lunes, 6 de septiembre de 2010

Videodrome

(Videodrome)
Canadá, 1983. 89m. C.
D.: David Cronenberg P.: Claude Héroux G.: David Cronenberg I.: James Woods, Sonja Smith, Deborah Harry, Peter Dvorsky F.: 1.85:1

"¡Larga vida
a la Nueva Carne!
"
Max Renn

No resulta extraño que después de
Videodrome, David Cronenberg no volviera a escribir un guión original hasta pasados 16 años y, precisamente, con eXistenZ que no dejaba de ser una actualización a la era digital de los presupuestos analógicos de Videodrome. Y no es extraño porque si hasta ahora Cronenberg utilizaba como base para presentar sus ideas los códigos genéricos más clásicos del cine de terror, con Videodrome nos sitúa directamente en un terreno inédito: el director de Inseparables consigue por primera vez que su universo personal adquiera una forma propia e indistinguible. De esta manera, Videodrome no es sólo el programa ficticio cuya señal sirve para inseminar a su público con la semilla de la Nueva Carne, sino la materialización metafórica del universo cinematográfico (a un nivel estético y filosófico) de su director.

Y es que
Videodrome no es tanto una película como un manifiesto acerca de los postulados de la Nueva Carne, entendida esta como la siguiente evolución del ser humano, cuya forma carnal ha quedado obsoleta, insuficiente para moverse por los herrumbrosos caminos de la sociedad posindustrial que le rodea. Es por ello que la película sienta sus bases sobre conceptos tan extremos como primarios como son el sexo y la violencia, los pilares sobre los que se levanta el concepto de supervivencia: la violencia imprescindible para hacer frente a los obstáculos en el camino vital y el sexo como medio para la reproducción. Sexo y violencia, dos elementos tan antitéticos (uno significa la vida; el otro, la muerte) como complementarios (ambos suponen el acto físico más extremo del ser humano) que en Videodrome se funden con un sólo objetivo: el nacimiento de un nuevo ser surgido de las pieles muertas del anterior.

En este sentido funciona el personaje de Nicky Brand, quien será el medio por el cual Max abandonará la exclusividad de la calidez (pero a la vez, débil) carne por su combinación simbiótica con el metal (frío pero poderoso) que supone la esencia de la Nueva Carne. La relación sadomasoquista entre ambos, emparentando el placer con el dolor, enseñará a Max la vulnerabilidad de esa carne, su destructibilidad (los cortes en el hombro de Nicky; la perforación de sus orejas; la escena en la que ella misma se quema uno de su pechos con un cigarrillo, demostrando su futilidad). De esta manera, Nicky irá destruyendo poco a poco su presencia física hasta desaparecer por completo, para volver convertida en una mensajera de Videodrome. La escena en la que Max se sumerge en los labios de Nicky que llenan la pantalla de su televisor, mientras acaricia las palpitantes formas de la caja supone la aceptación definitiva de la sensualidad inherente a la tecnología. La herida vaginal que se le abre a Max en el pecho en la cual "pierde" su pistola lo convierte en el ser definitivo de la Nueva Carne: hombre, mujer y acero en un sólo cuerpo.

La utilización de los mass media como canal para transmitir el contagio neocárnico no es ni una casualidad ni un fin. El discurso de Cronenberg acerca de la televisión como pantalla pública con la que estimular los sentidos más extremos del ciudadano es el medio con el que describir la sociedad del exceso en la que surge la necesidad de la Nueva Carne (casi como una respuesta a esa sociedad), no siendo, por tanto, el objetivo de
Videodrome el ser una crítica a la utilización de la violencia y el sexo para insensibilizar a la población. Pero también el medio televisivo es un ejemplo de contagio biomecánico en su forma más primaria al fusionar la presencia física del ser humano en el interior de un aparato tecnológico: el profesor O'Blivion, cuya existencia se ve comprimida a la cinta analógica de los videocasettes que custodia su hija, supone la teoría de la experiencia definitiva que Max Renn, como primer producto exitoso de la Nueva Carne, pondrá en práctica.

Aunque se suele acusar a
Videodrome de ser una película rara, debido principalmente a su estructura alucinada, no lo resulta tanto si asimilamos la radical subjetivización con la que Cronenberg construye la puesta en escena. La primera imagen que vemos es a la secretaria de Max quien, a través del mensaje despertador que se reproduce en la televisión, insta al protagonista a abrir los ojos. Un mensaje que también va dirigido al espectador, quien sufrirá las mismas alucinaciones que Max, recorriendo su propio camino para acceder a la evolución del cine. Videodrome no sólo supone un manifiesto sobre la Nueva Carne, sino a la vez nos presenta la posibilidad de un Nuevo Cine.

Si las películas anteriores del director canadiense partían de géneros populares para adulterarlos a través de su mirada personal, en
Videodrome la estructura se invierte. En su última media hora, la película toma la forma de un thriller conspiranoico, con su protagonista siendo "programado" al mas puro estilo El mensajero del miedo para servir a los intereses de Videodrome. Una forma virulenta y abisal, llena de sangre y pústulas, que supone la infección de la propia cinta por parte de la Nueva Carne, como ejemplo de la capacidad de esta para contagiar el cine. De esta menera, el corte a negro con el que concluye Videodrome tras el disparo de Max no puede ser más coherente: tanto para Max como para la película en sí misma el suicidio no es el fin, sino la puerta abierta hacia el siguiente estadio evolutivo.



2 comentarios:

Lord_Pengallan dijo...

Esta peli de Cronenberg es la que hace menos he visto. Creo que lo hice a principios de este año.

La primera mitad me parece excelente y las ideas que dan lugar a la historia, geniales y, además, vigentísimas a pesar de que tienen más de un cuarto de siglo.

Yo creo que la peli en la segunda mitad degenera. La locura y el exceso de la historia acaba contagiándolo todo llegando a superar hasta el propio Croneneberg. Pero bueno, seguramente si no fuese así la peli sería peor.

En fin, sea como sea, un hito del Cine. Un salto cualitativo desgraciadamente aún demasiado audaz.

Por cierto, recordé el otro día otra peli que he visto de Cronenberg. Crash. Prometo que no he visto más.

José M. García dijo...

Para bien o para mal, los elementos que utiliza Cronenberg para poner en marcha VIDEODROME siempre están vigentes.

CRASH es, posiblemente, la película más perturbadora de Cronenberg. El propio Ballard tuvo que reconocer que la película llegaba más lejos que su (extraordinario) libro.