domingo, 4 de julio de 2010

Viernes 13 (2009)

(Friday the 13th)
USA, 2009. 106m. C.
D.: Marcus Nispel P.: Michael Bay, Sean S. Cunningham, Andrew Form & Bradley Fuller G.: Damian Shannon & Mark Swift, basado en una idea de Damian Shannon, Mark Swift & Mark Wheaton, basado en los personajes creados por Victor Miller I.: Jared Padalecki, Danielle Panabaker, Amanda Righetti, Travis Van Winkle F.: 2.35:1

Este remake del clásico que el propio Sean S. Cunningham dirigió en 1980 comienza con la reconstrucción del final de aquella, mostrando como la última superviviente de la masacre del campamento de Crystal Lake tiene que enfrentarse con la asesina. La diferencia con la película original consiste en que se nos muestra al pequeño Jason observando la escena y viendo como su madre es decapitada. Esta decisión acota a la perfección las intenciones de los autores de este falso remake. Porque, en realidad, Viernes 13 no nos vuelve a contar la historia que lo empezó todo, sino que consiste tanto en un compendio de toda la saga como, sobre todo, un homenaje a su personaje-icono: Jason Voorhees. Así, a lo largo del metraje se realiza un repaso a la evolución de Jason a través de las entregas precedentes: de niño deforme a adulto con el rostro cubierto por un saco para, finalmente, calzarse la famosa máscara de hockey. La escena pre-créditos, con un grupo de jóvenes acampando en una zona cercana al campamento, introduce un leve matiz postmoderno: sentados alrededor de una fogata, los amigos escuchan como uno de ellos cuenta la leyenda de Jason, un momento que recuerda a una escena parecida de Viernes 13. 2ª Parte, con una diferencia: si en aquella la historia inquietaba a los jóvenes e ingenuos campistas, aquí es recibida con risas y burlas. Los tiempos han cambiado y, por tanto, Viernes 13 también lo tiene que hacer.

Marcus Nispel pertenece al grupo de nuevos bárbaros que a lo largo de la década de 2000 se hicieron cargo del cine de terror americano recuperando el tono, el espíritu y el sentido de la violencia propio de los años 70, ya sea a través de remakes oficiales (Zack Snyder y El amanecer de los muertos, Alexandre Aja y Las colinas tienen ojos, Rob Zombie y Halloween. El origen) como variaciones referenciales (Eli Roth con Cabin Fever y Hostel, Rob Zombie de nuevo con La casa de los 1.000 cadáveres y Los renegados del diablo). El propio Nispel debutó con su estimulante remake de La matanza de Texas, sombra que oscurece la película que nos ocupa hasta tal punto que Viernes 13 podría subtitularse "Jason Goes to Texas". La parada en la pintoresca gasolinera con encuentro inquietante; la galería de personajes redneck, cuyas actitudes pintorescas; los ancianos cuyo silencio resulta más amenazador que sus parcas palabras. Toda una atmósfera de American Gothic que convierte a Jason en un asesino que, perfectamente, podría ser un miembro del clan Sawyer y que, inevitablemente, le despoja de personalidad propia (incluso el complejo subterráneo en el que vive recuerda al que Leatherface y su familia caníbal habitaban en Masacre en Texas 2).

Visualmente, Viernes 13 desarrolla lo que podríamos llamar un esteticismo de la sordidez. La fotografía explota el ambiente sucio y oscuro en el que se desarrolla la acción, desplegando una mirada cruel y extremadamente físisca de la violencia, y subrayado por la banda sonora de corte industrial de Steve Jablonsky. Un ambiente sórdido que contrasta con los esculturales cuerpos de los jóvenes protagonistas, limpios y bronceados como si fuesen modelos y cuyo calculado naturalismo explota con el contagio de esa suciedad, que no hace más que resaltar su belleza, como si ésta se impusiera al degradado entorno que les acosa. Un maniqueísta enfrentamiento entre lo bello y lo hórrido que si bien en La matanza de Texas aportaba un sugerente contraste, aquí desinfla la supuesta agresividad de la propusta. De esta manera, a pesar de desarrollar de manera radical los elementos básicos de la saga: el sexo (con un contínuo desfile de explosivos cuerpos desnudos) y la violencia (con asesinatos tan bestiales y crueles como la chica atrapada en su saco de dormir que es colgada de un árbol encima de la fogata y que se va quemando poco a poco, mientras su novio lo ve todo sin poder hacer nada; o el joven que sirve de carnaza, con un hacha clavada en la espalda y cuyos gritos de dolor atormenta la conciencia de sus amigos, seguros en el interior de la casa), a pesar de su atractivo envoltorio visual, Viernes 13 acaba resultando tan convencional, absurda y aburrida como la mayoría de sus hermanas menores. Una lástima.

3 comentarios:

José M. García dijo...

¡Logro desbloqueado!

Aqui finaliza, por ahora, el repaso a la saga de VIERNES 13. Eso sí, siento comunicar a los sufridores seguidores de este blog que, en un paso más en en el camino de la degradación que me he marcado, no nos hemos librado de los asesinos enmascarados y, en breve, comenzaré un nuevo recorrido por otra larga saga ambientada en otra festividad USA.

Javier dijo...

A muchos de sus seguidores ese "descenso en la degradación" nos parece estupendo, porque nos sirve paara revivir buenos (o malos, según el caso) momentos de nuestra vida cinéfila. Por eso le animo, no, le exhorto, a que no se desvíe de su camino, Mr. Int.

José M. García dijo...

Bueno, no se preocupe que mientras las neuronas aguanten, aquí seguiremos. Eso sí, a veces me da la impresión de estar participando en un remake de LEAVING LAS VEGAS, pero sustituyendo los litros de alcohol por metros de celuloide psicopático.

Por cierto, que si todo va bien, haré un repaso por la filmografía de Tony Scott, seguro que también saldrá alguna peli que le toque la fibra sensible.

Muchas gracias por el comentario.