USA, 2000. 106m. C.
D.: M. Night Shyamalan P.: Barry Mendel, Sam Mercer & M. Night Shyamalan G.: M. Night Shyamalan I.: Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Robin Wright, Spencer Treat Clark F.: 2.35:1
Con El protegido M. Night Shyamalan confirma su posición como cronista de las relaciones humanas en tiempos de crisis emocional. Independientemente de que nos cuente una historia de fantasmas o, como es el caso que nos ocupa, una película de superhéroes, lo importante en el cine del director indio consiste en la radiografía sentimental que desarrolla: la presentación de una serie de personajes en contínuo estado de descolocación, compungidos por ser poseedores de un don que les oprime y les separa de su entorno, condenándoles a un exilio anímico cuya única compañía es la soledad.
Así, David Dunn (en una interpretación meritoria pero quizás demasiado esforzada de Bruce Willis) no puede ser un superhéroe con pasado traumático que teje su traje de colores y emprende una cruzada contra el crimen. En la primera escena, Dunn se nos presenta intentando ligar con una joven que se ha sentado junto a él en el vagón de tren en el que viajan. El detalle de verle quitándose el anillo de compromiso y el posterior fracaso en su acercamiento a la chica marca la desolación en la que vive el personaje. Cuando conoce a Elijah, le dice que todos los día se despierta sintiendo una profunda sensación de tristeza. En El protegido el superhéroe y el supervillano no deben su existencia en relación a los otros, en el caso del primero su objetivo como salvador de los oprimidos y en el segundo como castigador, sino que la búsqueda de su verdadera naturaleza es debido a una desesperada búsqueda interior para encontrar su lugar en el mundo, lo que convierte a El protegido en un film profundamente existencial.
Fiel a estas intenciones, Shyamalan busca la difícil armonía entre la espectacularidad inherente al cine de superhéroes y el intimismo del drama personal, evidente en la utilización del formato panorámico: no es casualidad que El protegido sea una de las pocas películas en las que ha elegido el formato scope, propio del cine espectáculo, precisamente para llenarlo de imágenes marcadas por la melancolía. El director de El bosque utiliza la puesta en escena para revelar la auténtica naturaleza de sus personajes, introduciendo los elementos fantásticos que contaminan la atmósfera realista: cuando Dunn levanta las pesas delante de su hijo, con cada vez más peso, hasta un límite sobrehumano, la cámara se coloca en picado encima de él y acompaña el movimiento de subida y bajada, como si estuviera levantando el propio peso fantástico del film; la escena en la que el niño, convencido de las cualidades superheróicas de su padre, le apunta con una pistola seguro de la invunerabilidad de aquél, es rodada con planos temblequeantes y movimientos rápidos, como si la cotidianidad se viera sorprendida y alterada por la irrupción de lo mitológico; en cada una de las primeras apariciones de Elijah en diferentes edades (recién nacido, niño y adulto) siempre vemos su imagen reflejada (un espejo, la pantalla apagada de un televisor, un cuadro) poniendo en evidencia la ambigüedad moral del personaje.
Este contínuo juego entre las apariencias (lo que se ve) y la realidad (lo que se es) se confirma y explota de manera casi catártica cuando Dunn finalmente asume su condición de superhéroe y salva a una familia de un psicópata que les ha encerrado y torturado en su propia casa: la lluvia del exterior, que azota el edificio; los planos de las estancias oscuras y silenciosas de la casa; las marcas dejadas en las muñecas por las ligaduras que mantienen atados a los miembros de la familia; el psicópata escupiendo la cerveza que está bebiendo sobre el cuerpo inerte de la madre; contrasta con la poderosa imagen en contrapicado de Dunn surgiendo de la piscina, con el rostro oculto por la capucha del chubasquero, convertido más en un símbolo que en una persona. Es en esta escena donde El protegido triunfa alcanzando su objetivo: la épica propia del nacimiento de un superhéroe surgiendo, y rompiendo, la sordidez de la violencia cotidiana.
Así, David Dunn (en una interpretación meritoria pero quizás demasiado esforzada de Bruce Willis) no puede ser un superhéroe con pasado traumático que teje su traje de colores y emprende una cruzada contra el crimen. En la primera escena, Dunn se nos presenta intentando ligar con una joven que se ha sentado junto a él en el vagón de tren en el que viajan. El detalle de verle quitándose el anillo de compromiso y el posterior fracaso en su acercamiento a la chica marca la desolación en la que vive el personaje. Cuando conoce a Elijah, le dice que todos los día se despierta sintiendo una profunda sensación de tristeza. En El protegido el superhéroe y el supervillano no deben su existencia en relación a los otros, en el caso del primero su objetivo como salvador de los oprimidos y en el segundo como castigador, sino que la búsqueda de su verdadera naturaleza es debido a una desesperada búsqueda interior para encontrar su lugar en el mundo, lo que convierte a El protegido en un film profundamente existencial.
Fiel a estas intenciones, Shyamalan busca la difícil armonía entre la espectacularidad inherente al cine de superhéroes y el intimismo del drama personal, evidente en la utilización del formato panorámico: no es casualidad que El protegido sea una de las pocas películas en las que ha elegido el formato scope, propio del cine espectáculo, precisamente para llenarlo de imágenes marcadas por la melancolía. El director de El bosque utiliza la puesta en escena para revelar la auténtica naturaleza de sus personajes, introduciendo los elementos fantásticos que contaminan la atmósfera realista: cuando Dunn levanta las pesas delante de su hijo, con cada vez más peso, hasta un límite sobrehumano, la cámara se coloca en picado encima de él y acompaña el movimiento de subida y bajada, como si estuviera levantando el propio peso fantástico del film; la escena en la que el niño, convencido de las cualidades superheróicas de su padre, le apunta con una pistola seguro de la invunerabilidad de aquél, es rodada con planos temblequeantes y movimientos rápidos, como si la cotidianidad se viera sorprendida y alterada por la irrupción de lo mitológico; en cada una de las primeras apariciones de Elijah en diferentes edades (recién nacido, niño y adulto) siempre vemos su imagen reflejada (un espejo, la pantalla apagada de un televisor, un cuadro) poniendo en evidencia la ambigüedad moral del personaje.
Este contínuo juego entre las apariencias (lo que se ve) y la realidad (lo que se es) se confirma y explota de manera casi catártica cuando Dunn finalmente asume su condición de superhéroe y salva a una familia de un psicópata que les ha encerrado y torturado en su propia casa: la lluvia del exterior, que azota el edificio; los planos de las estancias oscuras y silenciosas de la casa; las marcas dejadas en las muñecas por las ligaduras que mantienen atados a los miembros de la familia; el psicópata escupiendo la cerveza que está bebiendo sobre el cuerpo inerte de la madre; contrasta con la poderosa imagen en contrapicado de Dunn surgiendo de la piscina, con el rostro oculto por la capucha del chubasquero, convertido más en un símbolo que en una persona. Es en esta escena donde El protegido triunfa alcanzando su objetivo: la épica propia del nacimiento de un superhéroe surgiendo, y rompiendo, la sordidez de la violencia cotidiana.
6 comentarios:
NO me gustó especialmente, creo que Shyamalan está muy sobrevalorado, de hecho suyas solo me gusta "Señales" que me encanta.
De el protegido unicamente destacaría el final cuando se pone a tocar a todo el mundo en la estación con una banda sonora que me pusó los pelos de punta.
Con lo que le gusta a usted los superhéroes es una lástima que no disfrute con una peli que creo que refleja modélicamente lo que sería un superhéroe realista.
Desde luego, la escena de la estación y la posterior del rescate son extraordinarias, al igual que el tema de James Newton Howard.
Para mí, Shyamalan es uno de los directores americanos (a pesar de su origen indio) más interesantes del momento. En el blog ya hemos visto dos pelis más que notables, pero de aquí vamos para arriba.
Totalmente de acuerdo, Mr. Int. Cuando salí del cine de ver esta película, tuve la sensación de estar ante lo más cercano a una historia de corte realista que se puede hacer en celuloide usando recursos habituales del género de los superhéroes. Temas como el de la dicotomía-complementariedad entre el héroe y el villano, o el de la aceptación de un destino preconcebido a realizar en nuestro paso por la existencia, me parecieron que estaban resueltos de una manera soberbia.
Puede que entre el famdon exista una gran polémica en torno a esta película (cosa que no acabo de entender), pero mi corazoncito de seguidor de los superhéroes desde hace casi tres décadas se sintió reconfortado tras el visionado de la misma.
Espero sus opiniones de las siguientes obras de este director con muchas ganas, ya que el resto de su filmografía me parece de lo más notable. Aunque no puedo negar que esta en concreto tiene algo especial para mí, por motivos obvios.
El principal problema de EL PROTEGIDO fue venir después del tremendo éxito de EL SEXTO SENTIDO, peli con la que comparte una mirada, un estilo, pero que es superior a esta: más profunda e, incluso, diría que más personal.
Las devastadoras críticas que está recibiendo THE LAST AIRBENDER certifica el divorcio definitivo entre Shyamalan y la crítica USA. Una pena, pues a la vez que su cine ha ido a mejor, ha ido perdiendo el favor del público.
Pues a mí esta sí que me parece un peliculón asombroso, de esos que ves varias veces y todavía sigues encontrando diferentes lecturas que no habías captado en un primer momento.
De hecho, aún jugando con un giro sorpresa final similar al mostrado en el Sexto Sentido, me parece todavía más acertado, más impactante y mucho menos tramposo. La segunda vez que ves el filme, en todo momento ves que prácticamente te recalcan que ÉL es el villano del superhéroe. Como ejemplo pongo la explicación de la manera de dibujar los ojos de un personaje malvado, prácticamente describe los suyos.
Por eso y mucho más, creo que es una pequeña joya que, en mi opinión, hasta merece más nota.
La mejor de Shyamalan, la verdad, el resto de sus películas ya no me gustan tanto. De hecho, sin contar The Last Airbender, las dos últimas no me gustan casi nada.
A mí también me gusta mucho EL PROTEGIDO, pero detecto unos problemas de ritmo y de estructura heredados de EL SXTO SENTIDO que, afortunadamente, desaparecerán en próximas pelis.
El giro del final sí que me parece forzado y los letreros con que finaliza me parecen horribles.
Lo que se confirma es que las mejores pelis de superhéroes son las que, precisamente, no adaptan ninguno y a las pruebas me remito: ROBOCOP, DARKMAN y esta misma.
Gracias a todos por los comentarios.
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