viernes, 22 de enero de 2010

Impacto súbito

(Sudden Impact) USA, 1983. 117m. C.
D.: Clint Eastwood
I.: Clint Eastwood, Sondra Locke, Pat Hingle, Dradford Dillman

Lo primero que llama la atención de Impacto súbito, cuarta entrega de las desventuras de Harry Callahan, es el tono. Si la inaugural Harry el sucio había planteado la atmósfera de un thriller diurno y las siguientes entregas habían continuado por ese camino con resultados cada vez más endebles (en parte, consecuencia de la repetición de esa atmósfera), en esta ocasión el film muda de piel y, a la vez que el protagonista abandona por primera vez su icónica San Francisco, el film se despoja de sus rasgos policíacos para desarrollar una atmósfera tétrica y gótica, que lo acerca al género de terror. Este cambio se debe, sin lugar a dudas, a la labor del director, el propio Clint Eastwood en su primera, y única, labor tas las cámaras en la saga (si obviamos su trabajo no acreditado en algunas secuencias de la primera entrega).

En
Impacto súbito, Eastwood vuelve a plantear la figura del justiciero sobrenatural, rodeado de un hálito ambiguamente fantástico dispuesto a impartir justicia y que ya había desarrollado en Infierno de cobardes y que volvería a retomar en El jinete pálido y Sin perdón. Así, desde el principio, Harry hará gala de una serie de cualidades sobrenaturales: el atraco en la cafetería en el que, de repente, Harry aparece en el interior des establecimiento sin que en ningún momento sepamos como o por donde lo ha hecho; o el instante en que provoca un ataque al corazón a un mafioso con su mera presencia, como si tuviera poderes parapsicológicos.

Impacto súbito
es un film de una atmósfera fuertemente mortuoria. El personaje de Jennifer Spencer, quien sufrió una brutal violación junto a su hermana, dejando a esta última en estado catatónico, es un Dorian Grey vengador, quien manifiesta en sus turbulentos cuadros el infierno que lleva dentro. A su modo, es otro fantasma, despojado de cualquier atisbo de humanidad por una atroz agresión. En ella, Harry encuentra un alma gemela, una representación de los valores que él mismo defiende, pero quien, libre de cualquier atadura moral o legal es todo aquello que él nunca podrá ser: un ángel exterminador capaz de impartir su castigo por encima del bien y del mal. En el clímax del relato, Harry recibirá una brutal paliza y será dado por muerto. En el enfrentamiento final, surgirá entre las tinieblas, convertido en una figura oscura, una silueta en la que no podemos renococer ningún rasgo familiar: por un instante, a través de la violencia, Harry Callahan se transforma en una fuerza sobrenatural, cuya existencia se basa, únicamente, en castigar a través del fuego. Un fugaz instante que le servirá para comprender que lo que merece Jennifer no es ser condenada por sus actos, sino sentir compasión por quien se ha sumergido en las tinieblas y ya no es capaz de salir.


2 comentarios:

fer1980 dijo...

¿Tres estrellas solo?, cinco, se merece cinco y "na más", xd, pedazo pelicula me gusto mucho y cuanto más pienso en ella más me gusta, es puro Miller, la mejor de la saga (a falta de ver la quinta, vaya) sin duda.

José M. García dijo...

Estoy de acuerdo en que es la mejor secuela de la saga, pero no la encuentro a la altura de la original "harry el sucio". Toda la parte que se centra en la relación entre Harry y Jennifer es excelente, así como su resolución, pero hasta llegar ahí se dan demasiadas vueltas en un guión que sufre de ser una cuarta entrega con unos materiales algo desgastados ya.

Un saludo y que usted lo pase bien en sus vacaciones.