domingo, 26 de septiembre de 2010

Revenge

(Revenge)
USA/México, 1990. 104m. C.
D.: Tony Scott P.: Hunt Lowry & Stanley Rubin G.: Jim Harrison & Jeffrey Alan Fiskin, basado en la novela de Jim Harrison I.: Kevin Costner, Anthony Quinn, Madeleine Stowe, Miguel Ferrer F.: 2.35:1


"Ella es Miryea, mi esposa.
Él es J. Cochran, mi amigo"
Tibey "Tiburon" Mendez

Durante los títulos de crédito de
Revenge vemos al protagonista, Cochran, en su último día como piloto de las fuerzas aéreas volando con su compañero. Una batería de planos nos muestran al avión realizando todo tipo de piruetas, pasando velozmente entre las montañas de un solitario desierto. Unas imágenes que, sin duda, resultarán familiares para los seguidores del director Tony Scott quien parece estar filmando una secuela o remake de su popular Top Gun. Ídolos del aire. Pero será una sensación equivocada, pues Revenge supone una pequeña anomalía dentro de su situación en la filmografía del hermano de Ridley Scott en cuanto se aleja del esteticismo mecánico de sus dos anteriores films para recuperar la atmósfera sensual de su opera prima, El ansia.

Revenge supone una experiencia extraña dentro del contexto del cine de acción de la época al subordinar el espectáculo y la pirotecnia que se le supone a estas cintas, dando una mayor importancia a las pulsiones humanas que desencadenan la tragedia. Por lo tanto, el film supone un reflejo invertido de la estructura tipo del género: no importan tanto las escenas de acción como el conflicto dramático que las dispara. La base de Revenge supone la pasión humana en sus variantes más extremas: el amor, la amistad, la traición y la violencia.

La fotografía baña los planos de un perpétuo tono rojizo habitual en la obra de Scott, pero al contrario que en la mencionada Top Gun. Ídolos del aire o Superdetective en Hollywood II no supone un mero ejercicio esteticista, sino que supone la visualización de los sentimientos que mueven a todos los personajes. De esta manera, las imágenes de Revenge destacan por su intensa fisicidad, remarcando los cuerpos de los protagonistas, aplastados por el agobiante calor, y que intensifica tanto sus deseos como sus acciones. Todo en Revenge supura pasión y deseo: la relación entre Cochran y Miryea se basa en la irresistible atracción física que sienten ambos; la brutal represalia que se toma Tibey, amigo del primero y esposo de la segunda, es consecuencia tanto del sentirse engañado por su mujer como traicionado por su amigo. Resulta lógico, por tanto, que Tony Scott se centre en dibujar la relación que une a los tres personajes, subrayando los viejos lazos de amistad entre los dos amigos, pero también la consciencia entre Cochran y Mireya de estar jugando a un juego muy peligroso. Es en estos momentos, con ambos comportándose tórpemente, como si fueran adolescentes, mientras intentan exprimir unos limones o en una conversación nocturna llena de insinuasiones subterráneas, donde la película alcanza su mayor intensidad dramática, pues como espectadores imaginamos cuales son las terribles consecuencias en caso de ser descubiertos tras observar las expeditivas soluciones que Tibey utiliza para zanjar cuentas con aquellos que le traicionan.

Revenge se divide en dos partes: por un lado, la pasión, y, por el otro, la venganza. Ambas partes están unidas por un interludio en el cual, tras ser descubiertos, los protagonistas son separados tras sufrir una brutal paliza y Cochran ser abandonado, malherido, a la merced inclemente del desierto, mientras Mireya, desfigurada, será internada en un prostíbulo donde vivirá un infierno de vejaciones, abusos y drogas. El momento en el que el deteriorado cuerpo de Cochram es encontrado y puesto en manos de una anciana curandera aporta una mirada telúrica que introduce un estimulante elemento fantástico en el film: Cochram es rescatado de la muerte para que pueda vengarse. De esta manera, Revenge se convierte en un film protagonizado por almas errantes que no pueden descansar en paz hasta hacer pagar a aquellos que les condenaron: durante su estancia en un bar, el acompañante de Cochram le dice que parece que ha visto un fantasma mientras él se mira al espejo, como si quisiera confirmarlo; más adelante, los compañeros que le ayudan en su objetivo le dicen que cuando se encuentre de nuevo con Tibey, éste pensará que está viendo a un fantasma.

Desgraciadamente, Tony Scott no aprovecha esta idea para convertir a su película en un intenso tour de force ultrarromántico y, en su segunda mitad, Revenge pierde toda la intensidad acumulada durante su primer acto. Como si los propios personajes dieran por perdida la posibilidad de volver a estar juntos, las venganza que emprende Cochram, encontrándose a aliados para la causa por el camino, eliminando uno a uno a los secuaces de su enemigo hasta, finalmente, enfrentarse cara a cara a él, resulta rutinaria, como si las imágenes de Tony Scott se movieran sólo por su fuerza esteticista y no por la energía de los acontecimientos que en ellas suceden. Sólo los momentos centrados en el calvario que sufre Miryea en el sórdido burdel, siendo violada contínuamente y sumida en un perpetuo ensoñamiento producto de la heroína que la obligan a tomar, nos ofrecen pequeños atisbos del modélico ejercicio acerca de las extremas acciones de las que el ser humano es capaz cuando es esclavo de sus pasiones que Revenge podía haber sido.


7 comentarios:

José M. García dijo...

Cuando me dispuse a ver la película me sorprendí al ver que sólo duraba 100m. cuando yo recordaba que casi llegaba a las 2 horas. Tras investigar un poco descubrí que Tony Scott sacó un Director's Cut para el mercado doméstico con unos 15m. menos.

Curiosamente, en los créditos tras aparecer el nombre de Jack Nitzsche como compositor aparece que Harry Gregson-Williams se ha encargado de la música adicional de la versión nueva. Como hacía mucho que no veía este film no sé decir que es lo que se ha suprimido o qué se ha añadido.

Nonchalant Debonair dijo...

Revenge es un típico producto de su época. En su momento, cuando Kevin Costner todavía computaba como sex-symbol, fue todo un peliculón. Como bien apuntas, una historia río con un montón de partes, con pasiones desbordadas e imágenes espectaculares. Vista hoy en día peca de estética de video-clip, argumento exagerado y en general poco creíble. La veo como una película divertida cuando eres un crío pero como un exceso precursor de Leyendas de Pasión de Brad Pitt cuando eres adulto. De eso que, de forma un tanto despectiva, llamamos "una peli de sábado por la tarde en la tele".

José M. García dijo...

A mí siempre me ha resultado simpática. Y, hombre, hace mucho que no veo "Leyendas de pasión" pero nunca se me habría ocurrido esa comparación: al menos "Revenge" es más sucia, más sórdida y pasional.

Yo sí me creo la historia gracias a la volcánica presencia de Madeleine Stowe. No me extraña que Kevin Costner se juegue la piel por ella... ¡y quien no lo haría! ¡Buff!

Un saludo.

Txema SG dijo...

Me la acabas de descubrir o más bien redescubrir, haciendo uso de memoria (y casi me provocó un ictus del esfuerzo) creo que la recuerdo de la época de "La Mano que Mece la Cuna" año arriba o año abajo, leída tú crítica creo que le daré un visionado.

Con que me entretenga me sentiré satisfecho.

José M. García dijo...

Échele un vistazo. A pesar de la decepción final, la película es muy interesante. Su primera mitad es de lo mejor rodado por Scott y, desde luego, no aburre. Además, salen Miguel Ferrer y John Leguizamo. Por si fuera poco, sólo por ver a la Stowe más sexy que nunca merece la pena.

el cautivo dijo...

La escena del polvo en el coche en marcha pertence a nuestra mitomanía erótica, hay que reconocerlo.

José M. García dijo...

Totalmente de acuerdo. Esa escena y su continuación en el lago transmite toda la pasión que mueve a los personajes.

Y no sé si estará de acuerdo conmigo, pero me recuerda mucho al polvo en la cabina telefónica entre Christian Slater y Patricia Arquette en "Amor a quemarropa".