidental y lo oriental; así como el plano detalle al ralentí de los senos desnudos de ambas siendo rociados y empapados por un géiser de hemoglobina supone la mayor declaración de principios de un tipo de cine cuyo mayor mérito reside en que siempre es capaz de sorprendernos.
6 comentarios:
JAJAJA Qué coincidencia!
Había dado con esta peli por casualidad y me la había bajado. Pero era una copia imperfecta :( de modo que sólo he visto los primeros 25'. He localizado otras pero aún no he tenido tiempo de videarla.
La peli dentro de sus grandes limitaciones no tiene mala pinta. A ver como sigue. Es una peli que esta resurrección del drive-in posmoderno se casi sólo circunscriba a EE.UU. y a Japón. Aunque esta internet. Hay que recuperar este tipo de cine imaginativo y modesto por barato y descerebrado y devertido por vocación.
Lean pena en vez de peli en la 2º frase del 2º párrafo. Las prisas, las prisas!
Desde este blog he intentado dentro de lo posible dar a conocer y, en cierta forma, reivindicar este cine que, sin duda, tiene defectos, pero que también ofrece una frescura, libertad y sentido del humor nada despreciables (y contados, pero innegables y sorprendentes, hallazgos estéticos).
No deja de sorprenderme lo bien asimilida que está en la industria cinematográfica japonesa de bajo presupuesto (y destino casero) la herencia de los nombres más importantes del cine gore USA de los 80 (Raimi, Yuzna, Jackson, Henenlotter o el propio Cronenberg), la cual, además, han fusionado con su propia cultura audiovisual del manga, el anime y los vídeo-juegos.
De hecho, a pesar del marco referencial en el que trabajan estos films, no me parecen obras postmodernas, pues no suponen una reproducción irónica, sino el resultado de una mutación oriente-occidente que ha acabado desarrollando su propia identidad (todo lo contrario que los más o menos fallidos experimentos de Tarantino y Rodriguez).
Un saludo.
Exactamente. Yo a este tipo de cine lo llamo hiperpop. Lo echaba de menos. Más ahora que por los zombis me estoy "tragando" un extenso ciclo de cine de serie B. Un cine sin pretensiones y sin presupuesto y por ello ingenioso y delirante. Un cine que despierta la imaginación. A veces es malo y otras mediocre pero así también es la serie A.
Yo es que no estoy seguro de que en Japón haya posmodernismo. Apenas conozco la cultura pero es un país bastante tradicional y con una cultura más permeable que la nuestra racionalista. Los japoneses son gente más respetuosa y menos autoirónica que nosotros.
No la conocía, me la apunto y cuando la vea ya pasaré por aquí.
Gracias!
Si algo me alegra es que el blog descubra nuevas películas a los lectores y que les anime a verlas. Es decir, que sea útil. Espero su opinión.
Un saludo.
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