USA, 2011. 130m. C.
D.: Justin Lin P.: Vin Diesel, Michael Fottrell & Neal H. Moritz G.: Chris Morgan, basado en los personajes de Gary Scott Thompson I.: Vin Diesel, Paul Walker, Jordana Brewster, Dwayne Johnson
¿Cuales son los elementos que hemos de pedirle, exigirle me atrevería a decir, a una buena película de acción? Sin lugar a dudas, un elevado componente espectacular. Espectáculo cuyo objetivo es espolear la emoción del público. El carácter evasivo del actioner ha sido utilizado en no pocas ocasiones para intentar disculpar la anoréxica dramaturgia de algunos de sus exponentes cuando, en realidad, supone un elemento clave del arte. Pero no en el sentido de servir de escape para el espectador del lado más gris de su realidad cotidiana, sino de medio catalizador de las obsesiones más enterradas del público. Así, si el cine de terror sirve para exorcizar los miedos más primigenios del espectador, el cine de acción actúa de válvula de escape de sus instintos de conservación más primarios: el enfrentamiento ante los conflictos diarios transmutados en la pantalla en violentas odiseas supervivencialistas. No es casualidad, en este sentido, que el grupo de atracadores liderados por Dominic Toretto adquieran la forma de unos modernos Robin Hood dispuestos a luchar contra los poderes económicos que esclavizan las favelas brasileñas y corrompen la estabilidad de la base sobre la que se asienta la ley y el orden. En su condición de desclasados, de apartados de la sociedad por su propia voluntad, Toretto y los suyos se convierten en el brazo fuerte de todas las familias esclavizadas en una pobreza a perpetuidad.
Y espectacularidad no es lo que falta precisamente en Fast & Furious 5. La primera secuencia del film dirigido por Justin Lin, después de una inicial escena de introducción que nos remite a la entrega anterior, supone una ruidosa declaración de principios: un impresionante asalto a un tren que transporta en su interior unos lujosos coches custodiados por agentes federales. El escenario -un polvoriento desierto lleno de afiladas rocas- y la manera de acercarse al tren en marcha con los bandidos montados en sus vehículos lo asemejan a un neowestern cruzado con Mad Max. No menos memorable será la huida por los tejados de las favelas donde Toretto se había ocultado, junto al antiguo agente federal, asentado ahora al otro lado de la ley, Brian O'Connor, acompañado de su novia y hermana de Toretto, Mia, y que servirá de primer encuentro con el rocoso agente Luke Hobbs. Fast & Furious 5 parece querer renegar de sus orígenes (en su objetivo de conseguir un coche veloz, Toretto y O'Connor se acercan a una de las reuniones de carreras ilegales que suponían el ingrediente principal de A todo gas. La decisión de dejar la carrera que servirá para ganar el vehículo necesario en elipsis subraya la idea de que la saga se ha convertido en otra cosa) para apostar por el concepto del super-thriller , una mezcla anabolizada de Misión: Imposible y Ocean's Eleven, que concentra las dosis intrínsecas de erotismo macarra de la saga a través de elementos propios del cine de espionaje -la manera tan ridícula como simpática con la cual Gisele consigue las huellas necesarias para abrir una caja fuerte- o el cine de superhéroes -el choque directo entre dos trenes de mercancías cárnicos como son Toretto y Hobbs, atravesando las paredes y haciendo temblar el suelo que nos hace pensar que estamos ante dos gigantescas criaturas en una monster movie-.
Pero si, como hemos dejado claro hasta el momento, el espectáculo es un elemento importante en una película de acción, no lo es menos la dramaturgia sobre la que se asienta el exhibicionismo pirotécnico. Después de todo, el drama es el alma de la épica, entendiendo épica no como la exaltación de la lucha, de los arquetipos más belicosos de la misma, sino el riesgo del sacrificio que conlleva dicha lucha. Parados, cada uno en un coche de la policía robado, ante un semáforo en rojo, Han Lue le dice a sus compañeros que si el golpe que van a dar (robar 100 millones de dólares) no sale bien, posiblemente todos acaben muertos. Es decir, que lo que se pone en juego -la propia vida- está a la altura de por lo que se apuesta. ¿Y qué es lo que buscan los orgullosos desarraigados de Fast & Furious 5? Tras escapar de Hobbs y sus hombres, Mia les cuanta a su novio y a su hermano que van a ser padre y tío, respectivamente, pues está embarazada. El objetivo del súpergolpe no es la codicia (atención a la escena en la cual Toretto quema una pila de dinero), pues el dinero servirá para comprar su libertad o, lo que es lo mismo, la reivindicación de una libertad personal e intransferible, alejada de los parámetros impuestos por la sociedad: la necesidad, intrínseca al ser humano, de desarrollar su potencial individual a la vez que escoger su situación en el mundo: el grupo de Fast & Furious 5 buscan tanto su recompensa personal (11 millones cada uno) como la colectiva a la hora de funcionar como un equipo cohesionado en el que la solidaridad está por encima del egoísmo.
Es por ello que el clímax final del film, una impresionante persecución automovilística con dos coches arrastrando una gigantesca caja fuerte mientras intentan acorralarles la policía, y que en su apuesta por el espectáculo al límite, tensando la suspensión de la incredulidad del espectador, lo sitúa al margen del delirio, toma la forma de una lección moral, con el puente convertido como frontera existencial, el último paso de cara a ganarse su libertad. De esta manera, no podemos sino sumarnos al sentimiento de alegría de cada uno de los miembros del equipo de Toretto en los minutos finales del film, outlaws orgullosos de serlo (como bien indicaba Antonio José Navarro en su excelente crítica publicada en Dirigido por) y cuyas hazañas nos recuerdan que la Justicia no es sólo un concepto humano, y, por tanto, fácilmente manipulable de cara a imponerse por la fuerza, sino una fuerza natural de orden moral que se halla unida a los principios idiosincrásicos del ser humanos.
5 comentarios:
2012, ya lo decían los Mayas, Int viendo F&F
No la he visto pero me encanta The Rock, es un cachondo mental y creo que es el único luchador, occidental, que ha acabado decentemente con su carrera en el cine. Y más que nada porque no se toma muy en serio a si mismo en las películas
A Vin Diesel es que no lo trago. Ni siquiera en Pitch Black
Hola Stranno. Hombre, a estas alturas si algo ha quedado claro de este blog es el carácter omnívoro de un servidor. De hecho, el primer "A todo gas" me pareció un film de acción bastante decente, aunque he de reconocer que me he saltado el resto de las entregas hasta esta quinta parte.
Comparto la simpatía por The Rock quien, además, ha demostrado una capacidad de convicción en sus papeles nada despreciable. Y sólo por protagonizar "Southland Tales" ya merece toda mi admiración.
En cuanto a Vin Diesel, poco tengo que decir, pues sólo le he visto en las dos entregas de "Fast & Furious" y en la primera "xXx" y no le falta carisma.
Un saludo.
¿No has visto "Salvar al soldado Ryan", Int? Vin Diesel era unos los hombres del pelotón comandado por Tom Hanks...
Hola, Jero. Sí que la he visto (aunque hace bastante que no la reviso), pero ni me acordaba que Vin Diesel salía en ella. Supongo que en un papel bastante secundario. "xXx" sólo la he visto una vez, hace bastante también, y, a pesar de la presencia de la gran Asia Argento, no me gustó nada. Tendría que recuperarla. Y, ahora que se acerca la tercera entrega de las aventuras de Riddick, posiblemente debería echarle un vistazo a "Pitch Black" y su continuación. Todo se andará.
Gracias por el dato y un saludo.
Mi favorita de una saga que nunca me ha entusiasmado, pero ha decir verdad Fast 5 es tan simple, divertida y digerible que debería servir de ejemplo para lo que tiene que ser cualquier película de acción ligerita que se precie.
Las excusas para que los dos mostrencos se den de leches son impagables XD
Lo que nunca perdonaré es que el final (por el momento) de la saga, que debe ser un momento memorable y epico se salde con la danza kurruro o como se escriba XD
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