sábado, 20 de marzo de 2010

La cinta blanca

(Das weisse Band - Eine deutsche Kindergeschichte) Austria/Alemania/Francia/Italia, 2009. 144m. BN
D.: Michael Haneke
I.: Susanne Lothar, Ulrich Tukur, Burghart Klaussner, Josef Bierbichler

Michael Haneke practica un cine intelectual, teórico. Sus películas tienen como objetivo transmitir un mensaje, una idea. Y todas las decisiones narrativas y estéticas van dirigidas en esa dirección. De ahí que sus películas sean exigentes con el espectador, pues no busca en ningún momento entretenerle, complacerle, sino instruirle. Aquí puede detectarse el principal defecto de Haneke, su posición elitista con respecto al espectador, adoctrinando desde su privilegiada altura de intelectual. Pero sin duda, el principal atractivo del director de El séptimo continente es el objeto de su estudio: el mal. El mal que subyace en todas las personas. Un mal que se origina siempre en el pasado y que pervive hasta el presente de los protagonistas, impregnando su existencia, en ocasiones, sin que estos sean conscientes. En La cinta blanca indaga en una pequeña comunidad rural alemana un par de años antes del estallido de la Primera Guerra Mundial para localizar los primeros síntomas de comportamiento que años después originarán el nazismo. Pero no a nivel político o ideológico, sino puramente humano: la descripción de unos comportamientos, de unas actitudes que desencadenarán una sociedad en la que el nazismo pueda desarrollarse y triunfar.

Haneke vuelve a utilizar los códigos del cine de género para exponer su tesis. En El vídeo de Benny y Caché (Escondido) jugaba con las bases del thriller; en Funny Games nos introducía en un film de psicópatas; en La pianista desarrollaba un melodrama psico-sexual o en El tiempo del lobo, el cine apocalíptico. En esta ocasión, acude de nuevo al thriller de investigación (como en Caché (Escondido)). En la comunidad que aludíamos se produce una escalada de agresiones de violencia creciente. El barón que regenta el lugar está convencido de que el culpable está entre ellos. Un culpable que a Haneke le importa bien poco, más atento a esa violencia, física y moral, que subyace en una comunidad contruida bajo las apariencias, y que tras sus muros esconde la humillación y la represión. Una puesta en escena fría, calculadamente distanciada, de ritmo pausado, resaltada por la fotografía en blanco y negro, potencia los rituales cotidianos (las comidas en familia, las reuniones dominicales en la iglesia, los festejos que celebran la cosecha anual) que exudan una tensión contenida, soterrada, y que parece explotar en esas agresiones que parecen la representación individual de una tensión colectiva.

No sabemos si Haneke sufre algún tipo de culpa, pero sus películas están siempre representadas por una clase burguesa, de alta cultura, a la que pertenece. La pareja burguesa que pasa el fin de semana en su casa en el lago (Funny Games), una prestigiosa profesora de piano (La pianista) o un popular presentador de un programa literario de la televisión (Caché (Escondido)). En La cinta blanca la parte más poderosa de esa comunidad es la que esconde más esqueletos en el armario (el doctor que tiene una aventura con la niñera de sus hijos, a la que, en realidad, repudia; el párroco que educa de manera estricta y represiva a sus hijos, llegando a atar a uno de ellos a la cama por masturbarse, o golpearles por llehar tarde a la mesa a cenar; el propio barón, quien maneja con mano de hierro su camunidad pero es incapaz de mantener su matrimonio). Será precisamente la representación de la clase más popular (el maestro de escuela) el único que se da cuenta qué es lo que está pasando, de la profunda perversión que anida en el corazón de su comunidad. Su relación con una joven y tímida niñera es el único resquicio de calidez en un conjunto marcado por la frialdad y la apatía. El distanciamiento de una pequeña comunidad que, años después, pondría en jaque al mundo.


4 comentarios:

Lord_Pengallan dijo...

Yo salí de la peli desorientado. Yo fui con eso de la conexión nazi, en eso me concentré y, claro, al final no me enteré de nada porque de eso no hay nada. Yo creo que esta peli no explica nada sobre el nazismo, aunque, claro, yo no soy alemán, ni siquiera germanófilo.
A pesar de eso, la peli es muy interesante porque es un retrato muy certero de una forma de vida que ha desaparecido y porque los acotres, todos, incluidos los niños, lo que ensalza a Haneke, estan muy bien confirmando que hoy en día los mejores actores cinematográficos son germanos (para incluir Austria).

José M. García dijo...

Lo más interesante de Haneke es que, aunque sus pelis son descaradamente de mensaje, puede ser muy sutil. Como digo en la reseña, no hace una indagación del origen del nazismo a nivel ideológico o político. Más bien es retratar unos comportamientos y unos rituales que explican que años después surja una sociedad en la que el partido nazi triunfe. En este sentido, la voz en off me parece imprescindible para entender el mensaje. De todas formas, es una de las películas más teóricas de Haneke.

Un saludo.

Lord_Pengallan dijo...

En lo del nazismo estoy de acuerdo, pero lo que quiero decir es que esa educación represiva en aquellos tiempos era paneuropea, al menos en los pueblos. Así que la peli, más que explicar el nazismo, explica el surgimiento de dictaduras en la Europa de entreguerras en la que esta, incluida, por supuesto la de España. Ahí esta el quid de la peli. El error ha sido circunscribirlo al nazismo y eso ha ido un poco en contra de la peli. Que, de todas formas, tan poco es tan buena como se esta predicando.
Lo que tiene es que pelis así apenas se hacen (o apenas se estrenan en nuestra cartelera) y claro la comparas con el producto industrial de turno...

José M. García dijo...

El que la película esté localizada en Alemania es lo que justifica que todos los textos se centren en el nazismo, aunque sí pueda extrapolarse a otros contextos.

Aún siendo un film notable, no me parece lo mejor de Haneke.

El problema no es que este tipo de pelis no se hacen (porque sí se hacen) sino que, como bien dices, no se estrenan regularmente en nuestro país.