(Samurai purinsesu: Gedô-hime) Japón, 2009. 82m. C.
D.: Kengo Kaji
I.: Yû Aiba, Takeshi Ayabe, Miki Hirase, Mitsuru Karahashi
La protagonista de Samurai Princess fue atacada junto a su grupo de amigas, entre las que se encontraba su hermana, por un grupo de grotescos energúmenos quienes las violaron y posteriormente descuartizaron. Excepto a ella, que sobrevivió enterrada entre los miembros cercenados de sus amigas. Una monja budista la encuentra agonizante. Una vez recuperada, decidirá vengarse de la afrenta. Contado así, Samurai Princess no parece decirnos nada nuevo. Desde el western hasta los clásicos del subgénero rape & revenge, este es un argumento prototípico. Ahora bien, si decimos que la joven protagonista utiliza sus pechos para formar una arrojadiza bola de enorme impacto, lleva acoplados unos propulsores en sus tobillos y puede conectarse a los cerebros de sus víctimas con un cable membranoso que saca de su nuca, es posible que la cosa se ponga más interesante.
Samurai Princess transcurre en un universo paralelo y absolutamente fantasioso en el que el pasado, el presente y el futuro se hayan unidos en un ejercicio estético que conjunta el japón feudal (los trajes de los protagonistas en general, así como la utilización de katanas y los duelos rituales), el contemporáneo (la utilización de modernos teléfonos móviles, guitarras eléctricas o vestimentas actuales como cazadoras vaqueras) con ciertos elementos cyberpunks (los protagonistas son cyborgs: a las características ya comentadas de la protagonista, destaquemos a sus villanos: uno lleva una sierra mecánica acoplada a una pierna; otra, unas cuchillas sustituyen a su pie). El resultado es lo que podríamos llamar un chambara-punk influenciado por los profetas de la Nueva Carne (los experimento biomecánicos son dignos de Cronenberg y la criatura final podría ser fruto del Tsukamoto de Tetsuo II: El cuerpo de martillo) y el hentai más grotesco (el tentaculoso y monstruoso pene de la criatura final). Película absurda y enloquecidamente gore, absolutamente bizarre y de atmósfera fuertemente erotizada, aburrida en sus momentos de transición y arrolladora en sus escenas cumbres, su utilización de los modos y maneras del manga y el animé (e, incluso, del videojuego) tanto en su estética (en ocasiones parece que estemos ante un desfile de cosplay) como en su narrativa acaba confiriéndole una extraña coherencia interna, lo cual sumado a su desparpajo sin complejos, absurdo sentido del humor y absoluta falta de pretensiones hacen de Samurai Princess un irresistible plato fuerte para connoisseurs.
Samurai Princess transcurre en un universo paralelo y absolutamente fantasioso en el que el pasado, el presente y el futuro se hayan unidos en un ejercicio estético que conjunta el japón feudal (los trajes de los protagonistas en general, así como la utilización de katanas y los duelos rituales), el contemporáneo (la utilización de modernos teléfonos móviles, guitarras eléctricas o vestimentas actuales como cazadoras vaqueras) con ciertos elementos cyberpunks (los protagonistas son cyborgs: a las características ya comentadas de la protagonista, destaquemos a sus villanos: uno lleva una sierra mecánica acoplada a una pierna; otra, unas cuchillas sustituyen a su pie). El resultado es lo que podríamos llamar un chambara-punk influenciado por los profetas de la Nueva Carne (los experimento biomecánicos son dignos de Cronenberg y la criatura final podría ser fruto del Tsukamoto de Tetsuo II: El cuerpo de martillo) y el hentai más grotesco (el tentaculoso y monstruoso pene de la criatura final). Película absurda y enloquecidamente gore, absolutamente bizarre y de atmósfera fuertemente erotizada, aburrida en sus momentos de transición y arrolladora en sus escenas cumbres, su utilización de los modos y maneras del manga y el animé (e, incluso, del videojuego) tanto en su estética (en ocasiones parece que estemos ante un desfile de cosplay) como en su narrativa acaba confiriéndole una extraña coherencia interna, lo cual sumado a su desparpajo sin complejos, absurdo sentido del humor y absoluta falta de pretensiones hacen de Samurai Princess un irresistible plato fuerte para connoisseurs.
2 comentarios:
Esta me la apunto.
Menos mal que has vuelto a actualizar.
Toda una extravaganza oriental. Sin duda, mucho peor que una de Haneke... ¡pero mucho más divertida! Recomiendo verla en compañía.
La culpa del parón en el blog es enteramente de Square-Enix.
Un saludo.
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