(Zombie Holocaust) Italia, 1980. 84m. C.
D.: Marino Girolami
I.: Ian McCulloch, Alexandra Delli Colli, Sherry Buchanan, Peter O'Neal
Vista hoy, una película como Zombi Holocausto nos puede decir más del cine de terror italiano de la época que cualquier libro. De hecho, ni siquiera hace falta verla (lo cual se agradece) y ya desde el título, el film de Girolami deja bien claro lo que podemos encontrar en su interior como a qué debe su existencia. En el título se reflejan las dos corrientes más importantes del cine de terror comercial transalpino de los 70/80: por un lado, el género mondo y, por otro, el cine de zombies. Aunque en un principio el término mondo se refería a aquellos documentales sensacionalistas que se dedicaban a retratar el lado más tremendista del tercer mundo (Este perro mundo o Adiós África) sería el cine de ficción quien le dio la popularidad a través de una serie de falsos documentales en los que se combinaba lo impostado (los pobres reporteros comidos por los salvajes indígenas) con lo auténtico (la violencia contra los animales) consiguiendo en ocasiones dar gato por liebre (Holocausto caníbal). En Holocausto Zombie tenemos tanto el grupo de indígenas antropófagos, las muertes (reales, estas sí) de animales e, incluso, un cierto aire de folclore antropológico (la figura de la diosa blanca, posiblemente sacada de la escandalosa La montaña del dios caníbal).
Por otro lado, Zombi Holocausto no sólo participa del furor del cine de zombies de la época sino que se presenta como un inconfeso remake de la seminal Nueva York bajo el terror de los zombies. Al igual que el film de Lucio Fulci, la acción comienza en Nueva York donde una serie de escabrosos crímenes (aquí, casos de canibalismo en la morgue) para, siguiendo las pistas, trasladarnos a un entorno más exóticos (aquí, las islas Molucas) donde descubriremos que el origen de todo está en los experimentos de un mad doctor. Incluso las brutales escenas gore tienen cierto toque Fulci (por ejemplo, cuando los caníbales le extraen los ojos a una de sus desgraciadas víctimas, todo un icono del director de El más allá).
Decía Jesús Palacios que entre el cine psicotrónico y el de arte y ensayo había la misma distancia que entre la vagina y el ano (sic). Puede que no sea una comparación muy fina, pero para el film que nos toca, la considero más que adecuada. Zombi Holocausto es un buen ejemplo de como una misma película puede oscilar entre estas dos vertientes (aparentemente) antitéticas, o lo que es lo mismo, que lo sublime y lo ridículo conviven en el mismo plano y todo depende del ojo con el que se mire. El grado de infamia e incoherencias al que llega estos film hace que el espectador caiga en un estado de extrañamiento tal que bien se puede confundir con la fascinación, subyugado por el poder onírico de unas imágenes casi surrealistas en su falta de sentido (y que, en ocasiones, ha dado lugar a obras extraordinarias como Dracula contra Frankenstein de Jesús Franco o Phantasma de Don Coscarelli). Pongamos un ejemplo: un personaje es llamado. Entra por la puerta y se dirige hacia la cámara. Una enorme planta le tapa el paso así que, tranquilamente, la aparta con la mano como si estuviera en una selva. Pero está en una casa y el resultado es ridículo. ¿O no? Posteriormente, ese personaje será el guía que ayude al grupo de investigadores y, en una escena en concreto, cuando están buscando a una periodista secuestrada, a este guía le tocará el camino más dificultoso. ¿No nos estaría informando Girolami del futuro papel de ese personaje a través de una decisión de puesta en escena? ¿Sí, no? En el fondo, todo no es más que una cuestión de retórica.
Por otro lado, Zombi Holocausto no sólo participa del furor del cine de zombies de la época sino que se presenta como un inconfeso remake de la seminal Nueva York bajo el terror de los zombies. Al igual que el film de Lucio Fulci, la acción comienza en Nueva York donde una serie de escabrosos crímenes (aquí, casos de canibalismo en la morgue) para, siguiendo las pistas, trasladarnos a un entorno más exóticos (aquí, las islas Molucas) donde descubriremos que el origen de todo está en los experimentos de un mad doctor. Incluso las brutales escenas gore tienen cierto toque Fulci (por ejemplo, cuando los caníbales le extraen los ojos a una de sus desgraciadas víctimas, todo un icono del director de El más allá).
Decía Jesús Palacios que entre el cine psicotrónico y el de arte y ensayo había la misma distancia que entre la vagina y el ano (sic). Puede que no sea una comparación muy fina, pero para el film que nos toca, la considero más que adecuada. Zombi Holocausto es un buen ejemplo de como una misma película puede oscilar entre estas dos vertientes (aparentemente) antitéticas, o lo que es lo mismo, que lo sublime y lo ridículo conviven en el mismo plano y todo depende del ojo con el que se mire. El grado de infamia e incoherencias al que llega estos film hace que el espectador caiga en un estado de extrañamiento tal que bien se puede confundir con la fascinación, subyugado por el poder onírico de unas imágenes casi surrealistas en su falta de sentido (y que, en ocasiones, ha dado lugar a obras extraordinarias como Dracula contra Frankenstein de Jesús Franco o Phantasma de Don Coscarelli). Pongamos un ejemplo: un personaje es llamado. Entra por la puerta y se dirige hacia la cámara. Una enorme planta le tapa el paso así que, tranquilamente, la aparta con la mano como si estuviera en una selva. Pero está en una casa y el resultado es ridículo. ¿O no? Posteriormente, ese personaje será el guía que ayude al grupo de investigadores y, en una escena en concreto, cuando están buscando a una periodista secuestrada, a este guía le tocará el camino más dificultoso. ¿No nos estaría informando Girolami del futuro papel de ese personaje a través de una decisión de puesta en escena? ¿Sí, no? En el fondo, todo no es más que una cuestión de retórica.
2 comentarios:
Nunca vi esta película con este título. Siempre la he visto reseñada bajo el título español de "Zombi Holocausto" (Y todas las carátulas españolas que he visto llevan este título.)... Yo diría que este título es una errata viral de la red (posiblemente propiciada por un corto que SÍ se llama "Holocausto Zombie".)
Pero, ¿Quién puede culpar al pobre pecador de apoyardarse ante el teclado tras el visionado de semejante producto? Es difícil negar lo increíblemente mala que es esta película, sólo disfrutable en condiciones de visionado intoxicadas por aperitivos, amistades y ganas de reírse un rato a costa de unos diálogos, trama y rodaje que parecen producto de la pura improvisación... y de una lamentable falta de talento para sacar algo decente de semejante tinglado. No soy amigo de hacer leña del árbol caído, pero el "culto" que se le tuvo (y aún hoy todavía es posible encontrar alguien que te la recomiende...)me legitima un poco para descargar la frustración que todavía la guardo de su primer visionado. (Y que sólo un segundo bajo los efectos del alcohol y un tercero con palomitas y en alegre compañia me ha ayudado a superar...)
Película a salvar sólo a título testimonial y antropológico...
Por nostalgia de viejos tiempos.
Pues sí, lo del título ha sido un patinazo mío. Fixed!
Se te nota rencoroso con la película. Desde luego, supura ineptitud por todos sus (mugrientos) costados, pero, admítalo, usted y yo hemos visto cosas peores (sí amigos, existen).
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