jueves, 24 de enero de 2013

Django desencadenado

(Django Unchained)
USA, 165m. C.
D.: Quentin Tarantino P.: Reginald Hudlin, Pilar Savone & Stacey Sher G.: Quentin Tarantino I.: Jamie Foxx, Christopher Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerry Whasington


The Tarantino Connection
¿Cuál es la evolución que podemos encontrar en la carrera de Quentin Tarantino desde la fundacional y ya mítica Reservoir Dogs hasta su último trabajo, la película de la que nos ocupamos en estas líneas? Más allá de los aspectos técnicos o formales, podemos hablar de una cuestión de mirada. El director de Tennesse pertenece, resulta casi redundante decirlo a estas alturas, a una larga estirpe de cineastas/cinéfilos -por ejemplo, Jean-Luc Godard, Peter Bogdanovich, Steven Spielberg o Martin Scorsese-, los cuales, en una parte de su filmografía o en su totalidad, han intentado recrear a través de su obra el cine que les formó como espectadores. En sus primeras tres películas -la mencionada Reservoir Dogs, Pulp Fiction y Jackie Brown-, Tarantino recuperaba los iconos y los estilemas propios de una serie de determinadas modalidades genéricas cinéfagas y literarias -el cine noir, la literatura pulp y el cine blaxploitation- para utilizarlas en unos títulos totalmente contemporáneos. 

Kill Bill -especialmente su primer volumen- supuso un punto de inflexión. La utilización al inicio del film del logo original de la legendaria productora oriental de los Shaw Brothers se presentaba como una declaración de principios por parte del director de Malditos bastardos: su intención ya no era manejar una serie de iconos reconocibles, sino la de realizar un intento de recreación de esos iconos: es decir, Kill Bill suponía el trabajo no tanto de un cineasta como de un DJ, cuyo ingenio a la hora de rescatar samplers del pasado le permitía el realizar un producto altamente reconocible en sus bases como inequívocamente personal.

No deja de resultar curioso que sea precisamente una de sus películas menos populares, Death Proof, la que mejor ha reflejado el ideario cinematográfico tarantiniano. Perteneciente en su versión original al mutilado proyecto Grindhouse, el segmento de Tarantino no se limitaba a ser un intento de simulacro -como sí sucedía con su compañera natural, la fallida Planet Terror-, sino que suponía un complejo ensayo cinéfilo que reflexionaba acerca de la viabilidad de los materiales del pasado en el panorama cinematográfico actual. Por tanto, podemos encontrar aquí una contradicción: está claro que, como espectador, a Tarantino le entusiasma ese cine popular, humilde y agresivo (exploitation, terror, gore, partiendo de la B hasta culminar en los abismo de la Z), pero como director no lo considera digno de su arte.

Once Upon a Time in the West
El comienzo de Django desencadenado es, hasta el momento, el mayor logro de Tarantino en su faceta sampleadora. Los títulos del crédito -con las imágenes de ese desierto rocoso, la letras impregnadas de un rojo furioso que llena la pantalla y la música de Luis Bacalov- nos transporta, de manera harto efectiva, a un cine de barrio de los años 60. Los que, como un servidor, vimos el original Django, dirigido por Sergio Corbucci en 1966, en los márgenes de nuestra pantalla de televisión, intentando contagiarnos del espíritu del spaghetti-western de la época, constatamos la inutilidad del intento: Django desencadenado nos recuerda que la experiencia cinematográfica no consiste sólo en el acto de ver una película, sino todo lo que la rodea y la complementa: la pantalla gigantesca, el sonido atronador y envolvente, y el acompañamiento de un público desconocido, pero ávido, como uno mismo, de emociones fuertes.

Es por ello que, tras esta epifanía, lo que viene a continuación resulta tan desconcertante: la presentación de los protagonistas del film, el esclavo Django y el cazarrecompensas King Schultz, durante la liberación del primero, establece el tono predominante en el film: por un lado, la loable intención de su autor de rescatar todo el salvajismo inherente a la época que retrata, especialmente visible en el brutal trato a los esclavos negros y la descarnada violencia que acompaña a los tiroteos y enfrentamientos, con esos cuerpos destrozados por las balas, explotando en torrentes de hemoglobina; al mismo tiempos, estas acciones son mostradas a través de una mirada irónica, incluso sardónica, que sublima el impacto a través de la parodia sangrienta del mismo.

Quentin Tarantino parece haber decidido utilizar el pretérito en sus films para reescribir la historia y saldar las injusticias de ésta a través del cinematógrafo. Si en su anterior e igualmente irregular Malditos bastardos le permitía a un actor judío -Eli Roth- saldar las cuentas de su pueblo ante el mismísimo Hitler, en Django desencadenado se repite la misma premisa: en este caso, haciendo que un actor negro se rebele contra el opresor blanco, haciendo saltar por los aires -literalmente- la iconografía de éste, como son las grandes mansiones sureñas y las plantaciones de algodón. Por tanto, el material elegido -el spaghetti-western en clave blaxploitation- se subordina al discurso. Y el discurso se impone a la película. Aunque Django desencadenado no está dividida en capítulos su estructura resulta inequívocamente episódica, construida en base a una serie de bloques de irregular ensamblaje: una vez más, Tarantino cae hechizado bajo el influjo de sus propios personajes y del sonido de sus voces, lastrando el ritmo del film a través de la retórica y la digresión sin rumbo.

Tarantino Superstar
Volvamos a la pregunta con la que abríamos este texto. ¿Qué ha cambiado en el cine de Tarantino? Más allá de posibles elucubraciones teóricas comos las expuestas hasta aquí, hay una cosa clara:el propio Tarantino ha cambiado. En su crítica de Reservoir Dogs, Tomás Fernández Valentí recuerda cómo en 1992, en el marco del Festival de Sitges, la película era presentada por un "humilde novato" que se dirigía al público con timidez (1). Esa humildad iría desapareciendo a medida que Tarantino se vio convertido en un icono generacional mediático, a través de toda una serie de cameos, colaboraciones y apariciones televisivas en formatos populares como "American Idol" y convirtiéndose en una marca de fábrica: lo tarantiniano.

No me cabe duda de que Tarantino es posiblemente el director con más talento, y el más personal, de su generación. Y eso se ve en Django desencadenado cuando se centra en rodar su película del oeste, consiguiendo no pocos momentos memorables e imágenes para el recuerdo: el enfrentamiento de Django con los capataces que torturaron a su esposa; el reencuentro visual con ésta, contrapunteado por la impotencia de no poder ayudarla mientras es vejada y humillada; la masacre en la mansión de Calvin Candie; el caballo blanco teñido de rojo por la sangre de su dueño; o ese campo de algodón manchado por la sangre de uno de los capataces que lo vigilaba.

No deja de resultar irónico que, en la trayectoria de su carrera, haya tenido más relevancia un relativo fracaso como fue Jackie Brown que el estrepitoso triunfo de Pulp Fiction: la indiferencia del público ante la que me sigue pareciendo su mejor película marcó el camino a seguir por Tarantino en su futuro: haciendo, desde luego, sus películas con plena libertad creativa, y se nota, pero sin perder de vista a su público y a lo que éste espera de él. Llegados a este punto, resulta inevitable toparse con un callejón sin salida personal. Ese es un camino que me resulta frustrante y que no me interesa. Pero, desde luego, ese es un problema mío y no del millonario Quentin Tarantino.
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(1) http://www.cinearchivo.com/site/fichas/Ficha/FichaFilm.asp?IdPelicula=2586


9 comentarios:

Ryo Hazuki dijo...

Muy buenas Int.
Estoy de acuerdo con tu entrada, Tarantino lleva ya tiempo que siempre hace lo mismo. Sus películas son homenajes a las películas que el amaba, este fin de semana me vi Lady Snowblood lo más seguro es que la conozcas, fue la peli que le inspiro para hacer Kill Bill.
De tu entrada me ha gustado bastante como has descrito a Tarantino, como si fuera un Dj, y es que el lo que hace es crear una peli a partir de momentos y escenas de pelis que a él le gustan, desde que comenzó su carrera, solo hay que ver Reservoir Dogs que es muy parecida a City on Fire (1987) de Ringo Lam. Lo bueno es que al menos el bueno de Quentin lo admite, algo de elogiar.
En cuanto a Django a mi me gusto, tiene buenos momentos pero a Tarantino se le va todo en los últimos 30 minutos, por cierto no ¿te recordó bastante el tiroteo de la mansión a los Heroic Bloodsheed de John Woo?, es que en cuanto vi esa escena se me vino A better Tomorrow 2 a la cabeza.
Por supuesto comparto contigo en que el mejor trabajo de dirección de Tarantino es Jackie Brown, quizás su peli más adulta y en la que se ve una evolución que por desgracia no ha ocurrido en sus siguientes trabajos.
Un saludo!!

José M. García dijo...

Hola Ryo.

En primer lugar, lo de comparar a Tarantino con un DJ no es una idea exclusiva mía, sino que ha sido utilizada por otras firmas como, por ejemplo, Quim Casas.

Ya entrando en materia, yo no estoy tan seguro de la honestidad de Tarantino en relación a sus "préstamos". Es cierto que él se deshace en elogios de ese tipo de cine, pero es consciente que la mayoría de su público desconoce esas fuentes y se las va a atribuir a él como genialidades suyas. Siguiendo tu ejemplo, pocos saben que el celebrado clímax de "Kill Bill Vol.1", el enfrentamiento en la nieve entre la Novia y O-Ren está sacado de "Lady Snowblood", tema musical "Flowers of Carnage" incluído. Lo mismo vale para el final de "Reservoir Dogs" calcado del de "City on Fire".

"Kill Bill" es la película en la que más lejos ha llegado en este sentido, empezando por el préstamo argumental de "La novia vestida de negro" de Truffau.

La referencia a "A Better Tomorrow 2" podría no estar errada, sobre todo si tenemos en cuenta que en "Amor a quemarropa", dirigida por Tony Scott con guión de Tarantino, los protagonistas, Clarence y Alabama veían dicha película y dicho explosivo final en la televisión.

Siempre reconforta encontrar admiradores de una película que cotiza tan poco entre los fans de Tarantino. "Jackie Brown" me parece la única película suya en la que trabaja con seres humanos de verdad, y no con iconos.

Un saludo.

Stranno dijo...

Me pareció bastante regular. Hay partes realmente infumables. El tiroteo en la mansión es lo peor de todo y supongo que era la parte más esperada por cualquier fan de Tarantino. Una escena estúpida con intentos de humor forzado (el tipo que recibe mil tiros), protegiéndose con un armario de una forma totalmente chabacana (que no me extrañaría que eso estuviera improvisado porque la secuencia no tiene sentido). Y el colmo final donde matan a la paisana refinada y sale disparada en un ángulo totalmente distinto a la trayectoria de la bala y que es obvio que están tirando de ella.

Que sí, que todo serán homenajes, pero es que queda muy cutre. Seguro que ni en los western italianos se llegaba a extremos tales.

Y el cameo pues también un poco regular, el chiste fácil de la dinamita y pista. Lo único que me sorprendió de esa escena es lo gordo que está Tarantino, siempre fue un fideo.

Incluso los momentos cómicos del KKK se le va completamente de las manos. La esclava es un cero a la izquierda. El carisma está basado en personalidades extremas que no aportan mucho más que momentos de tensión ocasionales. El doblaje de Samuel L Jakson es lamentable (es tan histriónico que ni siquiera hace gracia).

En fin, que no soy un gran seguidor de Tarantino, como bien puede atestiguar Kill Bill, pero es una de las peores, si no la peor (porque no he visto la del asesino del coche), que he visto de este hombre.

Anónimo dijo...

...pues yo la disfruté como un enano. Salí encantado. Qué le vamos a hacer.. :) saludos desde Alicante.

José M. García dijo...

Stranno: curiosamente, más que a los spaghetti-westerns clásicos, a mí me recuerda más a "Sukiyaki Western Django", una especie de precuela/homenaje del "Django" original de Corbucci dirigido por Takashi Miike y en el que, además, salía Tarantino en un papel secundario. Sin duda, "Django desencadenado" no es tan delirante y absurda como esa, pero sí que comparte un parecido sentido del humor, entre la ironía de brocha gorda y la parodia.

Anónimo: Entiendo perfectamente que te haya gustado. Yo tengo dos amigos a los que les ha encantado. Como digo en el texto, ya se trata de un caso profundamente subjetivo: simplemente, no conecto con ese tipo de cine.

Un saludo a los dos.

Lord_Pengallan dijo...

Estoy bastante de acuerdo con todo menos con lo de la reescritura de la Historia, pero eso ya lo desarrollaré en mi blog.

A mi me ha parecido más sólida que la anterior pero está tan supeditada a un discurso revisionista que la película se va por el sumidero justo cuando aparece Leonardo, no por él si no porque el guión cada vez se hace más ridículo.

El problema de Tarantino es que nadie le dice que no y eso es muy difícil de resolver.

José M. García dijo...

A mí me gustó más "Malditos bastardos", a pesar de su irregularidad, porque me pareció más sorprendente. Cuando esperaba un film bélico de comandos, con los Bastardos cazando nazis, me encontré con una fantasía cinéfila muy personal y que, desde luego, sólo podía haber hecho Tarantino.

Estoy de acuerdo en que lo que necesita es un editor que le corrija los guiones. Cada vez más, Tarantino queda hipnotizado por sus personajes y sus palabras, perdiendo de vista el nucleo de lo que está contando.

De hecho, se habla de la posibilidad de sacar una edición extendida en formato doméstico, toda una contrariedad teniendo en cuenta que a la película le vendría muy bien, precisamente, una poda de metraje.

Un saludo.

manipulador de alimentos dijo...

Una decepción 'Django', no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!

José M. García dijo...

Bueno, yo creo que ese algo ya lo encontró hace tiempo en sus primeras películas. Y en realidad, Tarantino sigue haciendo el mismo cine que antes, la diferencia radica en que, quizás, ahora los géneros en los que se mueve y el estilo que utiliza le permite ser más excesivo e hiperbólico. Hay gente a la que le gusta mucho y a otros, como a nosotros, menos.

Aprovecho para destacar el dossier publicado en el Dirigido por de febrero titulado "Tarantino. Cinefilia y postmodernidad". Una mirada colectiva y generalista a su cine que resulta muy reveladora. Altamente recomendable.

Un saludo.