(Up) USA, 2009. 96m. C.
D.: Pete Docter & Bob Peterson
I.: Edward Asner, Christopher Plummer, Jordan Nagai, Bob Peterson
A estas alturas, resulta absurdo esbozar las bondades técnicas de esta película de Pixar. Desde sus comienzos, el estudio liderado por John Lasseter siempre ha liderado el terreno de la animación 3D y la comparación con los productos de los estudios rivales no ha hecho más que engrandecer la distancia, alejándoles de ellos. Lo importante es la portentosa habilidad con la que los animadores de Pixar parecen querer reinventar el cine de animación, llevándolo siempre más allá, como si cada película fuera un paso más del que siempre seguir hacia delante. El título de su último largometraje se presenta como una puesta al día de ese lema fundacional con el que Pixar dejó claro sus objetivos ya desde sus inicios: "Hasta el infinito y más allá".
El principio de Up luce el tono más realista que hasta la fecha haya mostrado Pixar. En quince minutos, se nos cuenta la historia de la vida de Carl Fredericksen, desde la niñez hasta que es un anciano, con las luces (el despertar de la fantasía y el asombro, el encuentro con su alma gemela, Ellie, y la confirmación de su amor con el matrimonio entre ambos) y las sombras (la escena en el ginecólogo, cuando descubren que no pueden tener hijos o la muerte de Ellie, llevándose con ella la felicidad a su esposo) que marcan la vida de cualquiera de nosotros. Un realismo muy actual cuando el protagonista se vea obligado a abandonar su hogar debido a las ambiciones especulativas de una oscura empresa. El viaje que hace Fredericksen (junto a un joven explorador que se ha colado en el hogar, Russell) convirtiendo su casa en un globo tirado por miles de pequeños globos de colores introduce de golpe la fantasía, lo maravilloso, rompiendo la atmósfera realista con imágenes casi surrealistas (y que a mí me han recordado al cine de Terry Gilliam). A partir de aquí, entramos en terreno conocido: la fantasía, el sentido de la maravilla y la aventura como camino para dar luz a una realidad demasiado oscura.
Up hace gala del ritmo habitual del cine de Pixar, combinando la acción (el enfrentamiento con una jauría de perros) con el gag en estado puro (el pájaro gigante Kevin, todo un alarde en las manos de los magos de Pixar), el drama más intimista (Russell hablando de la inexistente relación con su padre) y las ocurrencias más extravagantes (ese ejército compuesto por perros que manifiestan sus sentimientos a través de unos collares electrónicos - a medio camino entre WE3 y El dulce hogar de Chi-).
Pero en sus minutos finales, Up da la vuelta a su mensaje. En una escena que recupera el tono dramático y que rima con el inicio del film, Up se convierte en un viaje a través de la fantasía para demostrar que la auténtica épica se encuentra en nuestra vida cotidiana, en nuestro día a día. Todo un canto humanista a la capacidad del ser humano para transformar su mundo con la poesía con la que teje sus sueños.
El principio de Up luce el tono más realista que hasta la fecha haya mostrado Pixar. En quince minutos, se nos cuenta la historia de la vida de Carl Fredericksen, desde la niñez hasta que es un anciano, con las luces (el despertar de la fantasía y el asombro, el encuentro con su alma gemela, Ellie, y la confirmación de su amor con el matrimonio entre ambos) y las sombras (la escena en el ginecólogo, cuando descubren que no pueden tener hijos o la muerte de Ellie, llevándose con ella la felicidad a su esposo) que marcan la vida de cualquiera de nosotros. Un realismo muy actual cuando el protagonista se vea obligado a abandonar su hogar debido a las ambiciones especulativas de una oscura empresa. El viaje que hace Fredericksen (junto a un joven explorador que se ha colado en el hogar, Russell) convirtiendo su casa en un globo tirado por miles de pequeños globos de colores introduce de golpe la fantasía, lo maravilloso, rompiendo la atmósfera realista con imágenes casi surrealistas (y que a mí me han recordado al cine de Terry Gilliam). A partir de aquí, entramos en terreno conocido: la fantasía, el sentido de la maravilla y la aventura como camino para dar luz a una realidad demasiado oscura.
Up hace gala del ritmo habitual del cine de Pixar, combinando la acción (el enfrentamiento con una jauría de perros) con el gag en estado puro (el pájaro gigante Kevin, todo un alarde en las manos de los magos de Pixar), el drama más intimista (Russell hablando de la inexistente relación con su padre) y las ocurrencias más extravagantes (ese ejército compuesto por perros que manifiestan sus sentimientos a través de unos collares electrónicos - a medio camino entre WE3 y El dulce hogar de Chi-).
Pero en sus minutos finales, Up da la vuelta a su mensaje. En una escena que recupera el tono dramático y que rima con el inicio del film, Up se convierte en un viaje a través de la fantasía para demostrar que la auténtica épica se encuentra en nuestra vida cotidiana, en nuestro día a día. Todo un canto humanista a la capacidad del ser humano para transformar su mundo con la poesía con la que teje sus sueños.
1 comentario:
Que grande Up, los primeros minutos son conmovedores a más no poder, y su aspecto visual es taaan impresionate. Ya era hora de la que vieras, a ver si Sergio te da menos la turra, xd.
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