USA, 2009. 130m. C.
D.: Chris Weitz P.: Wyck Godfrey G.: Melissa Rosenberg, basado en el libro de Stephenie Meyer I.: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Ashley Greene F.: 2.35:1
Confieso que no entiendo el revuelo que se ha levantado alrededor de la llamada saga Crepúsculo. Y no me refiero al increíble éxito de taquilla y a todo el fenómeno de masas que se ha creado alrededor de él, algo del todo comprensible, sino a la actitud de un extenso número de aficionados que han visto en las películas basadas en las novelas de Stephenie Meyer (y en las propias novelas) algo así como el Anticristo del cine. Una caza de brujas destinada a encontrar un culpable a quien acusar de los males que aquejan al cine moderno. Lo más interesante de este fenómeno es que no es nuevo. Cine juvenil destinado descarádamente a una audiencia concreta lo ha existido siempre y la utilización de los iconos del cine de terror (especialmente los vampiros), despojándolos de su componente terrorífico, ya lo inició Anne Rice cuando en 1976 publicó la original Entrevista con el vampiro. De hecho, más irritante considero el que Francis Ford Coppola transformara el sanguinario y diabólico Drácula creado por Bram Stoker en un dandi herido de amor que ha "cruzado océanos de tiempo" para encontrar a su amada reencarnada, auspiciado, además, con la etiqueta de la alta cultura.
Y es que la mayor virtud de Luna nueva, y que ya lo era con la anterior y nada despreciable Crepúsculo, consiste en su frontalidad, en su honestidad a la hora de utilizar los iconos del cine fantaterrorífico como metáforas de las inquietudes y deseos de la pubertad. Así, para Bella (cuya narración en off nos recuerda en todo momento que todo lo que vemos está filtrado por su mirada) la elección entre el pálido y vampírico Edward y el musculoso y licantrópico Jacob representa la encrucijada sentimental en la que se haya entre el amor puro y distanciado y el deseo carnal más inmediato. La resistencia de Bella a dejarse llevar por sus impulsos más físicos aporta un discurso conservador que puede resultar molesto (y que es subrayado por los esfuerzos de Edward para no morder a Bella, evitando cualquier contacto carnal... al menos hasta que se casen, claro) pero que, al mismo tiempo, resulta del todo coherente con el retrato del deseo de una adolescente que sueña con encontrar el amor perfecto y eterno, es decir, que la quiere por su mente y no por su cuerpo.
Luna nueva funciona a la perfección durante su primera hora, con la radiografía de la depresión en la que cae Bella por el abandono de Edward y sus coqueteos con el suicidio (con momentos tan inspirados como el giro de 360º que nos muestra a la protagonista en la misma postura mientras por la ventana vemos como pasan las estaciones) o el miedo al envejecimiento y a la pérdida de la belleza juvenil (el efectivo sueño con el que arranca la película) y decae cuando sus creadores se apartan del previsible pero recto camino por el que transcurren e intentan construir una auténtica película fantástica (la superficial descripción de la hermandad de hombres lobos a la que Jacob se ve obligado a pertenecer o la precipitada búsqueda contrarreloj de Edward y la pobre presentación de la secta vamprírica que le desea). Un descenso de interés que se ve compensado, no obstante, por un notable apartado técnico, destacando la excelente fotografía de Javier Aguirresarobe y los notables efectos especiales en las espectaculares escenas de acción y transformaciones.
Y es que la mayor virtud de Luna nueva, y que ya lo era con la anterior y nada despreciable Crepúsculo, consiste en su frontalidad, en su honestidad a la hora de utilizar los iconos del cine fantaterrorífico como metáforas de las inquietudes y deseos de la pubertad. Así, para Bella (cuya narración en off nos recuerda en todo momento que todo lo que vemos está filtrado por su mirada) la elección entre el pálido y vampírico Edward y el musculoso y licantrópico Jacob representa la encrucijada sentimental en la que se haya entre el amor puro y distanciado y el deseo carnal más inmediato. La resistencia de Bella a dejarse llevar por sus impulsos más físicos aporta un discurso conservador que puede resultar molesto (y que es subrayado por los esfuerzos de Edward para no morder a Bella, evitando cualquier contacto carnal... al menos hasta que se casen, claro) pero que, al mismo tiempo, resulta del todo coherente con el retrato del deseo de una adolescente que sueña con encontrar el amor perfecto y eterno, es decir, que la quiere por su mente y no por su cuerpo.
Luna nueva funciona a la perfección durante su primera hora, con la radiografía de la depresión en la que cae Bella por el abandono de Edward y sus coqueteos con el suicidio (con momentos tan inspirados como el giro de 360º que nos muestra a la protagonista en la misma postura mientras por la ventana vemos como pasan las estaciones) o el miedo al envejecimiento y a la pérdida de la belleza juvenil (el efectivo sueño con el que arranca la película) y decae cuando sus creadores se apartan del previsible pero recto camino por el que transcurren e intentan construir una auténtica película fantástica (la superficial descripción de la hermandad de hombres lobos a la que Jacob se ve obligado a pertenecer o la precipitada búsqueda contrarreloj de Edward y la pobre presentación de la secta vamprírica que le desea). Un descenso de interés que se ve compensado, no obstante, por un notable apartado técnico, destacando la excelente fotografía de Javier Aguirresarobe y los notables efectos especiales en las espectaculares escenas de acción y transformaciones.
5 comentarios:
Entiendo lo que quieres decir y en parte estoy de acuerdo: soy perfectamente consciente, cuando veo esta película que estoy fuera del scope que busca la saga, así que quejarme de la ñoñería o el simplismo amoroso está fuera de lugar pues está buscado (y logrado) con total intención.
Ahora, objetivamente creo que todas las películas tienen un problema de ritmo evidente, y aquí el final en Italia y la hermandad de vampiros parece que se introduce de manera precipitada y apenas esbozada, convirtiéndose en un añadido irritante y anticlimático.
Igualmente parece que debido al éxito de la saga aquí se tiende a una aparatosidad en escenas de acción y digitales que no existía en Crepúsculo y que creo que tampoco le hace demasiado bien.
De acuerdo con el comentario, pero es que Bella es tan sumamente insoportable en esta película, uffff, esa escena de los meses pasando y la camara girando, arcadas...
EL CAUTIVO:
Pues completamente de acuerdo con todo lo que dices. A estas alturas, quien decida ver cualquiera de las pelis de la saga ya sabe a qué atenerse. Lo que me parece mal es la gran cantidad de gente que carga contra ella (y, peor, contra sus seguidores) sin hbar visto ni un sólo film, sin intención de verlos y, encima, alardeando de ello.
Ya digo en la reseña que los elementos de acción y fantasía son los menos logrados, pero he de reconocer que me gusta bastante el aspecto de los lobos.
YOTA:
Pues precisamente es un plano que destaco y que me gustó bastante. No es original, pero sí ingenioso.
Puedo entender que el comportamiento de Bella pueda irritar, pero va dentro del paquete. no esperaríamos menos de ella.
PD.: estoy deseando ver las visitas de hoy a ver qué resultado ha tenido hablar de una peli tan popular.
Un saludo a todos.
Hijo, qué poco coincidimos, no me creo nada de lo que dices para justificar el argumento del filme, a mí me parece realmente banal, superficial, aburrido y terriblemente mal desarrollado. Pero lo peor, lo que no puedo perdonar por encima de todo, es ese terrible y patético plantel de personajes, que son realmente cutres y planos, por no decir poco creíbles.
Y ese es otro de los graves problemas, nada de lo que ocurre en el filme te parece creíble: ni las relaciones, ni las reacciones, ni los diálogos... NADA. No veo nada que implique al espectador de ninguna manera.
Así pues, a mí no me vale con que sea una especie de metáfora, que no está en nuestro scope, que todo va en el "paquete"... Lo que sea, yo leo shojo y sorprendentemente me gusta, y no es mi scope, que digamos. Pero descubro en ellos un mayor interés, ritmo, implicación emocional, desarrollo de personajes y todas esas cosas de las que Luna Nueva adolece por completo, cayendo en el más sonoro de los ridículos.
Y que conste que Crepúsculo me gustó un poco más. Pero es que esta daban ganas de tirar la tele por la ventana, en serio, los momentos de Bella tratando de ponerse en peligro son sonrojantes, de lo mal enfocados que están y lo ñoños que resultan.
P.D. Recomiendo True Blood, esa sí es una historia entre un vampiro y una humana realmente creíble.
El problema de todos los que defendemos la saga CREPÚSCULO (relativamente, claro, ya que son películas que están lejos de entusiasmarme) es que no podemos revatir los argumentos de sus detractores... porque tienen razón. Sí, LUNA NUEVA es ñoña y sensiblera, y sus personajes por momentos irritantes. Pero yo sí creo que es parte del juego.
Lo que más me fascina es la inteligencia con la que trabaja con arquetipos universales por los que, quien mas o quien menos, hemos pasado todos, pero flirtándolo por la moda gótica adolescente y subrayando, además, los tópicos para casi sublimarlos en su falta de desvergüenza. Puede que no la comparta, pero quito el sombrero ante la operación.
Otra cosa es que nos interese más o menos a un nivel cinematográfico, un nivel, en mi opinión, en el que no funciona nada mal. Eso sí, a mí también me gustó más CREPÚSCULO, donde se entregaba de lleno al cine juvenil sin intentar desarrollar el elemento fantástico.
Y puestos a recomendar una buena película de vampiros y humanos, ahí está la excelente DÉJAME ENTRAR.
Un saludo.
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