jueves, 28 de enero de 2010

El intercambio

(Changeling) USA, 2008. 141m. C.
D.: Clint Eastwood
I.: Angelina Jolie, Michael Kelly, John Malkovich, Colm Feore

Las primeras imágenes de El intercambio hacen gala de ese clasicismo que siempre sale a relucir cada vez que se habla del cine de Clint Eastwood. La grúa que nos muestra el barrio residencial en el que vive la protagonista, la fotografía de tonos dorados que refleja la antigüedad de los hechos narrados (finales de los años 20). Pero hay un detalle: el plano del comienzo se abre en blanco y negro, y a medida que desciende la grúa, se va coloreando, poco a poco. Este artificio nos advierte de que todo lo que vamos a ver es una representación. Christine Collins (Angelina Jolie) se levanta para hacerle el desayuno a su hijo de 9 años; lo acompaña al colegio y, después, se dirige a su trabajo donde es una empleada muy reconocida por sus jefes. Es un ejemplo de mujer independiente, capaz de llevar adelante su vida y la de su hijo y ser aceptada por la sociedad. Hasta que se sale de los esquemas que ésta le había impuesto. En el momento en el que Christine se niega a seguir el juego (cuando su hijo desaparece y se pone en contacto con la policía, esta le presenta a un niño diferente, desoyendo las quejas de la madre, quien insiste en que este no es su hijo) se pone en marcha un mecanismo que convierte a los ciudadanos en piezas de un tablero que se pueden mover al antojo de los poderes interesados. Tras la brillantez de las imágenes, la calided de la luz, se esconde un pozo de intereses y manipulación.

Es cuando se sumerge en el corazón del horror que da vida a un cuerpo impecable por fuera pero enfermo por dentro cuando El intercambio se desnuda y muetra su verdadera identidad: es una película de terror: el travelling en el que Christine mira por última vez a su hijo tras la ventana tiene tanto un tono premonitorio como fantasmagórico, como si fuese un fantasma, una presencia de un cuerpo que ya no pertenece a ese lugar; el regreso de Christine con su falso hijo transforma la casa en un espacio tenebroso en el que lo siniestro (lo familiar que retorna convertido en algo diferente, distinto) ensombrece la atmósfera; el ingreso de Christine en un sórdido manicomio, representación del lado más angustioso y amenazador de la sociedad que intenta limpiar. Terror que explota en una oscura sala, donde tras la mirada inocente de un niño se esconde la mayor atrocidad de la que es capaz el ser humano. El angustioso descubrimiento de una fosa común repleta de restos infantiles transforma la idílica América en un enorme armario repleto de esqueletos que pesan sobre la conciencia de todos los habitantes y ni siquiera la justicia ni el castigo logrará que los vecinos vuelvan a mirarse sin pensar lo que se esconde entre la impecablemente hierba del césped (como bien reflejó David Lynch en Terciopelo azul).


4 comentarios:

fer1980 dijo...

Ya te dije que era buena, ahora tienes que ver Gran Torino (y UP, xd).

José M. García dijo...

Ya suponía que sería buena, pero EL INTERCAMBIO es de esas pelis que sabes que siempre estarán ahí y las dejas pasar.

He de confesar que lo que me decidió a verla fue un reportaje en CUARTO MILENIO donde hablaban del caso real y me picó la curiosidad.

MadJoker dijo...

Bufff... yo la fui a ver al cine y no me gusto nada. Aunque esa es mi opinion y ya sabeis lo que dice Dirty Harry de eso: Las opiniones son como el culo, todo el mundo tiene una.

José M. García dijo...

A estas alturas me resulta difícil creer que Eastwood pueda hacer una mala película, pero EL INTERCAMBIO no me parece redonda. Es demasiado larga y me molesta que Eastwood se empeñe en cerrar casi todos los cabos. Me interesa más la historia del niño de la granja que la de la búsqueda de Angelina Jolie de su retoño.