USA/India, 2008. 91m. C.
D.: M. Night Shyamalan P.: Barry Mendel, Sam Mercer & M. Night Shyamalan G.: M. Night Shyamalan I.: Mark Whalberg, Zooey Deschanel, John Leguizamo, Ashlyn Sanchez F.: 1.85:1
Que el último trabajo de M. Night Shyamalan sea una espectacular superproducción llena de efectos especiales y secuencias de acción resulta chocante en una filmografía que ha hecho del minimalismo y la concreción sus señas de identidad. Varios pueden ser los motivos por los que el director indio ha realizado Airbender. El último guerrero (y, seguramente, el principal haya sido de orden económico), pero podríamos enfocarlo como una respuesta a la depuración absoluta que El incidente hace de los estilemas (narrativos y argumentales) habituales de Shyamalan, como si la experiencia autoreflexiva de La joven del agua hubiera servido de rito de purificación con la que despojarse de toda carga accesoria para trabajar directamente sobre el esqueleto del relato.
Si el acercamiento de Shyamalan suele apoyarse en las bases icónicas del género (el relato de fantasmas o el de súper-héroes, las invasiones extraterrestres, las fábulas adultas o la literatura postmoderna), en El incidente utiliza los parámetros de la ciencia-ficción de los 50 en clave de Serie B, concretado tanto en una aparente parquedad de medios (con esa amenaza invisible) como en una concisión narrativa que se refleja en los escasos 90 minutos que dura el film. Una mirada naturalista que afecta principalmente al acercamiento directo, despojado de todo matiz épico, a unos personajes que en su desnudez reducen al ser humano a su condición de insignificante ser, torpe y ridículo, en el conjunto de su ecosistema. Un naturalismo que no está reñido con la habitual habilidad del director de Señales para elaborar sofisticadas set pieces, aquí marcadas por el signo de lo macabro (la lluvia de obreros de la construcción o el travelling que sigue el itinerario mortífero de una pistola) y atento a localizar el núcleo del terror en el centro de lo cotidiano (la escena final en la apartada granja).
Como no podía ser de otra manera en el director que con El sexto sentido y El protegido realizó sendas crónicas de la devastación sentimental del ciudadano moderno, el apocalipsis según Shyamalan es la respuesta enigmática y abstracta de los problemas que marcan la relación de pareja de sus protagonistas. El incidente acaba siendo un viaje en el tiempo en el cual los personajes vagan sin rumbo, dejándo atrás los accesorios que definen su condición de seres civilizados y modernos: los transportes (como el tren o los automóviles) y los medios de comunicación (los móviles o las radios) o bien no funcionan o son portadores del horror (la escalofriante llamada telefónica entre una madre y su hija). Una odisea que comienza en un entorno urbano (el parque donde se desata la alarma) y que acaba en una destartalada granja en medio de la nada, donde los protagonistas tendrán que enfrentarse al problema de todo: el ser humano, capaz de lo peor (el egoísmo y la agresividad representado en la anciana que les da cobijo) y de lo mejor (la claudicación amorosa de la pareja protagonista).
Aunque El incidente parece querer cerrar su pesimista discurso con una nota de esperanza (el alumbramiento de una nueva vida) la coda final que clausura el film, quizás innecesaria pero no incoherente, lo convierte en el trabajo más nihilista de su director: por mucho que lo intentemos evitar, estamos condenados y nunca sabremos ni el cómo ni el por qué. Quizás, simplemente, ya no tenemos nada (bueno) que aportar al planeta.
Si el acercamiento de Shyamalan suele apoyarse en las bases icónicas del género (el relato de fantasmas o el de súper-héroes, las invasiones extraterrestres, las fábulas adultas o la literatura postmoderna), en El incidente utiliza los parámetros de la ciencia-ficción de los 50 en clave de Serie B, concretado tanto en una aparente parquedad de medios (con esa amenaza invisible) como en una concisión narrativa que se refleja en los escasos 90 minutos que dura el film. Una mirada naturalista que afecta principalmente al acercamiento directo, despojado de todo matiz épico, a unos personajes que en su desnudez reducen al ser humano a su condición de insignificante ser, torpe y ridículo, en el conjunto de su ecosistema. Un naturalismo que no está reñido con la habitual habilidad del director de Señales para elaborar sofisticadas set pieces, aquí marcadas por el signo de lo macabro (la lluvia de obreros de la construcción o el travelling que sigue el itinerario mortífero de una pistola) y atento a localizar el núcleo del terror en el centro de lo cotidiano (la escena final en la apartada granja).
Como no podía ser de otra manera en el director que con El sexto sentido y El protegido realizó sendas crónicas de la devastación sentimental del ciudadano moderno, el apocalipsis según Shyamalan es la respuesta enigmática y abstracta de los problemas que marcan la relación de pareja de sus protagonistas. El incidente acaba siendo un viaje en el tiempo en el cual los personajes vagan sin rumbo, dejándo atrás los accesorios que definen su condición de seres civilizados y modernos: los transportes (como el tren o los automóviles) y los medios de comunicación (los móviles o las radios) o bien no funcionan o son portadores del horror (la escalofriante llamada telefónica entre una madre y su hija). Una odisea que comienza en un entorno urbano (el parque donde se desata la alarma) y que acaba en una destartalada granja en medio de la nada, donde los protagonistas tendrán que enfrentarse al problema de todo: el ser humano, capaz de lo peor (el egoísmo y la agresividad representado en la anciana que les da cobijo) y de lo mejor (la claudicación amorosa de la pareja protagonista).
Aunque El incidente parece querer cerrar su pesimista discurso con una nota de esperanza (el alumbramiento de una nueva vida) la coda final que clausura el film, quizás innecesaria pero no incoherente, lo convierte en el trabajo más nihilista de su director: por mucho que lo intentemos evitar, estamos condenados y nunca sabremos ni el cómo ni el por qué. Quizás, simplemente, ya no tenemos nada (bueno) que aportar al planeta.
2 comentarios:
he de reconocer que el Incidente recibió en su día más palos de lo debido. Tiene durante su primera parte algunas imágenes terriblemente sugerentes (todos los momentos de los suicidios son notas de gran cine)
Luego, hay que reconocer que el hombre se había metido en un berenjenal del que ya no sabía salir y empiezan a suceder cosas extrañas (los tíos que disparan a los niños, la anciana de la granja) y el final es totalmente arbitrario. Además pienso que los dos actores protagonistas están horribles.
La relación de Shyamalan con la crítica ha ido de mas a menos y en las últimas pelis se ha radicalizado mucho, hasta el punto de que creo que no existen opiniones positivas de AIRBENDER: EL ÚLTIMO GUERREO. Empiezo a pensar que le tienen ganas.
Yo no veo que Shyamalan esté perdido en ningún momento. De hecho el final con la anciana me parece lo mejor de la peli y me recuerda al encuentro con la criatura de EL BOSQUE.
Para mí todos los actores están muy bien, lo que pasa es que tienen que defender unos personajes con unas actitudes chocantes y, a veces, irrisorias y casi ridículas lo que creo que, como digo en la reseña, es deliverado.
Un saludo.
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