sábado, 30 de enero de 2010

Blow Up. Deseo de una mañana de verano

(Blowup) UK/Italia/USA, 1966. 111m. C.
D.: Michelangelo Antonioni
I.: David Hemmings, Vanessa Redgrave, Sarah Miles, Peter Bowles

Blow Up. Deseo de una mañana de verano (inspirada en el relato de Julio Cortázar, Las babas del diablo) supone la culminación de lo que se dio en llamar el cine de la incomunicación, y que Antonioni inauguró con La aventura en 1960, y continuó con La noche, en 1961, El eclipse, en 1962 y El desierto rojo en 1964. Un cine en el que los personajes, por lo general gente acomodada, pertenecientes incluso a la burguesía más elitista, descubren que más allá de su realidad circundante, la que viven día a día, existe otra realidad, una realidad paralela que, de golpe, les desorientan, sintiéndose perdidos e incapaces de comunicarse con sus semejantes. Por lo general, un suceso misterioso es el detonante de ese descubrimiento. Si en La aventura era la repentina desaparición de una persona, en Blow Up. Deseo de una mañana de verano es un asesinato.

David Hemming interpreta a Thomas, un prestigioso fotógrafo cuya visión del mundo es filtrada por el objetivo de su cámara. Una visión muy superficial como demuestra el que sea capaz de pasar de fotografiar la suciedad y la pobreza en la que viven los trabajadores de una fábrica a realizar sesiones con modelos representantes de la atmósfera pop y modernista del Londres de los 60 sin que parezca afectarle. Thomas es un personaje que deambula, toda la película se está moviendo de un lado para el otro. Durante la primera mitad le seguimos de su estudio a la casa de un amigo pintor, el encuentro con su editor y la posterior visita a una tienda de antigüedades, el paseo por un parque. Todos esos movimientos están dictados por su interés por captarlo todo, cualquier escenario, cualquier movimiento, para captar, retratar la realidad. Una realidad que se descubre como un elaborado trampantojo. La mirada de artista de Thomas le abrirá paso a esa dimensión paralela que sostiene la nuestra, ese reverso negativo en el cual un idílico paseo por el parque entre dos enamorados se transforma en un frio asesinato. Tras este descubrimiento, Thomas ya no puede ser la misma persona. Tras este fugaz instante de lucidez , Thomas pasará de deambular a vagar, andar desnortado, perdido ante un mundo que ya no reconoce. También consternado ante la futilidad de todo intento de representar la realidad, pues esta se descubre como volátil, licuosa.

Blow Up. Deseo de una mañana de verano es posiblemente la película más popular de Antonioni, convertida hoy en día en todo un icono estético (su portada se ha representado en varias ocasiones en camisetas y en serigrafías) como histórico (la representación del swinging London, movimiento cultural reflejado tanto en el trabajo del protagonista -sus sesiones de moda- como en el ambiente hedonista que marca las imágenes -los jóvenes mimos que recorren la ciudad a modo de artistas callejeros, los conciertos de rock en recintos subterráneos, las drogas y el alcohol que impregnan las reuniones de la alta sociedad, la promiscuidad y libertad sexual). Esta popularidad se ha visto reflejada en la prolongada influencia que Blow Up. Deseo de una mañana de verano ha tenido en el cine posterior a su estreno: los desolados ambientes urbanos, recorridos por individuos solitarios (generalmente artistas) inmersos en misterios cuya resolución está ante sus ojos pero son incapaces de comprender, del cine de Dario Argento (El pájaro de las plumas de cristal o Rojo oscuro, también interpretada por David Hemmings); la representación de esa realidad alternativa a través de unas imágenes de fuerte sensualidad, cuya ensoñadora belleza las vuelve tan cegadoras como etéreas (Picnic en Hanging Rock) o el movimiento que deviene desorientación como reflejo de la imposibilidad de aprehender la realidad (Zodiac, Demonlover, Eyes Wide Shut). Influencia que tuvo su justo reconocimiento en 1981 con la relectura que Brian De Palma hizo del film de Antonioni en la excelente Impacto (Blow Out).


2 comentarios:

BizarroJoe dijo...

Poca cosa más que añadir a lo ya expuesto en el post, pues a medida que he estado pensando sobre el filme en estos días, mis ideas sobre él han acabado pareciéndose tanto a tu tesis (coincidiendo en los momentos clave y todo.)que no vale mucho la pena incidir más sobre ello...
A modo de curiosidad... en un diálogo especialmente significativo, un personaje define el proceso creativo de sus cuadros como un galimatías sin sentido hasta que, de repente, aparece un detalle que le permite encajar las piezas "como una pista en una película de detectives". En el diálogo italiano, la palabra que utilizó era "libro giallo"... Parece que hasta en los detalles mas nimios esta película estuviera cargada de sentido, aunque no parezca evidente...

José M. García dijo...

¡Vaya sorpresa!¡Bienvenido!

Resulta chocante que hoy en día BLOW UP es una película bastante devaluada, de hecho el propio De Palma dice que ha envejecido bastante mal aunque sigue siendo una de sus pelis favoritas (como dejó claro en IMPACTO). Más allá de sus virtudes y defectos (que los tiene) como bien indicas es una película cuyo visionado es sólo un punto de partida para después darle vueltas en la cabeza. Algo que hoy en día podemos encontrar sólo en los films de Lynch y alguna obra puntual como SOUTHLAND TALES o VINYAN.

¡Un saludo!